Con la llegada del verano las playas y las piscinas se llenan de bañistas en la búsqueda del sol, la relajación y diversión. Pero para muchas personas, en especial las que padecen miopía o algún otro problema ocular, esta época también representa una serie de dificultades para la salud visual. El agua del mar y el cloro de las piscinas pueden provocar incomodidades o infecciones, si no se toman las medidas oportunas. El 70% de los miopes presentan problemas de visibilidad en lugares acuáticos.
Los ojos y el riesgo en la piscina con el cloro
Irritación ocular y visión borrosa
El cloro que está tan presente en las piscinas, puede ser un gran enemigo para tus ojos. Esta sustancia química, aunque útil para mantener el agua libre de microorganismos, irritación ocular, enrojecimiento y visión borrosa. Todo el problema se agrava si utilizas lentillas durante el baño, pues el cloro se adhiere a ellas y promueve que aparezcan infecciones.
Infecciones por contacto con agua
Llevar lentillas y nadar en la piscina puede llegar a tener consecuencias graves como la queratitis, un proceso inflamatorio de la córnea producido por microorganismos que pueden terminar adhiriéndose a la lente. Además, el agua modifica la geometría de la lentilla y puede dar lugar a molestias o hasta lesiones. Por eso, los oftalmólogos aconsejan que no las utilicéis y que optéis por gafas de agua graduadas que, al fin y al cabo, son las que protegen y corrigen la visión sin tener riesgos añadidos.
Cómo afecta el agua salada a los ojos
La sal y la sequedad ocular
El agua del mar puede parecer más natural, aunque su elevado contenido en sal la vuelve también un tanto molesta. La abundancia de sal hace que deshidrate la superficie del ojo, de tal forma que aparecen sensaciones de picor, escozor y sequedad. Y si hay viento o llevamos mucho rato al sol la sensación empeora, llegando a influir en la calidad de la visión.
Arena y rayos UV en la playa
En la playa, los ojos se ven expuestos a ciertos enemigos, en este caso, la arena y los rayos de tipo UV. Las partículas de arena afectan la integridad ocular ocasionando microlesiones, todo esto sin olvidarnos de la conjuntivitis, y si por casualidad las gafas que llevemos no protegen la vista de la acción de los rayos UV de forma prolongada los rayos del sol afectan la retina. Para este caso el hecho de una buena protección UV de las gafas, resulta fundamental para el mantenimiento de la salud ocular.
Soluciones y consejos para cuidar tus ojos en verano
La miopía perjudica la capacidad visual pero también puede dificultar que se pueda disfrutar del verano. Más de la mitad de los jóvenes con edades comprendidas entre los 18 y los 24 años declaran usar lentillas para bañarse, a pesar de los riesgos que esto comporta. Por ello, la cirugía refractiva se postula como una solución segura y cómoda. Este tratamiento médico elimina la necesidad de gafas o lentillas, facilitando el disfrute de la práctica del deporte y la realización de actividades acuáticas con amplia libertad y sin poner en riesgo la salud de la vista.
Cuida tus ojos con buenos hábitos
Para proteger tu vista durante el verano, los especialistas aconsejan:
- Utilizar gafas de sol homologadas con filtros UV.
- Mantener la hidratación ocular con lágrimas artificiales.
- Evitar la exposición directa al aire acondicionado.
- Realizar una revisión visual antes de viajes largos en coche.
El adoptar estas reglas no solo incrementa el bienestar en el verano, sino que contiene la aparición de enfermedades oculares que pueden arruinar tus vacaciones.
Por tanto, se puede disfrutar del verano sin comprometer la salud ocular si se adoptan las reglas adecuadas. En la piscina, en la playa o al salir a pasear, proteger los ojos es tan importante como proteger la piel del sol.
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