Es habitual que las personas rebusquen en los cajones para recuperar aquel bote de protector solar que quedó en el cajón el verano pasado. No obstante, utilizar cremas solares caducadas puede suponer un riesgo para la salud de la piel. Si bien parezca que están intactas, su efectividad puede haberse reducido, y la piel puede quedar expuesta a los daños sufridos por la radiación solar; al revisar la caducidad y el estado de estos productos no tiene que ver solo con una recomendación, se convierte en una medida básica.

Cremas solares están caducadas

Al pasar el tiempo, los filtros solares sufren una degradación. Si bien no todos los filtros solares caducados pierden efectivamente su función, sí que lo hacen muchos de ellos, los cuales evidentemente no ofrecen la protección indicada en el envase. Esto se traduce en una menor protección frente a los rayos UVB y UVA, haciendo que se incremente la probabilidad de sufrir quemaduras, envejecimiento prematuro o la posibilidad de padecer enfermedades como el cáncer cutáneo en los casos extremos.

Un estudio realizado sobre productos solares caducados mostró que algunos productos mantenían el nivel de protección, otros no alcanzaban los niveles mínimos esperados e incluso hubo productos cuya protección real era muy inferior a la indicada.

Alteraciones visibles que alertan

Un nuevo olor, un color alterado o una textura diferente son, sin duda, indicativos de que la crema está en mal estado. Una textura grumosa, un olor a rancio o separación de fases líquidas son un signo claro de que el fotoprotector ha perdido sus propiedades e, incluso, estas alteraciones pueden provocar reacciones cutáneas. Por lo tanto, no basta con utilizar cualquier producto solar sino que hay que asegurarse de que la crema solar esté en buen estado, dentro de la fecha de caducidad recomendada y que se haya guardado adecuadamente.

Cómo saber si una crema solar es segura

Las cremas solares deben marcar la duración mediante los sucesivos elementos: la fecha de consumo preferentemente antes de/ de caducidad, si hablamos de productos cuya duración va a ser menor de 30 meses; o bien el símbolo PAO (period after opening), que indica en meses el tiempo durante el cual se puede utilizar el producto una vez abierto. El PAO suele mostrarse con el símbolo de un tarro abierto seguido del número del mes, por ejemplo, 12 M, que significa que el producto puede utilizarse durante 12 meses después de abrirlo. Revisar esta información antes de cada uso contribuirá en hacer elecciones seguras; si en el envase no se puede encontrar la información correspondiente, lo mejor es desechar el producto.

Almacenamiento y conservación

La eficacia de una crema solar también depende, de alguna manera de cómo se ha conservado. Por ejemplo, altas temperaturas, exposición al sol o humedad son condiciones que pueden deteriorar la fórmula, aunque no haya llegado a la fecha de caducidad. Por eso se recomienda guardarlos en lugares frescos y secos, lejos del calor del coche o de la exposición directa al sol en la playa. Una buena conservación alarga la vida útil del producto, siempre dentro del margen establecido, mientras que una mala práctica lo puede volver ineficaz antes de tiempo.

Renovar la crema solar cada temporada

La mejor opción para evitar riesgos es renovar los productos solares cada año. Esto asegura una protección fiable. Además muchas marcas presentan cada temporada fórmulas muy mejoradas, con texturas más finas, resistentes al agua o con un mayor índice de protección de los UVA.

Adoptar hábitos de exposición solar seguros

La fotoprotección no debe limitarse únicamente a la aplicación de crema solar, sino que implica otras costumbres o hábitos como, por ejemplo, intentar estar poco tiempo expuesto al sol en las horas centrales del día, utilizar ropa adecuada, usar sombrero, utilizar gafas con filtros UVA o UVB y buscar sombra siempre que sea posible, costumbres o hábitos que añaden un refuerzo a la protección de la piel.