El nuevo reglamento sobre el consumo del tabaco en espacios públicos reabre el debate sobre la necesidad de que existan espacios libres de humo. Hoy en día serían colegios, parques, centros sanitarios, entre otros los espacios donde la distancia del consumo de tabaco se vería aumentada en 15 metros. Sin duda es un avance, pero los especialistas subrayan que esta extensión podría ser insuficiente para protegerse ante las partículas nocivas del humo, ya que pueden permanecer en el aire durante un tiempo, afectando a las personas más vulnerables, como son niños, ancianos o pacientes que padecen enfermedades respiratorias.

Espacios al aire libre contra el tabaco

El anteproyecto amplía los los espacios en los que está prohibido fumar, ya que además de los hospitales, las universidades, los centros sociales, la prohibición se extiende a los parques de juego, las zonas deportivas y las gradas de los estadios. La norma estipula que el uso de tabaco ha de hacerse a 15 metros de distancia de los lugares mencionados, lo que supone un avance significativo para disminuir la exposición involuntaria al humo e impedir que los niños interioricen dicho comportamiento observándolo en su entorno habitual.

Terrazas y medios de transporte sin humo

Las terrazas de los bares, las estaciones del transporte público, las paradas de autobús y tren se añaden a la lista de lugares sin tabaco. Los vehículos del transporte público con conductor quedan incluidos en la medida. Se pretende reducir la exposición al humo del tabaco en lugares concurridos; de esta forma se favorece a la salud pública en espacios donde la ventilación es insuficiente para dispersar las partículas tóxicas.

La distancia para que no te afecte el tabaco

El hecho de que la distancia entre el fumador y el no fumador sea de 15 metros permite reducir la exposición a las partículas, pero no elimina su existencia. Por ejemplo, el viento, la cantidad de fumadores o la forma de la sala o espacio pueden hacer que el humo fluya y que las partículas en el aire sean aún detectables. Por eso, esta medida se considera una reducción de riesgo, no la eliminación del riesgo, en especial en lugares donde hay mucha gente y pueden concentrarse muchos fumadores

Efectos sobre la salud

La reducción de la exposición al humo del tabaco favorecerá la respiración de la población. Sin embargo, los efectos sobre la distribución de la incidencia de las enfermedades pulmonares y enfermedad cardiovascular no serán visibles hasta transcurridos entre tres y cuatro años. A largo plazo, se proyecta un impacto positivo sobre la calidad del aire y la reducción de la morbilidad asociada, lo que podría suponer un ahorro recursos del sistema sanitario y un aumento de la esperanza de vida de la población.

Retos pendientes para el consumo de tabaco

Los nuevos productos como los vapeadores o calentadores de tabaco no quedan del todo regidos por la normativa. Tanto los vapeadores como los calentadores de tabaco, presentados como productos alternativos menos dañinos, mantienen la dependencia a la nicotina y resultan atractivos para los jóvenes por su diseño y por su carga impositiva baja. Además, por el hecho de no generar humo, pueden crear la falsa sensación de seguridad, con el riesgo que puede tener el consumo de tabaco en los espacios compartidos.

Herramientas de prevención

El precio del tabaco en España sigue estando por debajo de la media europea, lo cual favorece el consumo; la presentación atractiva sigue siendo un elemento de marketing que controla a las nuevas poblaciones de consumidores; presentar los paquetes neutros y el aumento de la fiscalidad son otras claves para la prevención y desincentivar el consumo de tabaco en la población adolescente, reduciendo así progresivamente a los fumadores del futuro.