Mantener el aparato respiratorio en correcto funcionamiento es una fuente de salud capaz de prevenir enfermedades y mejora de la calidad de vida; mantener una dieta sana que incluya nutrientes específicos, puede aportar mucho al modo de respuesta del organismo frente a infecciones y agentes externos. Dentro de estos nutrientes, las vitaminas pueden ser de gran ayuda, dado el efecto que provocan en la defensa contra los patógenos y en la preservación de las vías respiratorias frente a los virus y las bacterias.

Vitaminas para el aparato respiratorio

La combinación de la vitamina A resulta imprescindible para mantener sanas las mucosas del aparato respiratorio, ya que evita la entrada de los patógenos con facilidad. Esta vitamina se halla en dos formas básicas: el retinol, presente en hígados, algunas pescados, huevos y lácteos, y, por otro lado, los carotenoides, los cuales se convierten en vitamina A tras la digestión. Estos últimos se encuentran a menudo en frutas y verduras de color naranja, incluyendo la zanahoria, el boniato o la calabaza, entre otros. Su consumo cotidiano contribuye a incrementar la barrera defensiva del organismo.

Vitamina E, el antioxidante protector

La vitamina E está presente con su función de antioxidante protector frente a los radicales libres mientras mantiene un sistema inmune fuerte. La vitamina E está presente en los aceites vegetales como el de maíz, el de girasol y en los frutos secos, las semillas y en verduras de hoja como la espinaca y el brócoli. Su consumo en la dieta diaria puede contribuir a reducir el riesgo de infecciones respiratorias, manteniendo la función pulmonar en mejores condiciones.

Vitaminas que refuerzan las defensas

La vitamina C

Esta vitamina es quizás la más célebre en el ámbito de la prevención de resfriados y otras infecciones respiratorias. La vitamina C para la defensa del organismo, contribuye la síntesis de colágeno, una vitamina que está muy involucrada en la reparación de los tejidos y fomenta un óptimo funcionamiento del sistema inmunitario. Los alimentos ricos en esta vitamina son los cítricos (limón, naranja, pomelo) y algunas frutas (fresas, kiwis, frutos rojos). Presenta la capacidad de acortar el tiempo de duración de los resfriados y atenuar sus síntomas.

La vitamina D

Una vitamina que no solo interviene en el mantenimiento de unos apropiados niveles de salud ósea, sino que también desempeña un papel importante en la respuesta del sistema inmunitario. Cuando existen bajos niveles de esta vitamina se presenta un incremento del riesgo de padecer infecciones respiratorias. Se produce de forma natural en el cuerpo humano a través de la exposición a la luz solar y está presente en los alimentos (pescado azul, huevos, algunas setas). La manera en la que se lleva a cabo la combinación de nutrientes es importante para potenciar sus características. Una dieta conformada por frutas y verduras, proteínas y grasas saludables determina el aporte suficiente de vitaminas A, C, D y E.

Estilo de vida y prevención

Aparte de la alimentación, tener unos hábitos saludables es una de las claves para mantener la buena salud respiratoria; realizar ejercicio físico de forma habitual, no consumir tabaco y vigilar que haya una buena ventilación en los lugares de interior son maneras de disminuir el riesgo de infección. Junto a una adecuada alimentación con vitaminas, estos hábitos ayudan a mejorar la respuesta del cuerpo a los cambios de temperatura o a los agentes externos.

Con alimentación equilibrada y hábitos saludables se puede llegar a disminuir la frecuencia de las infecciones respiratorias; apostar por el consumo constante de las vitaminas A, C, D y E es una buena inversión hacia el bienestar, porque refuerza el sistema inmune y ayuda a llegar con adecuadas condiciones de salud a la vejez.