Vivir cerca del mar se ha convertido en una cuestión que trasciende los límites del lujo. Más allá de la belleza que ofrecen todos los paisajes, la proximidad al mar, en suma, ofrece una serie de ventajas que tienen un efecto directo en la calidad y la longevidad de la vida de los seres humanos. Estudios recientes corroboran que quienes viven en la costa gozan de una esperanza de vida superior a quienes viven en el interior. El mar se convierte en un aliado natural para la mejora de su calidad física o emocional.
El mar y el envejecimiento
El estudio científico que se publicó en la revista Environmental Research, llevado a cabo por un grupo de investigadores estadounidenses, estudió más de 66.000 áreas censales. El resultado fue definitivo: los que viven a menos de 50 kilómetros del mar llegan a vivir, en promedio, hasta los 79 años. En comparación, los que viven en el interior que llegan a los 78. Si bien parece una pequeña diferencia de tiempo, es cierto que supone muchos millones de años más si se habla de una dimensión poblacional.
Más años de vida
La cosa no depende de factores económicos, ni demográficos, ni sociales. En zonas ricas o en zonas más humildes se repite la misma variante: las comunidades costeras tienen índices de longevidad más altos. Así el mar no sólo es un telón de fondo, sino que es, además, un elemento que se encarna para transformar la forma de vivir y de envejecer en cada región.
Los beneficios del mar para la salud
La brisa de mar, ayuda a purificar el aire. La presencia continua de las corrientes permite que la concentración de contaminantes sea menor que en las ciudades que se encuentran en el interior o próximas a ríos y lagos; ese aire más limpio amplía las oportunidades para gozar de una buena salud respiratoria y para evitar enfermedades vinculadas a la contaminación, como asma o enfermedades pulmonares crónicas, entre otras.
Clima más equilibrado
Las zonas que están cerca del mar tienen temperaturas más estables y sufren menos picos de calor o frío extremos, y esta regulación natural del clima ayuda a disminuir el estrés térmico del organismo, ayudando a mantener una presión sanguínea y una frecuencia cardiaca más equilibradas, lo que permite gozar de una buena salud cardiovascular y de un menor riesgo de complicaciones derivadas de bruscos cambios de temperatura.
Vivir cerca del mar
Las personas que residen en la zona cercana al mar tienen más facilidades para practicar la actividad deportiva al aire libre. Caminar por la playa, hacer surf o nadar, por ejemplo, son actividades que son muy accesibles y muy comunes. La combinación de la práctica de ejercicio físico moderado y estar en contacto con la naturaleza, por su parte, favorecen a los músculos y las articulaciones y a la vez reducen los niveles de estrés y mejoran la calidad del sueño.
Bienestar y salud mental
El mar también supone un refugio emocional. El sonido de las olas, el horizonte tan amplio y el entorno natural favorecen a la disminución de los niveles de la ansiedad, así como también al aumento del estado de ánimo y del equilibrio emocional que eso implica, y esa mejora se traduce en la reproducción de vida activa y llena de sentido.
Vivir cerca del mar concentra todos esos efectos que no parecen fáciles de replicar en otros lugares, porque el aire es limpio, el clima es moderado, la práctica de actividad física regular y los efectos sobre la salud mental se traducen en calidad de vida.
La investigación que se ha publicado en Environmental Research, desarrollada por un grupo de investigadores en el ámbito de la salud ambiental, confirma con datos lo que muchos ya intuían: la costa no es un simple lugar donde ir a descansar durante las vacaciones, sino que es el lugar natural ideal para cuidar del propio cuerpo y la propia mente.
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