Los sprays nasales son un recurso común para aliviar la congestión provocada por un resfriado, por alguna alergia o como consecuencia de un episodio de sinusitis. Su efecto rápido y su presencia en las farmacias sin necesidad de recetas han hecho que sean utilizados habitualmente por muchas personas. Pero este hábito puede ser peligroso para la salud si se utiliza por más tiempo del recomendado. Lo que comienza siendo una pequeña ayuda temporal puede acabar transformándose en una dependencia física que daña la mucosa nasal y puede provocar alteraciones más serias en el organismo.

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El abuso de los sprays nasales

Cómo actúan los descongestivos nasales

Los sprays nasales que contienen principios activos como la oximetazolina y la xilometazolina, permiten disminuir la inflamación y abrir las vías respiratorias a través del estrechamiento de los vasos sanguíneos de la nariz. Esto produce una sensación de alivio inmediato, pero también tiene un efecto colateral, el cuerpo se adapta rápidamente y empieza necesitar el producto para mantener la nariz despejada. En pocos días el uso ocasional se convertirá en una necesidad diaria, en una dependencia.

La peligrosa tolerancia y el círculo vicioso

Cuando se utilizan sprays nasales durante más de cinco días consecutivos, la mucosa nasal se “acostumbra” a la sustancia y pierde la capacidad de descongestión natural, lo que genera un estado conocido como rinitis medicamentosa, donde la nariz pierde la descongestión que ocurre rápidamente después de usar el producto. La persona nota que “ya no le hace efecto” el spray, por lo que comienza a aumentar las dosis o la frecuencia en su uso, generando un círculo difícil de romper.

Efectos secundarios graves de los aerosoles nasales

Consecuencias a nivel local y sistémico

Los prospectos de estos medicamentos solo muestran información de efectos que no graves -como la sequedad o irritación nasal- pero el uso continuado de estos sprays puede tener complicaciones graves, como la inflamación crónica, el sangrado nasal frecuente, o en casos extremos la perforación del tabique; además, la posibilidad de una absorción excesiva del principio activo puede alterar la presión arterial, provocar taquicardia o incluso desencadenar una crisis hipertensiva.

Problemas neurológicos y cardiovasculares

Investigaciones médicas han asociado el uso de sprays nasales a largo plazo (más de tres días) a un aumento del riesgo de ictus y otros eventos cardiovasculares (más común en personas con una condición de hipertensión o enfermedad del corazón). El efecto vasoconstrictor que le permite respirar mejor puede reducir el flujo sanguíneo en partes del cuerpo y puede tener consecuencias graves.

Cómo dejar los sprays nasales sin recaer

Cómo reducir la dependencia

Superar la adicción a los sprays nasales precisa de constancia; lo ideal es ir reduciendo el uso de los sprays de forma progresiva, utilizando el producto en una sola fosa nasal, mientras la otra se adapta de forma natural. Una alternativa son las soluciones salinas o los humidificadores que alivian la congestión sin provocar dependencia.

Recuperar la función natural de la nariz

Cuando se consigue dejar de usar los sprays la mucosa nasal necesita tiempo para recuperarse y regenerarse; durante este periodo puede haber molestias o congestión temporal porque el cuerpo recupera progresivamente su capacidad de autorregulación. Para recuperarse de manera más rápida y con menos daño para la salud, es importante que duermas con la cabeza levantada, hidratarse bien y ventilar bien las habitaciones.

El uso responsable de los sprays nasales es muy importante para poder evitar que la dependencia pueda llegar a afectar la salud respiratoria y cardiovascular, Si se siguen las recomendaciones médicas y limita el uso a períodos cortos, los beneficios de los sprays nasales se pueden disfrutar y pueden ser de gran ayuda sin poner en riesgo el bienestar a largo plazo.

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