Es la central nuclear más vieja de España y lleva cerrada desde hace más de cuatro años. Pero ahora cuenta formalmente con un aval técnico que respalda que vuelva a funcionar y que lo haga a muy largo plazo. El pleno del Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) ha aprobado hoy el dictamen que sirve para dar el visto bueno a la reactivación de la central de Santa María de Garoña, en Burgos. Y lo ha hecho a pesar de que los propietarios de la planta –Endesa e Iberdrola la controlan a partes iguales a través de la sociedad Nuclenor- no han realizado todas las reformas de seguridad en la central que hasta ahora el supervisor les exigía como paso previo.

El  propio CSN exigió en 2015 a los propietarios de Garoña reformas para actualizar su nivel de seguridad (nuevo sistema de tratamiento de gases, separación de cables eléctricas, nuevos aislamientos…) y las planteó como condición previa a dar el dictamen favorable a la reapertura. Sin embargo, ahora el organismo aprueba el aval sin que esas modificaciones hayan sido implementadas en la central nuclear, y sólo reclamándolas a posteriori.

El CSN exigió a la central reformas en seguridad como condición previa a su dictamen. Los dueños no las han completado

De hecho, el propio presidente del CSN en su última comparecencia en el Congreso el pasado noviembre subrayó que el expediente sobre Garoña en la práctica estaba congelado a la espera de que Nuclenor acometiera las modificaciones de seguridad exigidas. Sin embargo, el CSN ahora plantea esas reformas -y otras adicionales- como requisitos a posteriori sin los cuales la central no podrá reabrir. De hecho, el propio informe del CSN prohíbe a Garoña cargar combustible y producir electricidad hasta que haya hecho estas mejoras.

La tesis de las eléctricas es la que se ha impuesto. Fuentes cercanas a Nuclenor sostenían que no realizarían más inversiones en Garoña sin garantías de que habría un dictamen favorable del CSN. Un dictamen en el que se condiciona la futura reapertura a que se realicen las modificaciones necesarias para garantizar la seguridad del funcionamiento a largo plazo. Según confirman a El Independiente fuentes conocedoras del expediente, a las eléctricas les quedaría por invertir unos 20 millones de euros para completar las reformas que exigía el CSN, pero los trabajos se paralizaron hace meses.

El CSN no ha aprobado el visto bueno por unanimidad. A la espera de conocer los detalles cuando se publique el acta de la reunión, resulta previsible que la decisión se haya adoptado por cuatro votos a favor y uno en contra, el de la exministra socialista Cristina Narbona, que ha mostrado reiteradamente su rechazo a la reactivación de Garoña sin un debate público, político y de expertos sobre las consecuencias y la conveniencia del funcionamiento de las centrales nucleares más allá de los 40 años.

En manos del ministro Nadal

El CSN sólo da su aval técnico a la reapertura; su dictamen es preceptivo, pero no vinculante. Es el Gobierno –en concreto el Ministerio de Energía- el que tiene la potestad exclusiva de aprobar la renovación de la licencia de explotación, decidir con qué condiciones y también durante cuánto tiempo. Y este último aspecto, el temporal, resulta clave en esta batalla.

El CSN sólo da su aval técnico. La decisión de si reabre Garoña y durante cuánto tiempo es ahora del Gobierno

Endesa e Iberdrola solicitaron en 2014 la ampliación de la vida de la central hasta 2031, justo cuando cumple 60 años desde su construcción. Fueron las propias eléctricas las que cerraron voluntariamente la central a finales de 2012 a modo de órdago al Gobierno en plena pugna por la reforma eléctrica. Pero luego reclamaron su reactivación, tras varias reformas gubernamentales ad hoc que lo hicieron posible.

La petición de nueva licencia era pues para un periodo de 17 años, a pesar de que tradicionalmente el CSN y el Gobierno sólo avalaban la concesión de permisos por un máximo de 10 años para acompasarlos a la realización de inspecciones técnicas en profundidad que se realizan cada decenio. No obstante, el CSN ha cambiado la normativa para hacer posible superar ese plazo en las nuevas licencias y da su apoyo sin marcar ningún límite temporal, tan sólo imponiendo que haya revisiones cada 10 años.

La decisión acerca de la vigencia de la nueva licencia recae ahora en el Ministerio de Energía, comandado por Álvaro Nadal, quien hasta ahora no ha querido pronunciarse sobre este extremo. El ministro lleva meses escudándose en que necesitaba conocer el dictamen del CSN para tomar posición al respecto.

Pedir reabrir ¿para no reabrir?

A pesar de haber obtenido el visto bueno del CSN, el sector eléctrico y nuclear da por hecho que Garoña no reabrirá. La versión oficial que mantienen los dueños es que, obtenido el aval del supervisor y una vez establecidas las condiciones de la nueva licencia por parte del Gobierno, Nuclenor echará cuentas para determinar si resulta rentable volver a poner en marcha la central teniendo en cuenta el importe de las inversiones pendiente.

El 'sí' a Garoña es un precedente para el resto de centrales nucleares, que también pretenden operar más de 40 años

Las compañías propietarias mantienen el pulso para conseguir el visto bueno del CSN a la renovación de la licencia. Pero sus planes no pasarían en principio por aprovechar ese visto bueno para reabrir Garoña, una central antigua, pequeña en relación a la capacidad de las más modernas y que lleva ya cuatro años cerrada, lo que complica mucho que a las eléctricas les salgan las cuentas para hacer rentable la reapertura.

El informe del supervisor pretende utilizarse, según fuentes del sector, como aval de la viabilidad técnica de que las centrales funcionen más allá de los 40 años.El ‘sí’ a la reactivación de Garoña supondría un precedente para el resto de plantas españolas (controladas también por Iberdrola, Endesa y Gas Natural Fenosa), que verían abierta la puerta a renovar sus licencias más allá de las cuatro décadas, que tradicionalmente era el límite que se le reconocía a las centrales por ser el que fijaban las especificaciones técnicas establecidas antaño para su construcción.

Próxima batalla… Almaraz

La siguiente central en tener que solicitar la renovación de licencia es Almaraz, en Cáceres. El actual permiso expira en 2020, y los planes de los dueños de Almaraz –controlada por Iberdrola con un 52,7%, Endesa con un 36% y Gas Natural Fenosa con un 11,3%- pasan por activar el proceso para la renovación de su licencia de explotación a mediados de este año.

En julio de 2017 Almaraz remitirá al CSN el primer informe preceptivo para obtener la nueva licencia y en julio de 2019 se completará el proceso con un segundo informe, según el calendario previsto por la compañía.