Es posible que una de las mayores amenazas para nuestra biodiversidad -la contaminación por plásticos- encuentre su solución. o parte de la misma, en la naturaleza. Ya sabíamos que los gusanos son capaces de comer plásticos lo descubrió por casualidad Federica Bertocchini una investigadora del Instituto de Biomedicina y Biotecnología de Cantabria IBBTEC-CSIC y aficionada a la apicultura que vio como los gusanos de cera de los panales se comían una bolsa de plástico.
Siguiendo su ejemplo, investigadores de la Universidad de Queensland en Australia han alimentado a una especie de gusanos, el Zophobas morio con diferentes dietas durante un período de tres semanas, algunos con espuma de poliestireno, algunos con salvado y otros con una dieta en ayunas. Chris Rinke y su equipo de la Facultad de Química y Biociencias Moleculares han descubierto que el supergusano puede comer el poliestireno, gracias a una enzima bacteriana en su intestino. Esta investigación ha sido publicada en Microbial Genomics.
"Descubrimos que los gusanos alimentados con una dieta exclusiva de poliestireno no sólo sobrevivieron, sino que incluso aumentaron de peso marginalmente", asegura Rinke. "Esto sugiere que los gusanos pueden obtener energía del poliestireno, muy probablemente con la ayuda de sus microbios intestinales", añade.
Cada año una media de 8 millones de toneladas de plástico se vierten a los océanos, como verter un camión de basura cada minuto. En 2025 los océanos tendrán 1 tonelada de plástico por cada 3 de pescado, y en 2050 habrá más plásticos que peces.
Con una dieta exclusiva de poliestireno no sólo sobrevivieron, sino que incluso aumentaron de peso".
Chris Rinke, investigador
Esta es la razón por la que estos descubrimientos son importantes. Porque además los vertederos en tierra que contienen toneladas de plásticos enterrados en sucesivas capas de basura cada vez tienen menos espacio. El terreno de la biodegradación de desechos es una de las grandes apuestas para abordar el problema.
Según este científico los supergusanos son como miniplantas de reciclaje, trituran el poliestireno con la boca y luego alimentan a las bacterias de sus intestinos. Y esta es la idea para poder escalar este descubrimiento hacer que una planta de reciclaje triture primero mecánicamente los plásticos para proceder a una biodegradación enzimática como hacen los gusanos.
Para alcanzar este objetivo los investigadores planean cultivar bacterias intestinales en el laboratorio y probar más a fondo su capacidad para degradar el poliestireno. “Entonces podemos ver cómo podemos mejorar este proceso al nivel requerido para una planta de reciclaje completa”, explica Jiarui Sun, doctoranda participante en la investigación.
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