Donald Trump, que acaba de cumplir 79 años, sabe que le queda poco tiempo para construir su legado. Tras sobrevivir a un atentado el pasado verano, el presidente de EEUU cree que su Presidencia es una misión para llevar América a lo más grande. Ahora parece decidido a que su nombre se asocie a la eliminación del programa nuclear iraní. El plan está aprobado, según The Wall Street Journal, pero falta que Trump decida su ejecución, y hay quienes demandan que también el Congreso debería dar luz verde. El objetivo sería la planta nuclear de Fordow, que sólo podría destruirse con bombas GU-57 que serían arrojadas desde B-2 estadounidenses. Su punto de salida sería la isla de Diego García, en el Índico.
"Toda esta operación... realmente tiene que completarse con la eliminación de Fordow", ha reconocido a Yechiel Leiter, embajador de Israel en Estados Unidos, a Fox News. Fuentes diplomáticas estadounidenses apuntan que influyen en la decisión de Trump consideraciones emocionales y personales. "Se trataría de una venganza por casi medio siglo de humillaciones a Estados Unidos, empezando por la captura de diplomáticos estadounidenses que trabajaban en Teherán en 1979. Trump, que casi muere en un atentado durante la campaña electoral, siente que tiene una misión especial que cumplir".
En su entorno algunos, como Pete Hegseht, secretario d Defensa, apoyan la opción belicista mientras otros como Steve Bannon le recuerdan que llegó a la Presidencia con un mensaje aislacionista, no más guerras. Y el fantasma de Bush, empantanado en la guerra en Irak en 2003, ronda por la Casa Blanca. El riesgo de que Irán ataque en represalia bases de EEUU en la región es altísimo. También el régimen de los ayatolás podría vengarse con una oleada de ataques terroristas en territorio de EEUU.
Preparativos en marcha
Antes de que termine esta semana, todos los elementos de la operación militar estadounidense deberían estar listos. Para entonces, uno de los 11 portaaviones nucleares estadounidenses, el USS Nimitz debería llegar a la región. El lunes cambió su curso desde el Mar del Sur de China hacia Oriente Próximo. Desde marzo pasado ya hay al menos dos bombarderos estratégicos B-2 Spirit en la base de británicos y estadounidenses en Diego García. Estos bombarderos furtivos cuestan unos 1.000 millones de dólares por unidad. EEUU los utilizó contra los hutíes.
En primer lugar, EEUU quiere asegurarse de que los israelíes han destruido o dañado seriamente los sistemas de defensa aérea S-300 de fabricación rusa que protegen la planta de Fordow, cerca de Qom.
Fordow, casi inexpugnable
Fordow empezó a construirse en 2006 y tres años más tarde Irán reconoció su existencia, forzado por informaciones de la inteligencia occidental. Según imágenes satelitales analizadas por expertos independientes, las defensas aéreas alrededor de Fordow fueron alcanzadas por Israel, pero la estructura principal parece haberse mantenido intacta.
La instalación donde se enriquece uranio está a 80 metros de profundidad, bajo roca y capas de cemento. El acceso al complejo es limitado. Cuenta con al menos dos túneles de entrada, una red de búnkeres y personal entrenado. Allí, el uranio enriquecido se almacena y se procesa en un entorno hermético, reforzado contra impactos y aislado de la superficie.
Fordow podría producir 25 kilogramos de uranio apto para armas en apenas dos o tres días, según el Instituto de Ciencia y Seguridad Internacional (ISIS). Y con el stock total de uranio altamente enriquecido, más de 400 kilogramos en mayo, según el OIEA, Irán podría fabricar suficiente material para nueve armas nucleares en tan solo tres semanas.
Por eso Israel asegura que tenía que intervenir ahora para impedir que Irán tuviera la bomba atómica. Y Donald Trump añade que es imposible que Irán llegue a ese punto y por eso parece inclinarse por ayudar a su aliado, Benjamin Netanyahu.
Israel no tiene ninguna manera de llegar a la profundidad en la que se encuentran las centrifugadoras en Fordow. Lo que sí puede hacer es eliminar la defensa antiaérea para dejar el camino libre a los bombarderos de su aliado.
Bombas antibúnker en B-2 Spirit
Estados Unidos cuenta con bombas GBU-57 A/B que sí podrían penetrar en Fordow. Son artefactos de 14 toneladas con guía de precisión, capaces de perforar hasta 60 metros de hormigón antes de detonar. Las bombas pueden ser lanzadas una tras otra, perforando más y más profundo con cada explosión sucesiva. Llevarían ojivas convencionales pero si caen sobre Fordow puede liberarse material nuclear.
Estas bombas antibúnker han de ser trasladadas en los bombarderos B-2 Spirit, fabricado por Northrop Grumman. Solo cuenta con ellos la Fuerza Aérea de Estados Unidos.
El B-2 puede llevar una carga útil de 18 toneladas, pero la Fuerza Aérea de Estados Unidos ha dicho que ha probado con éxito el B-2 cargado con dos bombas GBU-57 A/B. Pesarían unas 27 toneladas.
El bombardero estratégico pesado tiene un alcance de aproximadamente 7.000 millas (11.000 kilómetros) sin reabastecimiento y 11.500 millas (18.500 kilómetros) con un reabastecimiento, y puede llegar a cualquier punto del mundo en cuestión de horas.
Diego García y la luz verde del Reino Unido
El punto de partida de estos B-2 para alcanzar Fordow sería la isla de Diego García, situada a 5.200 kilómetros del objetivo. Allí hay varios B-2 desde hace unos meses. Diego García es una de las islas más remotas e inaccesibles del mundo.
Diego García es mucho más que una base: es un centro neurálgico de operaciones militares, con capacidades aéreas, navales, espaciales y de inteligencia. Allí operan infraestructuras estratégicas como un puerto de aguas profundas, un aeropuerto militar de despliegue rápido, antenas de rastreo satelital y estaciones de vigilancia sísmica.
Hace menos de un mes el Reino Unido firmó un acuerdo con Mauricio para transferir la soberanía del archipiélago de Chagos, a cambio de garantizar el control y operación conjunta de la base militar de Diego García durante los próximos 99 años. Este enclave es uno de los pilares estratégicos más relevantes para las capacidades militares del Reino Unido y Estados Unidos en el Indo-Pacífico, África Oriental y Oriente Próximo.
Pues bien, el Gobierno británico tendrá que dar su visto bueno al uso por parte de Estados Unidos de su base de Diego García en cualquier bombardeo sobre Irán, según ha publicado The Guardian. Una cuestión clave para el Reino Unido sería si conceder permiso a Estados Unidos para que envíe bombarderos furtivos B-2 para destruir la planta de Fordow.
El primer ministro, Keir Starmer, contará con el asesoramiento de Jonathan Powell, que era el jefe de gabinete del número 10 de Tony Blair en el momento de la guerra de Irak. Starmer tendrá que sopesar su inclinación a la vía diplomática como salida para este conflicto con su interés por salvaguardar las relaciones con Donald Trump
Pickaxe, otra instalación ultrasegura
A los riesgos se suma el hecho de que Fordow no es la única instalación ultrasegura a la que Irán puede recurrir. Teherán ha estado construyendo recientemente una instalación aún más profunda y mejor protegida en Kūh-e Kolang Gaz Lā, también conocida como la montaña Pickaxe, a pocos kilómetros al sur de Natanz.
Pickaxe tiene al menos cuatro entradas al túnel, lo que dificulta el bloqueo de las entradas mediante bombardeos. Sus salas subterráneas también tienen más superficie útil.
Algunos temen que la instalación, a la que Irán ha prohibido hasta ahora el acceso al OIEA para su inspección, pueda utilizarse para fabricar un arma nuclear mientras Irán está siendo atacado.
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