Carlo Ancelotti, actual entrenador de la Selección Brasileña de Fútbol, ha convertido el masticar chicle en su sello distintivo durante los partidos, una práctica que va mucho más allá de un simple hábito y se ha transformado en una herramienta fundamental para gestionar la presión de dirigir a los equipos más importantes del mundo.

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La verdadera razón detrás del hábito

El origen de esta costumbre está directamente relacionado con su pasado como fumador. Ancelotti confesó que "fumaba mucho, incluso en el banquillo", pero cuando la FIFA y las autoridades deportivas prohibieron el tabaco en los estadios y áreas técnicas, el técnico italiano tuvo que encontrar una alternativa para controlar su adicción al tabaco y, sobre todo, para manejar el estrés de los partidos.

"Es solo una forma de quitarme un poco de estrés", explicó Ancelotti en una rueda de prensa. El entrenador reveló que cuando empieza un partido, sus pulsaciones están en 120, mientras que en situaciones normales las tiene en 63. "Quizá el chicle me ayuda", añadió el técnico que ha ganado cinco Champions League.

Una herramienta contra la ansiedad y el estrés

Los chicles se han convertido en el método de Ancelotti para descargar la tensión durante los 90 minutos de juego. En una entrevista con DAZN Italia, el técnico explicó: "Sólo mastico chicle durante los partidos. Durante mi día a día no como chicle. Es una forma de descargar la tensión de los partidos. Me ayuda a concentrarme".

El entrenador también describió vívidamente las sensaciones previas a un encuentro: "Las emociones antes de un partido son siempre de estrés. El estrés siempre está. Los pensamientos negativos que aparecen, que también se convierten en malestar físico. Aumenta la sudoración, aumentan las pulsaciones".

Los números impresionantes del consumo

Las estadísticas del consumo de chicles de Ancelotti son sorprendentes. Según diversos análisis, el técnico mastica entre 10 y 14 chicles por partido. Esto significa que durante toda su carrera como entrenador ha masticado aproximadamente 13,000 chicles.

En términos económicos, considerando que un paquete de chicles cuesta alrededor de 1 euro, Ancelotti se habría gastado aproximadamente 1,500 euros durante su carrera en esta peculiar herramienta antiestrés.

El ritual en el banquillo

Ancelotti solo consume chicles durante los partidos, nunca en su vida cotidiana. "Es el único momento de mi vida donde como habitualmente. No lo sé porque no lo cuento. No sé cuántos", confesó el técnico cuando le preguntaron sobre la cantidad exacta que consume.

Las cámaras de televisión han captado en innumerables ocasiones al técnico llevándose la mano al bolsillo para agarrar su caja de chicles, especialmente en momentos de máxima tensión durante los encuentros.

Un hábito consciente y saludable

Ancelotti es consciente de que el consumo excesivo de chicles puede tener efectos secundarios, por lo que solo los consume durante los encuentros. A diferencia de su anterior hábito de fumar, los chicles representan una alternativa más saludable para manejar la presión.

El hábito de masticar chicle para controlar el estrés tiene respaldo científico parcial. Aunque no hay evidencia científica completamente clara, algunos estudios sugieren que mascar chicle puede ayudar a reducir la ansiedad y el estrés, además de aumentar la concentración.

Un fenómeno mediático

El consumo de chicles de Ancelotti se ha vuelto tan icónico que incluso ha protagonizado momentos curiosos. En una ocasión, un aficionado en San Mamés le pidió un chicle al técnico, quien accedió a la petición, generando envidia en la grada.

La prensa brasileña llegó al extremo de contar cuántos chicles consumió durante su debut como entrenador de la selección de Brasil: según O Globo, "el DT comió un total de ocho gomas de mascar, cinco en el primer tiempo y tres en el segundo" durante el empate 0-0 frente a Ecuador.

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