Las llegadas de turistas procedentes de Estados Unidos crecieron un 28,3% entre 2019 y 2024 frente al 12,3% que aumentaron el total de llegadas internacionales. Sin embargo, el flujo de turismo estadounidense ha retrocedido en junio un 4,2% respecto al mismo mes del ejercicio anterior. Así lo recogen los datos publicados este viernes por el Instituto Nacional de Estadística (INE).

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En concreto, han llegado a España 24.085 turistas estadounidenses menos; de 570.710 a 546.625. Un frenazo que preocupa a las empresas turísticas, ya que este mercado ha representado el 7,1% del gasto turístico internacional total de 2024 y explica el 13,2% del aumento total del gasto turístico internacional entre 2019 y 2024.

El dato acumulado en lo que va de año aún salva los muebles, con 2,12 millones un 3,41% más que en el mismo periodo de 2024. Pero aunque el dato tenga signo positivo, refleja una fuerte desaceleración del crecimiento respecto a los niveles de los último años. Y representa el primer incremento que no tiene dos dígitos desde 2017.

Durante el primer semestre de 2019 llegaron a España 1,56 millones de turistas estadounidenses, un 13,1% más que en 2018. La recuperación en el turismo por las medidas de prevención del Covid no llegaría hasta 2022, cuando la llegada de 1,19 millones de turistas de EEUU a España aumentó la tasa acumulada para el primer semestre un 1.334,3% frente a 2021. En 2023, se registró un incremento del 52,3% (1,8 millones) y en 2024, fue un 13,6% (2,05 millones). Ahora, en plena guerra arancelaria desatada por el presidente Donald Trump, el incremento hasta junio es de citado 3,4%.

Aunque España ha vuelto a batir récord de turistas, con 44,5 millones de entradas (+4,7%) y un incremento del gasto del 7,5% (hasta los 59.622 millones de euros), los datos referentes a Estados Unidos evidencian una desaceleración en el ritmo de crecimiento. Desde CaixaBank Research consideran que esta dinámica podría acabar reduciendo en un punto porcentual el crecimiento del PIB turístico.

Del dólar al miedo

Un reciente análisis del servicio de estudios de la entidad que preside Gonzalo Gortázar señala que la ralentización del turismo norteamericano comenzó en otoño de 2024. El crecimiento del gasto turístico estadounidense registró un descenso y pasó de subir más de un 23% en los primeros ocho meses de 2024 a solo un 5,6% de septiembre a mayo de 2025. Por contra, la desaceleración del gasto turístico internacional total fue menos marcada, con tasas de crecimiento del 17,8% en los primeros ocho meses de 2024, hasta un 11% en los últimos ocho meses hasta abril de 2025.

Una de las causas que explican este cambio de tendencia es la depreciación del dólar frente al euro, que ha encarecido los viajes a Europa para los turistas estadounidenses. Según las estimaciones de CaixaBank Research, una caída del 1% del dólar respecto al euro puede reducir las llegadas de turistas estadounidenses en un 0,25% en el trimestre siguiente. En la misma línea, el Banco de España calcula que las pernoctaciones hoteleras de viajeros internacionales caen hasta un 0,4% cinco trimestres después de una depreciación equivalente.

A esta dinámica se suma un fuerte aumento de la incertidumbre económica en Estados Unidos. El índice Economic Policy Uncertainty, que mide la inquietud macroeconómica a través de las noticias en prensa, se ha disparado hasta máximos históricos desde la llegada de Trump a la presidencia y el inicio de la guerra arancelaria. Este contexto afecta especialmente al turismo, considerado un bien de lujo y, por tanto, uno de los primeros gastos que las familias tienden a recortar ante expectativas económicas inciertas.

De hecho, las previsiones de crecimiento del PIB estadounidense que ha hecho CaixaBank se han revisado a la baja de forma significativa: del 2,1% estimado para 2025 a principios de año, al 1,3% actual. De esta forma, la combinación de la menor renta disponible —que creció solo un 2,7% en 2024 frente al 5,1% del año anterior— y el deterioro del clima económico son otros dos aspectos clave que explican el frenazo del impulso turístico.

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