Jumilla era una localidad conocida por sus vinos. Ahora también por la enorme polvareda levantada a raíz de la decisión de PP y Vox  de limitar el uso del polideportivo municipal a actos deportivos o del consistorio. Parece poca cosa para llevar copando la agenda política desde el miércoles, si no fuera porque persigue impedir que la comunidad musulmana, que representa el 8 por ciento de la población de esta localidad murciana, pueda celebrar el fin de Ramadán en dicho recinto. Cosas del contexto. Ese era uno de los objetivos de la moción de la ultraderecha, no todos, porque su intención era explicitar la prohibición general de actos religiosos musulmanes, incluida cuestiones de vestimenta típica, bajo un enunciado que es toda una declaración de intenciones: "Sobre defensa de los usos y costumbres del pueblo español frente a las prácticas culturales foráneas, como la fiesta del cordero".

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La polémica ha pillado con el pie cambiado a la dirección nacional del PP, que se las prometía muy felices con su campaña para denunciar el contrato del Ministerio del Interior con la tecnológica china Huawei. Arrancaron fuertes con ello el lunes con el vicesecretario de Hacienda, Juan Bravo; el martes con la vicesecretaria de Coordinación Sectorial, Alma Ezcurra; el miércoles con el secretario general, Miguel Tellado, y el jueves con el responsable de Política Autonómica y Local y Análisis Electoral, Elías Bendodo, y con el de Educación e Igualdad, Jaime de los Santos.

Silencio público de Génova este viernes

Fue a estos dos últimos a los que les tocó dar respuesta a un asunto que les ha generado una evidente incomodidad, tanta que este viernes Génova optó por el silencio contra la que era su intención inicial de mantener todos los días agenda pública. Bendodo como De los Santos se atuvieron al argumentario: el PP es un partido "constitucionalista que respetamos las creencias y las costumbres de todos". Y asumieron como propias las explicaciones de la alcaldesa de Jumilla, Seve González, en el sentido de que en la resolución municipal “no hay ninguna referencia a ninguna religión, a ningún rito, como ya ha recogido algún medio, que eso no es cierto".

Tampoco el gobierno murciano se salió de una receta 'cocinada' en Génova ante la dimensión que adquirió la controversia. Como hicieran los dirigentes nacionales, también enarboló el respeto a la Constitución "en todos sus términos" incluido el "ejercicio de la libertad religiosa" rechazando "cualquier decisión o posicionamiento que pueda suponer una discriminación por las creencias". La moción de Jumilla, defendía, "no establece ningún veto ni prohibición que contravenga los derechos y libertades recogidas en el texto constitucional". En definitiva todo ha sido una "cortina de humo" del PSOE para "intentar tapar sus escándalos de corrupción."

Equidistancia entre el Gobierno de coalición y Vox

Las leyes no escritas de la comunicación política sentencian que cuando una decisión hay que explicarla más de una vez porque parece lo que, según sus impulsores, no es, se ha perdido el relato. Y este es el caso. Vuelve a poner sobre la mesa el modelo de relaciones con Vox, de presente y de futuro. El PP ha endurecido, sin duda, su discurso sobre la inmigración, pero Alberto Núñez Feijóo intenta mantener una equidistancia entre el Gobierno y Santiago Abascal. "Basta ya ante quienes llaman a incumplir la ley bajo la falsa proclama de tomarse la justicia por la mano. Que nadie cuente con el PP para agitar las calles", dijo durante los acontecimientos violentos de Torre Pacheco, también en la comunidad murciana.

Pensaban que el debate sobre lo acontecido en Jumilla sería flor de un día, alimentada por la prensa más hostil y por los intereses cruzados de socialistas y voxistas. Insisten en este sentido que no hay más novedades "salvo el interés de Vox y del PSOE de alimentar todo esto, son vasos comunicantes". No es la primera vez que Génova acusa al partido de Abascal de actuar a modo de quintacolumnista de Pedro Sánchez.

El PP rechazó en el Congreso la misma iniciativa de Vox: "Sólo les quedan este tipo de propuestas rupturistas que dividen"

Aducen las mismas fuentes cómo los concejales populares de Jumilla rechazaron "las barbaridades que pedía" el de Vox, enmendando un texto que el representante de la ultraderecha finalmente no apoyó. Y eso que los de Bambú han llegado a hablar del arranque de la "Reconquista". Lo paradójico es que el pasado 18 de junio, hace menos de dos meses, se debatió en el Congreso de los Diputados prácticamente la misma moción que llevó al ayuntamiento de Jumilla el único concejal de Vox, Juan Agustín Navarro. La moción de la ultraderecha fue rechazada un día después por la Cámara Baja con los votos en contra también del PP. Y la diputada popular Sofía Acedo fue especialmente contundente al mostrar su rechazo.

La iniciativa, acusó, "arremete contra las creencias religiosas y culturales de una comunidad concreta, la musulmana.". A Vox "solo les quedan este tipo de propuestas rupturistas que dividen y que les sitúan en el mismo lado del muro que Sánchez". La parlamentaria del PP recordó aportaciones del mundo musulmán como el ajedrez, el regadío o la introducción del concepto del cero matemático -"a lo mejor se han propuesto ustedes ser un cero a la izquierda" dijo a la bancada ultra- para acabar acusándoles de "blanquear" a Sánchez al tiempo que apeló a la necesidad de "promover la integración y el respeto entre españoles".

"Proteger y respetar las tradiciones propias del pueblo español en los espacios públicos frente al avance de las costumbres foráneas"

La propuesta se siete puntos de Vox, que presentarán en otros ayuntamientos y parlamentos autonómicos, incluye también supervisar los contenidos de la asignatura de religión islámica "para que se adecuen a nuestra identidad, cultura, usos, modos y costumbres" y promover la prohibición del velo islámico, "así como cualquier otro atuendo o vestimenta islámica" en los centros educativos. También impedir la celebración pública de la denominada ‘‘Fiesta del Cordero’’, así como otras conmemoraciones similares, por su "condición incompatible con la identidad y los usos y costumbres españolas", coletilla de cada uno de los puntos. En resumen, "proteger y respetar las tradiciones propias del pueblo español en los espacios públicos frente al avance de las costumbres foráneas".

Lo cierto es que este debate interpela a los populares respecto a dónde están dispuestos a llegar si necesitan los votos de la ultraderecha para una hipotética investidura. Porque lo comprometido por Feijóo es un gobierno monocolor sostenido, aspiran, sobre diez millones de votos. Pero incluso sacando un resultado que sume más que PSOE y sus socios gubernamentales y parlamentarios, que hiciera innecesario el voto afirmativo de los de Abascal a la investidura del líder popular, la abstención también tiene precio político.

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