La última comida del día influye de forma importante en los procesos energéticos que se derivarán a lo largo de la noche; unos alimentos convenientes en el momento de la cena pueden definir de qué forma se avanza hacia un peso saludable. Más allá del consumo de ensaladas o de fruta, se pueden encontrar fórmulas que garantizan la saciedad, favorecen la oxidación de grasas y repercuten positivamente de forma directa en la reparadora calidad del sueño.
La cena y la pérdida de peso
La cena es la que determina el funcionamiento metabólico para las horas de descanso. Si se incorporan nutrientes de calidad, el organismo utiliza de forma eficiente la energía, permite la regeneración celular y fomenta la oxidación de las grasas; en cambio, los menús abundantes o aquellos ricos en azúcares simples elevan los niveles de glucosa y esto a su vez favorece la instauración del almacenamiento de grasa.
Cena y la calidad del descanso
Un sueño continuado y de calidad depende -en gran medida- de lo que se ingiere por la noche. Las cenas equilibradas, que contengan proteínas magras, grasas saludables y fibra -evitan picos de insulina, y permiten la liberación de hormonas que favorecen la reparación muscular. Un mal sueño altera hormonas como la leptina y la grelina, que disparan más el hambre al día siguiente y, dificultan la bajar de peso.
Alimentos recomendados para una cena ligera y efectiva
Proteínas para la quema de grasa
Las carnes blancas como el pollo o el pavo, los pescados magros y los huevos son las opciones más acertadas. De hecho, esas proteínas no solo producen saciedad, sino que también participan en el mantenimiento y recuperación de la masa muscular, lo que aumenta el gasto energético en reposo.
Grasas saludables y carbohidratos de absorción lenta
Porciones pequeñas de aguacate, aceite de oliva o frutos secos que aportan ácidos grasos esenciales para mantener el equilibrio de las hormonas. Ejemplo de carbohidratos son la quinoa, el arroz integral o bien la batata, que proporcionan energía de forma lenta evitando situaciones de acumulación de grasa.
Qué evitar en la cena
El pan blanco, la pasta refinada, los fritos, los ultraprocesados, son intolerables porque cargarían demasiado el sistema digestivo a la vez que provocarían cortisol en la sangre que sería el factor determinante de la caída del azúcar en sangre. La utilización de la energía se haría incorrecta y provocaría la acumulación de grasa.
Azúcares, sodio y la comida pesada
Los postres industriales, las bebidas azucaradas o las comidas muy saladas pueden contribuir a la retención de líquidos y a la sensación de pesadez. Se perjudica, en consecuencia, el descanso, y se interrumpen las dinámicas y procesos que el ser humano espera durante la noche.
Comer bien, no dejar de comer
Una cena sana para adelgazar no se basa en determinadas restricciones sino más bien en el equilibrio de los nutrientes. Hay que priorizar, por tanto, las proteínas magras, las verduras con un alto contenido de fibra y las grasas saludables; se estará más saciado sin ocasionar una ingesta muy pesada para el sistema digestivo. En cuestión de carbohidratos complejos se puede correr la mirada y acompañar con cantidades moderadas e ir optimizando la energía de forma constante, sin estimular el almacenaje de grasa.
Reduciendo azúcares y grasas saturadas provoca que el cuerpo pueda funcionar de manera más eficiente durante la noche, estaríamos contribuyendo no solamente al adelgazamiento sino que, estamos mejorando el descanso y el estado de salud metabólica. Cenar, de manera consciente, sin caer en la idea equivoca de que cualquier plato ligero es suficiente, puedes despertarte con energías, con menos retención de líquidos y estar más cerca de lograr una reducción peso saludable.
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