Un aficionado del RCD Espanyol ha aceptado este miércoles una pena de un año de prisión y dos años sin poder acudir a partidos de fútbol por los insultos y gestos racistas dirigidos a Iñaki Williams en el estadio de Cornellà-El Prat, durante un partido de Liga disputado en enero de 2020 contra el Athletic Club.

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El acusado, K.G.B., ha alcanzado un acuerdo con la Fiscalía y con LaLiga, que ejercía la acusación, y ha reconocido los hechos ante la sección sexta de la Audiencia de Barcelona. El Ministerio Público pedía inicialmente dos años de cárcel. Además de la pena de prisión, deberá pagar una multa de 1.086 euros y cumplirá cuatro años de inhabilitación para trabajar en ámbitos educativos o relacionados con el deporte.

La sentencia, dictada in voce y ya firme, contempla también dos años de prohibición de acceder a estadios de cualquier categoría. El procesado podría evitar el ingreso en prisión si así lo acuerda finalmente el tribunal.

Gestos de primate y sonidos de mono

El episodio racista ocurrió el 25 de enero de 2020, entre las 14:26 y las 14:28 horas, cuando Williams fue sustituido en el transcurso del encuentro. Según el escrito de acusación, que el procesado ha asumido íntegramente, parte de la grada del sector 108 abucheó al delantero del Athletic simulando gestos de primates y emitiendo gritos repetidos de “uh, uh, uh, uh” con la intención de imitar sonidos de monos.

La Fiscalía señala que el aficionado actuó “obrando con evidente desprecio al color negro de la piel del jugador” y que sus gritos y gestos racistas provocaron en Williams “sentimientos de frustración, vergüenza y humillación”, con el consiguiente menoscabo de su dignidad. Durante la instrucción del caso, el propio futbolista declaró sentirse “humillado” e indignado porque hechos de este tipo sigan ocurriendo en pleno siglo XXI.

Se trata de un proceso pionero: K.G.B. fue el primer aficionado denunciado por la Fiscalía por delitos de odio cometidos en un estadio deportivo. La causa se abrió a raíz de una querella impulsada por el entonces fiscal de Barcelona Miguel Ángel Aguilar, hoy fiscal de sala del Tribunal Supremo especializado en delitos de odio y discriminación. La investigación, encargada a los Mossos d’Esquadra, permitió identificar a los responsables gracias al análisis de las cámaras de seguridad y a la colaboración del RCD Espanyol, que facilitó los datos de los titulares de las localidades desde donde partieron los insultos.

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