Una de las últimas medidas que el Gobierno de Pedro Sánchez ha empleado para aumentar la presión sobre Israel por su ofensiva sobre Gaza ha sido cortar los lazos militares entre ambos países. Primero vetando la venta de armas españolas al Estado hebreo, y después prescindiendo de la tecnología israelí empleada por nuestras Fuerzas Armadas (FFAA). Un proceso de "desconexión" que, según se ha anunciado, acaba de concluir.
La cascada de decisiones ha ido sucediéndose. En abril de este año el Gobierno ya canceló un contrato de 6,6 millones de euros con la compañía israelí IMI Systems para adquirir 15 millones de balas. La decisión que no fue bien vista desde el Gobierno de Benjamin Netanyahu, que aseguró por entonces que España estaba "sacrificando consideraciones de seguridad por motivos políticos" y situándose "en el lado equivocado de la historia".
En aquel momento el Gobierno mantenía activos al menos otros nueve contratos con empresas armamentísticas israelíes a pesar de su voluntad de cortar los vínculos, según denunció la Red Solidaria contra la Ocupación de Palestina (RESCOP), que deslizó que en los últimos meses el Ejecutivo había destinado "más de 1.000 millones de euros en dinero público a empresas israelíes del ámbito militar y de seguridad". "Estaremos pendientes y vigilantes de que realmente se cancele, ya que el Gobierno ha mentido con anterioridad", comentaron desde RESCOP.
Se referían a una investigación del Centre Delàs d’Estudis per la Pau que recogía que en los 18 meses siguientes al 7 de octubre de 2023, el día de los ataques de Hamás y del inicio de los bombardeos del ejército israelí en Gaza, España había adjudicado 46 contratos a industrias militares israelíes por valor de 1.044 millones de euros.
De esos 46 contratos, el Ministerio de Defensa admitió no haber cancelado dos en concreto porque la tecnología israelí que se empleaba "no era sustituible". El primero de ellos era de 237,5 millones para comprar misiles Spike, y estaba a cargo de la empresa Pap-Tecnos, una compañía que el Ministerio consideraba española a pesar de ser filial de la israelí Rafael Advanced Defense Systems, que también es su proveedor tecnológico. El segundo contrato era de 576,4 millones de euros para el nuevo Sistema de Lanzacohetes de Alta Movilidad (Silam), que incluía un componente tecnológico bajo licencia de la israelí Elbit que no tenía reemplazo.
La semana pasada los contratos de los Spike y los Silam quedaron cancelados, y el miércoles la ministra de Defensa, Margarita Robles, anunció que el "plan de desconexión de Israel", como el Gobierno lo bautizó, había concluido. Robles, que admitió que España llegó a tener "dependencia tecnológica" de productos fabricados por empresas israelíes, explicó que durante el verano se "recondujeron" los últimos flecos del vínculo, y que a día de hoy nuestro país ya no tiene "ningún convenio, ningún contrato, ni ninguna relación para las Fuerzas Armadas con el Estado de Israel".
El plan del Ministerio de Defensa pasa porque toda la tecnología israelí de las FFAA pase a ser española, aprovechando la escalada del PIB en Defensa acordada con la OTAN. Robles afirmó en abril que había mantenido "múltiples reuniones" con la industria de Defensa para abordar este tema y que las empresas le habían transmitido que era posible reemplazar todo el armamento israelí, empezando por los misiles Spike y los lanzacohetes Silam.
La ministra se mostró convencida de que este proceso no perjudicaría, en ningún caso, las capacidades militares de España. Y aunque no se atrevió a dar fechas concretas, sí recordó que el Plan Industrial y Tecnológico para la Seguridad y la Defensa, presentado por el Gobierno el pasado abril, recoge que el 80% de su ejecución se efectuará en territorio nacional y con empresas españolas. Con todo, en junio la portavoz del Gobierno, Pilar Alegría, afirmó que todavía se estaban "estudiando los efectos" de la desconexión militar con Israel.
La tecnología israelí que utilizaban las FFAA
Más allá de los Spike, los Silam y las balas, las Fuerzas Armadas españolas empleaban hasta ahora más tecnología israelí. No es algo casual, porque el país de Oriente Medio está considerado uno de los punteros a nivel mundial en temas militares después de llevar décadas desarrollando armamento para combatir contra múltiples enemigos.
En los últimos años España firmó con Israel contratos militares de todo tipo. Empezando por pistolas como la Ramon, semiautomáticas y de calibre 9 mm, y siguiendo por chalecos antibalas o por drones como los Searcher Mk. III, que pueden volar a unos 19.000 pies y permiten comprobar las rutas en el campo de batalla. Para sustituirlos, el Gobierno presentó los Sirtap, de fabricación española, aunque las primeras entregas están previstas para 2026.
Algunos vehículos terrestres contaban con blindaje o plataformas de armas israelíes, y los Leopard incorporaban el programador M339 Setter espoleta 120 mm israelí, que sirve para mejorar la capacidad de disparo. En el campo de las comunicaciones estaba la radio E-LynX, que se utilizaba en diversos blindados del Ejército de Tierra. Pero también había sistemas de guiado por láser como el Litening V, que se firmaron para la munición de los 45 nuevos cazas Eurofighter que recibirá el Ejército del Aire en los próximos años.
La lista continúa: inhibidores de frecuencia y ametralladoras para vehículos, radios para el encriptamiento de las comunicaciones, torretas para los vehículos de zapadores, programas espía, tecnología para la recuperación de datos... Pero los retos que plantea la desconexión de Israel van más allá.
Hace unos días El País alertaba de que los F-5, los aviones que se utilizan para entrenar a los pilotos de caza y ataque, han sido modernizados en dos ocasiones por la compañía IAI (Israel Aerospace Industries), que se encargaba también de su mantenimiento. Sin el apoyo de esta empresa está por ver si las aeronaves pueden seguir prestando servicio de manera normal.
Cuestionada sobre este tema, Robles recalcó que ni la formación de los pilotos del Ejército del Aire y del Espacio ni el mantenimiento de los cazas "depende de ninguna empresa", recordando que España usará aviones entrenadores Hürjet turcos, aunque los primeros modelos no llegarán hasta el año 2028. De acuerdo con El País, Defensa está buscando ya suministradores alternativos para el F-5 y se podría llegar a plantear incluso formar a los pilotos de caza y ataque en el extranjero, algo que resulta más caro.
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