En 2019, la Seguridad Social registró una media mensual de 23,8 procesos iniciados de incapacidad temporal por cada 1.000 trabajadores. En 2024, la ratio se elevó hasta los 34,8 casos. Un alza que refleja que la probabilidad de que un trabajador cause una baja laboral ha aumentado en un 46,2% en los últimos cinco años.

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En principio, esta circunstancia podría atribuirse al mayor número de personas ocupadas en el mercado laboral español. En el mismo periodo, el empleo ha crecido desde los 19,97 millones de ocupados a cierre de 2019 hasta los 21,86 millones en 2024, lo que equivale a un aumento del 9,5%, con una media de entradas de 450.000 nuevos ocupados en los últimos años. Sin embargo, el incremento del empleo, aunque significativo, solo explica una fracción del fenómeno. El número de bajas laborales ha crecido más de cuatro veces por encima del ritmo de la población ocupada, lo que refleja un cambio estructural en los patrones de incapacidad temporal previos a la pandemia.

En este sentido, el alza también se explica por el peso creciente de las bajas relacionadas con las 'algias' —lumbalgias, cervicalgias, dorsalgias...— y la salud mental. Mientras que en 2018 ambos grupos concentraban el 45,1% de las jornadas perdidas por incapacidad temporal en el Régimen General (un 31,8% por las algias y otro 13,3% por salud mental), en 2023 han alcanzado el 51% del total (32,6% y 18,4%, respectivamente), de acuerdo con los datos del Estudio sobre la incapacidad temporal y siniestralidad que han elaborado Umivale Activa y el Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (Ivie).

Tercer puesto europeo

Este repunte no solo ha modificado la composición de las bajas en España, sino que también ha colocado al país en una posición destacada en el panorama europeo. España ocupa la tercera posición en el total de países que conforman la Unión Europea (UE) en incidencia de bajas, solo por detrás de Francia y Portugal. Entre 2014 y 2022, mientras que las jornadas perdidas por incapacidad temporal han crecido un 30% en el promedio de la UE, en España lo han hecho en un 105%, según el mismo estudio de Umivale Activa y el Ivie.

De esta forma, el impacto económico también ha sido notable. En 2024, las bajas por incapacidad temporal costaron a la Seguridad Social 16.588 millones de euros, un 72% más que en 2019, cuando el gasto anual fue de 9.653 millones, según los datos de Ejecución Presupuestaria del organismo público.

Además, solo en los primeros ocho meses de 2025, la Seguridad Social ya ha tenido que desembolsar 14.796 millones de euros, lo que equivale al 89% del presupuesto anual de 2024. La rápida ejecución del gasto ha obligado al organismo a ampliar la partida en 3.032 millones más respecto a lo presupuestado inicialmente. Lo que confirma una tendencia al alza difícil de sostener.

La duración media crece por los trabajadores del Régimen General

Detrás de estas cifras se encuentra no solo el aumento del número de procesos, sino también su mayor duración media y la repetición de bajas por parte de un mismo trabajador. En cuanto a la duración media, las bajas cursadas por contingencias comunes —aquellas que se producen fuera del ámbito profesional y que concentran más del 90% del total de procesos— han registrado un incremento significativo en el Régimen General, al pasar de una media de 93,6 días en 2019 a 106,54 días en 2024, según el último informe de la Asociación de Mutuas de Accidentes de Trabajo (AMAT).

Esto indica que son los trabajadores por cuenta ajena los que están impulsando al alza la duración media de las incapacidades temporales, ya que entre los autónomos, el indicador se ha mantenido prácticamente estable, 38,59 días de media en 2019 frente a 39,21 días en 2024.

Por su parte, la repetición de bajas también se ha consolidado como un factor determinante en el incremento de la incapacidad temporal en los últimos años. En 2019, el 42,5% de las personas que iniciaron un proceso de baja laboral tuvieron más de uno durante ese mismo año, una proporción que refleja la existencia de trabajadores que encadenan distintos episodios de incapacidad. Mientras que en 2023, este porcentaje ascendió hasta superar el 50% (51,3%). Un fenómeno que muestra no solo la mayor recurrencia de las dolencias, sino también la dificultad de recuperación plena tras una primera baja.

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