Stonehenge, el monumento megalítico de Inglaterra más famoso del mundo, ha sido objeto de especulaciones, fantasías y leyendas sobre su función y la razón por la que se construyó. El escritor superventas británico, Ken Follett, no se ha resistido a imaginarse la vida en la prehistoria alrededor de este emblemático lugar, uno de los más visitados de Reino Unido.
Un mundo que ha levantado en El círculo de los días (Plaza y Janés), una novela prehistórica en la que el escritor recrea los orígenes de la Edad de Piedra. Una base megalítica para construir, con su imaginación, un drama colectivo de los que acostumbra en sus novelas. Si en Los Pilares de la Tierra, su novela más famosa -de la que hay hasta un exitoso musical-, la construcción de una catedral es el trasfondo de la trama, en esta novela la construcción de Stonehenge es el desafío central.
“Si en una novela histórica hay un 50% de hechos históricos y otro 50% de imaginación, en esa hay un 20% de hechos y un 80% de imaginación”, explica el autor. Follett comparte sus propias hipótesis sobre el origen del monumento, basadas en las investigaciones arqueológicas sobre Stonehenge y en las teorías predominantes: “ Stonehenge tenía tres propósitos. Primero, es un monumento religioso. Tiene un aire religioso y está relacionado con los cielos. Sería sorprendente que no fuera un monumento religioso. Segundo, históricamente en cada lugar donde se reúnen cientos de personas, surge un mercado. Esto ocurre en todo el mundo y en todo tipo de sociedades y sabemos que en la Edad de Piedra sí había mercados y es muy probable que Stonehenge fuera el sitio de un gran mercado”, explica el escritor.
Es la tercera razón, la más imaginativa, la que da al autor el título de la novela y la posibilidad de ser más creativo. “La tercera razón, es más especulación, una teoría que algunos arqueólogos según la cual Stonehenge era un calendario por que señala el solsticio de verano y de invierno. Uno puede imaginar el círculo, 30 piedras verticales formando un anillo. Podrían haber representado los meses del año, o los días de un mes, o las semanas de un año”, afirma el superventas.
“Uno puede imaginar cómo se usó como calendario. El primer día del año podías colocar un disco de cerámica al lado de la primera piedra, el segundo día en la segunda piedra, y así sucesivamente. Es fácil imaginar que Stonehenge fuera un calendario. Así que esa es la tercera función. Lo religioso y el mercado son bastante aceptados por la arqueología. Lo de calendario es discutible, pero creo que esas serían las tres funciones para las que fue construido Stonehenge”, afirma.
El misterio de la construcción
El gran dilema de este monumento radica en cómo llegaron las piedras hasta su lugar. “La construcción de Stonehenge era el desafío central”, explica Follett en sus declaraciones. “En este libro hay dos personajes principales y necesitaba tener ambos personajes. Uno es un ingeniero que resuelve los problemas prácticos de transportar estas enormes piedras 30 kilómetros desde West Wood hasta el lugar donde se está construyendo el monumento. Y gran parte del drama del libro nace de los problemas que surgen cuando intentan arrastrar esas piedras. Así que el personaje principal se llama Seft y es un joven ingeniero talentoso y es su trabajo resolver esos problemas”.
Follett introduce una segunda protagonista, una líder indiscutible llamada Joya, clave para el drama social y para comprender cómo un monumento de tal magnitud solo puede ser producto del trabajo de muchos. “Para arrastrar esas piedras, se necesitan al menos 200 personas. Así que se trata de un movimiento social. Tenía que haber un personaje que liderara ese movimiento social, que persuadiera a la gente para dejar sus trabajos y sus hogares, y hacer ese peregrinaje al West Wood, y pasar días arrastrando esas pesadas piedras. Así que tenía que ser una persona que fuera una gran líder, alguien con mucho encanto y carisma. Esa es una mujer llamada Joya”, explica.
La novela se enriquece con personajes antagonistas: “Por supuesto, también hay antagonistas. Hay personas que quieren impedir la construcción de ese monumento por varias razones. Y ellos son los villanos, y ya sabes cómo son los malos. Hacen cosas malas y siguen haciendo cosas malas y así sabes que son los malos”.
Economía del sílex
La investigación para la novela llevó a Follett a descubrir detalles reveladores sobre la economía de la época, en la que el sílex jugaba un papel fundamental. “Me sorprendió descubrirlo. El sílex es una piedra que en Inglaterra está por todas partes. Hay un campo junto a mi casa y está lleno de sílex, pero el mejor sílex está bajo tierra. Los que encuentras en la superficie, si intentas afilarlos se rompen. Así que las personas de la Edad de Piedra excavaban minas para sacar el mejor sílex. Rompían el sílex en el fondo del pozo. Y, cuando eso se acababa, excavaban túneles, túneles que salían del pozo, igual que los mineros de carbón en el siglo XIX”, explica.
El autor explica que el sílex eran muy importantes en la Edad de Piedra, lo que fue clave para construir la vida en la Edad de Piedra. "El sílex era lo más parecido al dinero que se tenía, los necesitaban todo el tiempo, no se podía vivir sin sílex, era imprescindible para cortar la comida. Así que fue toda una revelación descubrir que la economía de la Edad de Piedra se basaba en el sílex”, asevera.
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