La última semana de septiembre fue de infarto. Quienes gestionan el sistema eléctrico volvieron a comprobar que tiene graves flaquezas, debilidades y puntos débiles. Son las que les  hicieron revivir las horas previas al gran apagón que sufrió España el pasado 28 de abril pasado. Ahora, apenas cinco meses después, las oscilaciones bruscas de la tensión se repetían. Por el momento dentro de los límites, pero cada vez más cerca de sobrepasarlos.

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¿Por qué volvía a existir riesgo de apagón en España? Red Eléctrica ha apostado por reforzar la red eléctrica incrementando el peso de las energías síncronas, como los ciclos combinados de gas –con mayor capacidad de absorción de oscilaciones- y rebajando el de las renovables. Entonces, ¿qué sigue fallando? Los expertos coinciden en señalar que no basta con optar por un sistema reforzado como el implantado tras el 28 de abril. En la última semana de septiembre confluyeron circunstancias que precipitaron la aparición con de oscilaciones “bruscas”, reconocidas por Red Eléctrica, y que a punto estuvieron de provocar incidencias graves al suministro energético de nuestro país.

Según los expertos, la climatología de esos días, el nivel de producción de la eólica y la fotovoltaica, la caída de la demanda y la situación en la que se encontraba la generación de energía nuclear son algunos de los factores que volvieron a colocar al sistema en una posición de riesgo. “El clima esos días fue benigno y se produjo mucha fotovoltaica, pero con poca demanda. A ello se sumó que había menor potencia síncrona por parte de las nucleares, que en algunos casos estaban en procesos de recarga”, asegura Juan Virgilio, director general de la Asociación Empresarial Eólica (AEE).

Efectivamente, reactores de las centrales de Almaraz y Cofrentes se encontraban inmersos en procesos de recarga de combustible y por ello incapacitadas para sumar potencia a la red. Ese menor respaldo síncrono que supuso, obligó a compensarlo con una mayor penetración de energías renovables.

Reuniones de urgencia

A todo ello se sumó que desde las renovables los episodios de conexión y desconexiónes en la generación eléctrica se sucedieron. Esas conexiones y desconexiones, que según Red Eléctrica se produjeron sin que las oscilaciones superaran los límites adecuados, contribuyeron a la inestabilidad. “Ahora se ha visto que unos pocos ciclos combinados no son suficientes para controlar la tensión”, señala Héctor de Lama, director técnico de la Unión Española Fotovoltaica (UNEF).

Durante los días posteriores a la detección de esas bruscas oscilaciones en la tensión, Red Eléctrica mantuvo encuentros con las distintas asociaciones y sectores implicados en el sistema de generación y suministro eléctrico. En ellas, además de comunicarles lo ocurrido, les anunció que se ponía en marcha un proceso de modificaciones normativas para su implantación urgente.

Red Eléctrica insiste en que en los días críticos de la última semana de septiembre no hubo un riesgo de suministro sino "variaciones bruscas de tensión" pero dentro de los "márgenes establecidos". Asegura que en ningún caso habla de "riesgo de apagón ni inminente ni generalizado". También que en los últimos días no existió "riesgo de suministro". Sí reconoce que es necesario seguir reforzando la robustez del sistema eléctrico, para lo que propone cambios en los procedimientos de operación para actuar sobre la generación energética y sobre el control de la tensión y la posible respuesta ante incidencias de tensión.

Medidas que son complementarios a otra de las que esta semana ha entrado en vigor: los cambios en la llamadas 'rampas de generación'. Hace referencia a la operativa de las plantas fotovoltaicas y eólicas. Así, el sistema de ‘rampas’, de procesos de conexión y desconexión a la red está en marcha desde este día 8. Establece que el plazo máximo de dos minutos para conectarse o desconectarse de la red se cambia a un plazo mínimo de 15 minutos. “Se busca evitar estas entradas y salidas bruscas de generación. Cuando lo hacen muchas plantas al mismo tiempo en algunos casos se contrarrestan unas a otras pero en otras se amplifican. Por eso se plantean cambios y el sistema de ‘rampas’ de entrada y salida, para hacerlas más suaves cada 15 minutos en lugar de cada hora”, apunta el director de AEE.

El peso de las nucleares

El nuevo mecanismo está en vigor desde este miércoles. Permite que los procesos no sean tan bruscos sino más progresivos y de esta manera las oscilaciones de tensión se puedan controlar mejor. Por el momento, Red Eléctrica no ha exigido que su implantación sea total sino que ha concedido un periodo de flexibilidad a los generadores para implementar la medida.

En este escenario ya hay expertos que han recordado que el nuevo episodio de debilidad del sistema refuerza a quienes defienden la necesidad de prorrogar el ciclo nuclear en España. El aporte de refuerzo que permite esta generación síncrona, constante, de energía se vio alterada los últimos días de septiembre por las tareas de mantenimiento de dos de los siete reactores. Actualmente la energía nuclear representa el 19% del ‘mix energético’ en nuestro país.

El temor es que si prospera el calendario de cierre nuclear que se activará en 2027 la red eléctrica española sufrirá de modo importante para mantener estable la tensión e inercia de su red. La central de Almaraz ya ha iniciado el proceso de desmantelamiento del primero de sus dos reactores. Antes de final de este mes de octubre deberá presentar el documento en el que recoge el plan de cese y en marzo deberá solicitar la suspensión de actividad para el reactor.    

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