Diane Keaton, que falleció el pasado sábado a los 79 años, es mundialmente conocida gracias a decenas de películas, títulos icónicos como Annie Hall, El Padrino o El club de las primeras esposas. Pero en Los Ángeles, aparte de por su excentricidad controlada y su estilo icónico también la recordarán como alguien comprometida con la preservación del patrimonio arquitectónico de la ciudad, un trabajo al que dedicó casi dos décadas desde la junta de la asociación L.A. Conservancy.

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Su implicación comenzó a partir de su interés por las casas históricas de Los Ángeles –una de ellas, construida en los años 40 en Pacific Palisades para el compositor Alfred Newman por Lloyd Wright, hijo de Frank Lloyd Wright, fue suya–. En los años 90 se unió al Conservancy, primero como colaboradora en eventos y después como miembro de la junta. Según explicaba estos días Linda Dishman, ex presidenta de la organización, a la revista Variety, Keaton "sentía una auténtica pasión por la preservación, no solo de los edificios o los paisajes culturales, sino de lo que significan para la gente y lo que podrían significar en el futuro".

Salvar el Ambassador

El episodio más recordado de esa militancia fue la defensa del Hotel Ambassador, un símbolo del viejo Los Ángeles. Diseñado por Myron Hunt e inaugurado en 1921, el hotel fue escenario de seis ceremonias de los Oscar y de actuaciones de Judy Garland, Frank Sinatra o Barbra Streisand, así como del asesinato de Robert F. Kennedy en 1968. Cerró en 1989 y, tras años de abandono, fue demolido en 2005 para construir un complejo escolar.

Imagen de la época dorada del Ambassador.
Imagen de la época dorada del Ambassador. | L.A. Conservancy

Keaton participó activamente en la campaña para salvarlo. En 2006, cuando el edificio ya había desaparecido, habló en un acto del Conservancy que funcionó como un velatorio. "He querido unirme a todos vosotros para expresar mi más sincero pesar porque nuestro esfuerzo por salvar el Ambassador se perdió entre la gente, incapaz de hacer otra cosa que encogerse de hombros con apatía", dijo aquella noche.

Aquel fracaso no la detuvo. Keaton publicó en 2008 un artículo en Los Angeles Times donde analizaba las lecciones del caso y vinculaba la preservación arquitectónica con la sostenibilidad ambiental. "Hemos tratado los edificios antiguos como tratamos las bolsas de plástico", escribió. "No los hemos reutilizado y, cuando terminamos con ellos, los tiramos. Esto tiene que parar. La preservación debe situarse junto a la conservación como una fuerza en el juego de la sostenibilidad".

El texto destacaba que cada edificio demolido es un despilfarro energético y una pérdida de memoria. Citaba estudios sobre el consumo de materias primas y energía en la construcción y recordaba que la energía utilizada para demoler estructuras antiguas podría abastecer California durante una década. "Cuando derribamos un edificio estamos borrando lecciones para el futuro".

"Todos querían escucharla"

En su artículo para Los Angeles Times, Keaton explicaba cómo la relación con los edificios antiguos puede moldear la vida de las personas. Recordaba su primera visita al Ambassador con su padre, de niña, y cómo esa experiencia le enseñó a valorar los espacios construidos: "En el momento mágico de aquel paseo, vi un desfile de sueños en el rostro del hombre que más amaba. Fue entonces cuando algo hizo clic dentro de mi cerebro de nueve años, algo que incluso hoy me ayuda a creer en la capacidad del mundo construido de cambiar la trayectoria de nuestras vidas".

Más allá de sus campañas, Keaton fue una gestora eficaz. Dishman recordó que "si necesitábamos que un político nos recibiera, bastaba con decir que Diane Keaton quería reunirse con él. Todos querían escucharla". También colaboró con el National Trust for Historic Preservation, organización estadounidense dedicada a proteger y conservar edificios y sitios históricos, y participó en los premios de restauración del Conservancy, celebrando cada edificio salvado como una victoria colectiva.

Entre otros proyectos, Keaton apoyó la preservación y restauración de la Ennis House, obra de Frank Lloyd Wright, y asistía regularmente a los eventos de la asociación. "Le encantaban las historias de éxito, ver cómo un edificio amenazado podía salvarse. Siempre participaba en nuestros beneficios y Premios de Preservación", recuerda Dishman.

El actual presidente de L.A. Conservancy, Adrian Scott Fine, la ha descrito tras su muerte como "una líder y parte de nuestra familia". En su nota de homenaje tras su muerte, la organización ha subrayado que Keaton supo traducir la preservación en algo accesible y emocional, “recordándonos a todos que proteger los edificios es proteger el espíritu y la memoria de una ciudad”.

La actriz convirtió su prestigio en una herramienta cívica. En una ciudad que celebra el futuro y borra sus huellas con rapidez, defendió la idea de que la identidad también se construye sobre los muros que permanecen. Su campaña por el Ambassador Hotel no evitó la demolición, pero cambió la conversación sobre la arquitectura de Los Ángeles y sobre cómo los edificios cuentan la historia de quienes los habitan.

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