La Casa Blanca ha suspendido los preparativos para un segundo encuentro entre Donald Trump y Vladimir Putin debido a la enorme distancia entre los planteamientos de Rusia y Ucrania, según ha anticipado Axios. "No hay planes para que se vean los presidentes de Estados Unidos y Rusia en un futuro inmediato·, han confirmado fuentes de la Casa Blanca a The Guardian.

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Tampoco se van a ver esta semana el secretario de Estado, Marco Rubio, y el ministro ruso de Exteriores, Serguei Lavrov. Han conversado recientemente por teléfono y no ven necesaria una cita.

El jueves pasado, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció que se encontraría con Putin en Budapest en dos semanas aproximadamente para avanzar en el camino hacia la paz en Ucrania. Sin embargo, Putin no se conforma con una tregua, sino que quiere asegurarse el control total de Ucrania, a lo que se niega Kiev con el apoyo de los principales países europeos.

Trump había asumido los postulados de Putin sobre las concesiones territoriales que habría de hacer Ucrania. Putin exigía el Donbás a cambio de pequeñas concesiones en Jersón y Zaporiya. Incluso el enviado de la Casa Blanca, Steve Witkoff, cacareaba las tesis rusas sobre la rusofonia del Donbás, una región a la que el Kremlin ha machacado en esta guerra. A Trump le parecía que era el comienzo de un nuevo éxito en su carrera como campeón pacificador global.

Por eso la reunión del viernes entre Trump y el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, fue tensa. Zelenski seguía aspirando a lograr los Tomahawks o más sistemas de defensa aérea, mientras que Trump le echaba en cara que Ucrania tenía que ceder para evitar ser destruida totalmente, según la versión del encuentro que publicó el Financial Times. Trump, que parecía haber entendido la posición de Ucrania después del chasco de Alaska, volvía a la casilla de salida. Goliat tenía derecho a salirse con la suya.

Rusia solo quiere una Ucrania sometida

Zelenski recurrió entonces a los aliados europeos, que este martes hacían pública una carta a Putin en la que demandaban un alto el fuego sin condiciones previas. A Trump le pedían que no cediera ante el líder ruso antes de lograr la tregua. Como en ocasiones anteriores, Putin se niega. Su ministro de Exteriores, Serguei Lavrov, sintetiza así las razones: "Un alto el fuego inmediato significaría abandonar las causas profundas del conflicto y dejar la mayor parte de Ucrania bajo el dominio nazi". Según Lavrov, es lo contrario de lo acordado en Alaska entre Trump y Putin, porque serviría a Ucrania para rearmarse.

En realidad, Rusia no puede esconder su objetivo: no quiere nada que no sea una Ucrania sometida al Kremlin. Pero una Ucrania que lleva más de tres años y medio luchando no va a aceptar nunca el vasallaje. Para Rusia es totalmente incomprensible que una nación que consideran parte del "mundo ruso" no acepte su condición.

¿Por qué entonces Putin hizo creer a Trump que estaba dispuesto a negociar? La presión sobre Trump para que facilitara Tomahawk a Ucrania era cada vez mayor y Rusia se veía amenazada seriamente. Siempre responde con el mismo guion: primero trata de amedrentar con una escalada que llevará a la Tercera Guerra Mundial, y cuando eso no funciona trata de convencer a Trump de que si hay unas concesiones por parte de Ucrania habrá paz. En realidad, el engaño no le dura porque no quiere paz ni siquiera con ganancias territoriales. Empezó la guerra por controlar Ucrania y la mantiene, a pesar de los cientos de miles de muertos rusos, por esa misma razón. Nada le importa la sangre derramada. La guerra le mantiene al frente.

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