El Grupo Prisa prepara estos días su nuevo plan estratégico y lo hace con la intención de aumentar sus ingresos a partir de la búsqueda de nuevas oportunidades, dentro del negocio mediático y del editorial, en los que conseguir cada euro cuesta sangre, sudor y lágrimas. Este proyecto lo presentará después de haber aliviado sus urgencias financieras, las cuales podrían haberle situado en una situación límite si no hubiera alcanzado un pacto con sus acreedores, la pasada primavera, para aplazar los pagos de la deuda hasta 2029.
La compañía rendía cuentas ante los inversores hace unos días y reconocía que su deuda bancaria ascendía el pasado 30 de septiembre a 805 millones de euros, es decir, a 20 millones menos que hace un año.
La situación ha mejorado si se analiza en perspectiva, dado que, en el mismo período de 2023, sus adeudos ascendían a 931 millones. En 2008, era superior a los 5.000 millones de euros. Entonces, los activos del grupo eran mucho mayores: disponía de Sogecable, de Ediciones Generales, de Media Capital y de Santillana España.
Todos ellos han sido vendidos en este tiempo para mantener la compañía a flote y hacer frente a las exigencias de los acreedores para conceder determinadas facilidades en el pago de la deuda.
El futuro próximo
Durante los próximos meses -según figura en su último informe de cuentas-, la compañía deberá amortizar un total de 23 millones de euros, mientras que el resto, 782 millones, los tendrá que pagar en el largo plazo, con límite en 2029. Ahí es dónde tendrá que volver a evaluar si puede hacer frente a sus compromisos o si deberá solicitar otro aplazamiento de pago.
La vicepresidenta del grupo, Pilar Gil, reconoció el pasado abril, durante la Junta General de Accionistas, lo complejo que había sido el acordar la última refinanciación con los acreedores, con Pimco a la cabeza, la cual posee la titularidad de alrededor del 95% de los adeudos.
Estas declaraciones las hizo en un momento de tensión en el seno de la compañía, que se encontraba en una batalla accionarial -que todavía no se ha cerrado- que enfrentaba a su presidente, Joseph Oughourlian (29,9%), con socios minoritarios cercanos a Moncloa, como son Global Alconaba (7%) -grupo de productores audiovisuales y publicistas-, Adolfo Utor (4,9%) -dueño de la naviera Balearia- y el empresario sevillano Diego Prieto (3%).
Global Alconaba se opuso al contrato de refinanciación -también el representante de los Polanco (7,6%)- y lo llevó a los tribunales, al considerar que su tramitación en los órganos internos de Prisa no había sido legal; y que incluía una cláusula draconiana que blindaba a Oughourlian en la presidencia del grupo, dado que, sin el visto bueno de Pimco, no se le podía sustituir.
Pese a todo, el pacto se rubricó y de ese modo se amplió el calendario de pago de la deuda. Desde la cúpula de Prisa siempre han sostenido que, si no se hubiera alcanzado este acuerdo, la viabilidad del grupo hubiera quedado seriamente amenazada.
Situación económica
Sea como sea, la actividad de la propietaria de El País y la Cadena SER continúa condicionada por lo que debe a los bancos. Actualmente, su deuda neta equivale a 4,38 veces su resultado operativo EBITDA.
Durante los nueve primeros meses de 2025, la compañía registró pérdidas de 48 millones de euros, frente a los 37 millones del mismo período del año anterior.
Sus ingresos cayeron el 4%, hasta los 609 millones, mientras que su EBITDA lo hizo el 18%. El grupo incidía en su informe en que la comparativa con 2024 no es muy precisa, dado que el año pasado registró el cobro de la indemnización por un laudo favorable en Portugal; y eso le supuso unos ingresos extraordinarios. Si se descuenta ese efecto, las anteriores variables figurarían en positivo (+4%).
Mientras la vida sigue y sus negocios se mantienen en activo, en un terreno complejo de cambios en sus mercados, resuenan de vez en cuando los ecos de los rumores relacionados con una posible oferta por todo el grupo, o por una parte. Se habla del interés de Global Alconaba en una operación y del posible interés inversor de un tercero.
De momento, no hay nada en firme, nada concreto y nada real. El barco sigue comandado por el mismo capitán.
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