"Rusia constituye una amenaza a largo plazo impulsada por intenciones agresivas y una disputa estratégica sobre el orden de seguridad". Esta es la principal conclusión del informe titulado Europe-Russia Balance of Power Review del Instituto francés de Relaciones Internacionales (Ifri). ¿Será capaz Europa para contestar a Rusia? Incluso sin la ayuda de los estadounidenses, "Europa tiene el potencial industrial y económico, la capacidad militar, aunque con deficiencias en fuerzas terrestres, y las posibilidades tecnológicas para prepararse, de aquí a 2030, para defenderse eficazmente de un ataque ruso". La condición es el apoyo a Ucrania, la unidad en la OTAN y la movilización total.
No estamos hablando de entelequias. El máximo comandante operativo de Alemania ha advertido este viernes que Rusia sería capaz de llevar a cabo un ataque regionalmente limitado contra algún país de la OTAN, según informa Politico. En la conferencia anual de la Bundeswehr en Berlín, el teniente general Alexander Sollfrank, ha señalado que Rusia tiene un enorme potencial militar. Su plan es contar con 1,5 millones de soldados. Rusia plantea una amenaza real, aunque su estrategia es presentarse como víctima de la expansión de la OTAN.
La idea del informe surgió en marzo de 2025, cuando se reunieron los jefes del Estado Mayor de la Defensa de los países comprometidos con el apoyo a Ucrania en París. Hubo tres conclusiones. En primer lugar, los países europeos no estaban preparados para la guerra en Ucrania y tuvieron dificultades para entender la magnitud del ataque. En segundo lugar, los análisis erróneos sobre Putin les han llevado a juzgar mal su trayectoria. En tercer lugar, se vio necesario una puesta en común de las situación estratégica entre expertos europeos.
Objetivos dispares de Rusia y Europa
El punto de partida de este análisis, que reúne las investigaciones de nueve think-tanks, es simple pero no se ha entendido durante muchos años. En unos casos ha sido por interés (era rentable comprar el gas ruso y confiar en que Putin no era lo que parecía que era) y otras por debilidad o incluso por ver lejana cualquier amenaza rusa (aún hoy ocurre en el caso de España). Sin embargo, hoy por hoy queda claro que los planes de los rusos y de los europeos no pueden ser más dispares.
"En primer lugar, Putin pretende someter a Ucrania y desmantelar las estructuras estatales y militares que defienden su independencia y soberanía. En segundo lugar, su objetivo es alterar el equilibrio de poder en Europa impugnando la ampliación de la OTAN y la UE. El objetivo de Rusia es ser reconocida como la potencia dominante del continente, utilizando el miedo como herramienta para lograrlo. En tercer lugar, Putin —solo, como él mismo subraya— lucha contra el llamado ‘Occidente colectivo’, con el fin de acelerar la llegada de un mundo multipolar, lo que representaría menos una redistribución del poder que una derrota simbólica para Occidente", explica Thomas Gomart, director del Ifri.
Los europeos tienen otros objetivos: primero y principal, evitar una victoria de Rusia en Ucrania. Quieren que las garantías de seguridad de EEUU a través de la OTAN se mantengan. Buscan mantener la unidad, sobre todo en lo que se refiere a las sanciones, y limitar en lo posible el coste económico de la ayuda a Ucrania. Finalmente, consideran que el acceso a la UE de Ucrania, Moldavia y Georgia ayudará a estabilizar su vecindario.
De este modo, el enfrentamiento entre Europa y Rusia se basa en una profunda asimetría en la percepción de las amenazas y las intenciones estratégicas. La postura de Europa es esencialmente defensiva y disuasoria, basada en el respeto del derecho internacional. Mientras que Rusia se presenta como una fortaleza asediada por un Occidente hostil, al mismo tiempo trata de reafirmar su dominio sobre su antigua esfera de influencia y construir una nueva arquitectura de seguridad europea.
Ni Putin ni los guardianes de sus esencias como el ministro ruso de Exteriores, Sergei Lavrov, que ahora parece haber caído en desgracia por el fracaso de la cumbre de Budapest, lo han ocultado nunca. Siempre insisten en que su objetivo es una nueva arquitectura de seguridad europea. Si no lo consiguen en la mesa de negociación, la impondrán por la fuerza.
Hasta ahora hay dos factores, según el informe, que han detenido a Rusia a la hora de atacar militarmente a Europa Central y Oriental: primero, la cohesión interna de la OTAN; y segundo, la feroz resistencia de Ucrania. Por eso fue tan relevante la cumbre de La Haya, cuando hubo acuerdo para elevar el presupuesto de defensa al 5%, y por eso las reticencias del presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, son tan dañinas. Putin festeja estas discrepancias y aspira a que Trump se harte de los europeos. En La Haya, se evitó este cisma y Trump se mostró satisfecho.
Escenarios de confrontación
Los expertos manejan cuatro posibles escenarios que podrían desarrollarse e los próximos diez años entre Rusia y Europa: un ataque local o regional o una «apropiación de tierras» en la región nórdica-báltica o del mar Negro para crear un hecho consumado; un ataque contra un país no miembro de la OTAN ni de la UE, como Moldavia, Armenia o incluso Georgia; un ataque a gran escala contra países de la OTAN en múltiples direcciones; un enfrentamiento local o a gran escala como resultado de una escalada mal calculada en la guerra híbrida, posiblemente en el ciberespacio, el espacio exterior o el ámbito marítimo.
El artículo 5 del Tratado de Washington sigue actuando como un factor de disuasión. Pero Rusia lo pone a prueba. Es el objetivo de las incursiones de drones que se vienen detectando desde hace meses en los Bálticos, Polonia, Rumanía, Alemania, países Bajos y Bélgica. Es la guerra híbrida que tan bien domina el Kremlin. Provoca cierre de aeropuertos y un gran nerviosismo y calibra hasta qué punto reaccionan los aliados europeos. Con esos juegos en la zona gris corre el riesgo de provocar un accidente aéreo o bien una reacción que conduzca realmente a una escalada. Es el temor a esa escalada lo que lleva a los europeos a contenerse pero Rusia juega con fuego.
Ventaja de Rusia en fuerzas terrestres
Rusia sigue teniendo una gran ventaja sobre Europa en algunos aspectos del potencial militar. Esto se refiere sobre todo a las fuerzas terrestres: Moscú puede movilizar 550.000 soldados de infantería y 400.000 guardias nacionales. Algunas estimaciones sitúan el número de efectivos terrestres entre 650.000 y 950.000, aunque solo una pequeña parte está entrenada y equipada para operaciones de combate convencionales. En comparación, la masa bruta de las fuerzas terrestres de la OTAN europea (excluida Turquía) y/o de la UE apenas alcanza los 750.000 efectivos.
Esta diferencia es aún más llamativa si se tienen en cuenta la disponibilidad política y la preparación para el combate; mientras que Rusia ha demostrado su capacidad para desplegar una parte sustancial de su estructura de fuerzas en el frente, hay motivos para dudar de la disponibilidad política, estratégica y operativa de varias tropas europeas en caso de un escenario de confrontación.
"Aparte de unos pocos Estados fronterizos que podrían movilizar reservas y guardias nacionales en su territorio, los demás no podrían generar más que un par de batallones para enviar fuera de sus fronteras. Como resultado, la mayor parte de las grandes formaciones de unidades recaería sobre los hombros de quizás seis países (Francia, Reino Unido, Alemania, Polonia, Italia y España)", señala el informe, que también apunta que la preparación de los soldados de la OTAN es mucho más completa que la que tienen los rusos. En Ucrania ha quedado constancia.
Muchos países están reaccionando para paliar estas carencias. En el flanco oriental, especialmente Polonia y los Estados bálticos, se están fortificando sus fronteras con zanjas antitanques, dientes de dragón, extensos campos de minas, sensores y efectores antidrones. Toda Europa se ha dado cuenta de que ha de mejorar su estrategia antidrones. Si somos optimistas, veremos que los ataques recientes han servido para ser consciente de los fallos.
A su vez, en Alemania hay un plan para restablecer el servicio militar y revitalizar las Fuerzas Armadas. Dinamarca y Suecia ha restablecido el servicio militar obligatorio también. En Finlandia, el país con más de mil km de frontera con Rusia, se prepara a la población desde hace años. En Polonia se van a dar cursos de entrenamiento militar a los civiles: en 2026 se espera que 400.000 personas lo reciban.
Los ejércitos europeos adolecen de una escasez de varias capacidades clave como la potencia de fuego, especialmente la artillería, los lanzacohetes y los drones de ataque de corto y medio alcance en grandes cantidades. Los sistemas de artillería y ataque en profundidad siguen siendo una carencia crítica en Europa. Otro elemento clave es la fuerte ventaja de Rusia en materia de defensa aérea terrestre y, en especial, de misiles tierra-aire de corto y medio alcance, que proporcionan un entorno denso y altamente letal para las aeronaves occidentales, especialmente los helicópteros.
Superioridad aérea y espacial europea
La ventaja de Europa es su superioridad aérea, pero también espacial. Los aliados de la OTAN, incluso si solo se tiene en cuenta a los europeos, muestran una clara superioridad sobre Rusia, tanto en cantidad como en calidad, con más de 1.500 aviones de combate frente a menos de 1.000 de Rusia.
Esta diferencia es aún más espectacular en términos de preparación para el combate y rendimiento tecnológico. Si bien la flota de cazas europeos va a disminuir al menos un 20 % en la próxima década, su ventaja tecnológica debería aumentar considerablemente con la sustitución de los cazas de cuarta generación obsoletos (F-16, Su-27, etc.) por otros de cuarta generación y media y quinta generación (versiones modernizadas del Eurofighter, el Rafale y el Gripen en el primer caso, y F-35 en el segundo).
La única ventaja aparente de las Fuerzas Aeroespaciales (VKS) radica en su flota de bombarderos estratégicos de largo alcance, pero una parte significativa (Tu-95, Tu-160) está reservada para misiones nucleares. Como Rusia ha asumido su inferioridad aérea hace años dedica más presupuesto a invalidar la fuerza enemiga antes que a desarrollar la propia.
Poderío naval europeo
En términos de poderío naval, Europa disfruta de una ventaja abrumadora en cuanto a cantidad, con más de 100 grandes buques de combate de superficie frente a los aproximadamente 30 de la Armada rusa. También tiene una clara ventaja cualitativa tanto en cuanto a preparación y rendimiento de los buques de guerra como en cuanto a la moral y la formación de las tripulaciones.
Sin embargo, la geografía del teatro de operaciones entre Europa y Rusia haría difícil convertir esta superioridad en una ventaja decisiva. Al igual que en el ámbito aéreo, la doctrina rusa se centra en la denegación más que en el control. Por lo tanto, la fuerza de la Armada rusa reside en sus submarinos más que en su flota de superficie.
En el ámbito espacial, Rusia disfruta de una ventaja cuantitativa aparente en satélites militares sobre Europa (100 frente a 60), pero este sector se ha visto muy afectado por las sanciones occidentales, y la mayor parte de su flota de satélites está quedando obsoleta.
El poder nuclear
Rusia también dispone de un potencial nuclear que Francia y Gran Bretaña no podrían igualar en caso de que Estados Unidos decidiera retirar el paraguas nuclear que protege a los aliados europeos. Con Trump nunca se sabe, pero por ahora no parece que vaya a suceder nada parecido.
Sin embargo, Rusia también tiene motivos para preocuparse por sus aliados. Incluso en tecnología militar, el más importante de ellos, China, está alcanzando rápidamente a Moscú. Por lo tanto, cada vez necesita menos el apoyo ruso y dicta las condiciones. Xi Jinping se opuso al uso de armas nucleares tácticas por parte del Kremlin ya en las primeras etapas de la invasión rusa de Ucrania. Y Moscú, al parecer, tuvo que hacerle caso. Tiene las manos atadas en este asunto.
La creciente debilidad económica de Rusia
Los expertos del IFRI también analizan el balance de poder económico. En los años 2022-24 el país no solo no se derrumbó, sino que creció a un ritmo sorprendente de más del 4%. Pero Moscú ya ha dejado atrás este buen periodo. Ha caído en la estanflación: se encuentra al borde de la recesión, con un rápido aumento de los precios (oficialmente del 8%, pero en realidad mucho más). Los autores del informe consideran incluso que, para 2030, esta situación se transformará gradualmente en una crisis cada vez más grave. El déficit presupuestario está aumentando y el Fondo de Riqueza Nacional está a punto de agotarse.
Tras la invasión rusa de Ucrania, Moscú se apoderó de activos de empresas occidentales por valor de 167.000 millones de dólares. Sin embargo, con ello provocó que las empresas europeas y estadounidenses retiraran de todas sus inversiones en Rusia. Se ha perdido la única vía para modernizar el país: China no está interesada en asumir ese papel. De este modo, la economía rusa se parece cada vez más a la iraní. El 80 % de su oferta exportadora proviene de la venta de materias primas energéticas. Como tantas otras veces en su historia, Rusia vuelve a quedarse dramáticamente rezagada con respecto al mundo occidental.
Rusia ha aumentado el gasto en defensa hasta el 6,5 % del PIB. Esto sigue estando muy lejos del 12 % del PIB que se gastaba al final de la URSS. Pero el destino de la Unión Soviética comienza a perseguir al Kremlin. Y esto se debe a que la clase media se está reduciendo cada vez más, lo que al final puede suponer una amenaza para el régimen. Debido al corte del mercado europeo, Gazprom perderá 160.000 millones de dólares entre 2025 y 2030, lo que no podrá compensar de ninguna manera con las exportaciones a China o la India. Además, debido a los bajos precios del petróleo, los ingresos diarios de Rusia por la venta de todos los combustibles han caído a 600 millones de dólares, la mitad de lo que eran en 2022.
La invasión rusa supuso un shock energético para Europa. Sin embargo, hoy en día ha logrado reducir a la mitad sus importaciones de petróleo y gas. Se ha convertido en una potencia en energías renovables. Putin no ha conseguido dividirla ni ponerla de rodillas. Y tiene un potencial tecnológico incomparablemente mayor que Moscú.
La resiliencia del sistema político
¿La dictadura rusa o la democracia europea? ¿Qué sistema político está mejor preparado para el conflicto prolongado en que se ha convertido la guerra en Ucrania? No hay duda de que, a lo largo de los siglos, la sociedad rusa, hoy impregnada de propaganda nacionalista, se ha acostumbrado a los sacrificios. Y Putin puede tomar decisiones rápidamente sin consultar. Pero muchas de las que toma son equivocadas.
La invasión de febrero de 2022 resultó ser un trágico error porque el dictador ruso, rodeado de aduladores entrados en años, creyó que derrotaría fácilmente a Ucrania. Ahora, a medida que el nivel de vida en Rusia se derrumba, la legitimidad de su régimen se debilita. En Europa también hay desafíos como los que plantean disidentes como Eslovaquia y Hungría, si bien es cierto que hay cada vez más conciencia de la gravedad de la amenaza rusa. Si Europa reacciona y corrige sus debilidades, con su potencial económico y tecnológico, puede parar los pies a Putin.
Te puede interesar
Lo más visto
Comentarios
Normas ›Para comentar necesitas registrarte a El Independiente. El registro es gratuito y te permitirá comentar en los artículos de El Independiente y recibir por email el boletin diario con las noticias más detacadas.
Regístrate para comentar Ya me he registrado