En invierno el organismo requiere un refuerzo adicional para sostener las defensas activas y hacer frente a las variaciones de temperatura con eficiencia. Es entonces cuando se deben buscar alimentos que suministren vitaminas, minerales y antioxidantes que ayuden a mantener el sistema inmunitario, sin necesidad de recurrir a recetas complejas. A lo largo de la temporada y en sintonía con las opciones típicas de otros periodos, tenemos a nuestra disposición una fruta que destaca por su equilibrio a nivel nutricional y por su capacidad para hacer que el organismo sea más fuerte en los meses de invierno, la papaya.

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La papaya, la fruta del invierno

La papaya presenta una alta concentración de vitamina C, superando incluso a frutas que son típicamente relacionadas con ella; esta vitamina participa en diversos procesos vitales que se disparan durante los meses de invierno cuando aprieta el frío, tales como la producción de colágeno, la curación de tejidos y la asimilación correcta del hierro presente en los alimentos vegetales. Una ingesta habitual de esta vitamina C contribuye a que las defensas se mantengan en condiciones óptimas y a que la respuesta natural del organismo se mantenga frente a los agentes externos.

Antioxidantes desde el interior

Dicho alimento lleva compuestos antioxidantes entre los que se cuentan el licopeno, la quercetina, el kaempferol y la famosa papaína, que neutralizan el estrés oxidativo que se va acumulando con el tiempo y que interviene en el envejecimiento celular; la asociación de antioxidantes y vitamina C aportan un soporte explosivo al sistema inmunitario durante los meses más fríos cuando la demanda de nutrientes que protegen el sistema va creciendo.

La papaya y sus aportes

La papaína, enzima que se encuentra de forma natural en esta fruta, ejerce la función de facilitar la degradación de las proteínas y sobre todo, sirve para aliviar las molestias estomacales de la digestión común. De este modo la papaya consumida de forma habitual colabora estrictamente en reducir la hinchazón, el peso del estómago y el estreñimiento intestinal. Por este motivo, muchas personas la consideran una buena opción para el desayuno o para la merienda, con el objetivo de ofrecer una sensación de ligereza en el vientre y facilitar la digestión sin ayuda de suplementos.

Fibra y textura suave

Además de la acción enzimática de la papaya, presenta fibra soluble en su interior y tiene una textura blanda muy beneficiosa para aquellos que buscan alimentos de fácil tolerancia a la hora de consumirlos. Este perfil de la fruta hace que se trate de un interesante alimento en cuanto a mantener un tránsito regular en el intestino, equilibrar la microbiota del mismo y favorecer el bienestar continuo, lo cual es especialmente apreciado por la población, ya que los meses de frío suelen modificar sus hábitos alimentarios.

Rica en magnesio

La papaya contiene una cantidad considerable de magnesio, mineral que interacciona en decenas de reacciones químicas interiores. Este nutriente toma parte en el control de la glucosa, en la transmisión de los impulsos nerviosos, en la funcionalidad de los músculos y en la conservación de la energía diaria. El hecho de estar muy bien presente en una fruta dulce y ligera, ayuda a que este mineral pueda incluirse en la ingesta diaria sin ninguna dificultad.

Un impulso extra para absorber otros nutrientes

El magnesio estimula la absorción del calcio y mejora el uso de la vitamina C. Esta asociación hace de la papaya un alimento particularmente completo para reforzar al organismo durante los meses fríos en los que suele aumentar la necesidad. Incluirla en desayunos, ensaladas o meriendas da un apoyo equilibrado y cómodo para cualquier tipo de rutina.

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