El cactus de Navidad es una opción para dar color a cualquier hogar en invierno. Este cactus tiene una floración invernal, un porte elegante y su mantenimiento muy fácil de llevar a cabo, motivos que los hacen una opción ideal para aquellos que desean un poco de naturaleza sin complicarse en exceso. Esta especie nos brinda vida cuando la mayor parte de las plantas están en reposo y contribuye con un espectáculo floral que se puede integrar en cualquiera de los estilos decorativos.

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El cactus de Navidad

El cactus de Navidad, o Schlumbergera, tiene su origen en las selvas húmedas americanas en las que se van formando ese tipo de entorno húmedo y con luz filtrada. Cultivado en interiores mantiene su porte colgante y desarrolla tallos segmentados. Sus flores, que aparecen en tonalidades de color rosa, rojo o amarillo, aportan luz a las semanas previas al invierno y convierten cualquier habitación en un lugar más cálido.

La planta reacciona rápidamente ante condiciones desfavorables. Ante la ausencia de agua o cuando hay poca iluminación, se secan partes de sus tallos de tal modo que indican que hay que hacer ajustes. Esta capacidad ayuda a cuidarla y permite que se mantenga en un estado óptimo a lo largo de toda la época invernal.

Una floración espectacular

La Schlumbergera requiere mucha luz, pero no tolera la luz del sol directa. Las zonas con cortinas o una luz suave dan protección a sus hojas para no sufrir quemaduras. La climatología y temperatura afecta de modo decisivo el crecimiento de la planta: crece bien entre 15 y 22 grados, de hecho, es posible un crecimiento equilibrado, pero no soporta bruscas oscilaciones térmicas. Por debajo de 10 grados la planta tiende a debilitarse, así que es mejor mantenerla alejada de las corrientes de aire y de las esquinas del frío.

Cómo cuidar un cactus de Navidad

El cactus de Navidad requiere más agua que los cactus de toda la vida; durante la formación de los tallos, por ejemplo, el sustrato permanece ligeramente húmedo. Después de la floración, los riegos se van espaciando para que la planta pueda descansar. Con el calor, uno o dos riegos semanales son más que suficientes (siempre con agua sin cal y dejando que el sustrato se seque entre riego y riego), y de este equilibrio depende la no aparición de hongos ni de pudriciones.

Abonado y nutrición constante

La planta requiere un aporte regular de nutrientes. La primavera comienza el periodo de abonado más fuerte, aunque añadir el abono de una forma mensual durante todo el año, favorece un buen crecimiento y abundante floración. Los abonos específicos para cactus diluidos en el agua, cubren sus necesidades y favorecen mantener la estructura de los tallos de forma correcta.

Cuidados imprescindibles

La especie conocida como cactus de Navidad es ideal para dar buen resultado en lugares húmedos. Colocar cuencos con agua cerca o poner la maceta sobre un plato con agua y bolas de arcilla (sin que el agua toque el fondo de la maceta mismo), crea un microclima propicio. Esta técnica reproduce las condiciones tropicales que corresponde a su hábitat y mantiene la planta húmeda naturalmente.

Trasplante y plagas

Cada dos años conviene hacer un trasplante, que se hace en primavera, utilizando recipientes más grandes para las raíces y un sustrato con drenaje adecuado, ya que el buen drenaje evita encharcamientos y asegura el trasplante en buenas condiciones para el crecimiento de la planta. A pesar de ser robusta, puede sufrir el ataque de cochinilla si el ambiente se seca mucho o si el exceso de riego hace que el tallo se vuelva débil. Comprobar periódicamente las hojas para detectarlo de forma precoz es muy conveniente.

Siguiendo estos cuidados, el cactus de Navidad puede llegar a ser una de las mejores plantas de interior en invierno, ideal para llenar de color y vida nuestro hogar; la resistencia, la abundancia de flores y su crecimiento moderado, lo convierten en una planta indispensable para la decoración natural y duradera del hogar.

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