Quienes tengan alguna duda sobre la visión de Donald Trump sobre Europa pueden consultar su hoja de ruta, la Estrategia de Seguridad Nacional, recién salida del horno. Allí no deja lugar a la imaginación. Con Trump el vínculo transatlántico ha saltado hecho pedazos. El presidente de EEUU retrata una Europa en plena decadencia económica, política y social, debido al estancamiento de su economía, a su escaso respeto por las libertades (como lo leen) y al trato condescendiente con la migración. En resumen, si todo sigue así en 20 años la civilización europea desaparecerá. Para evitarlo, llama a la "resistencia" de quienes piensan como él, es decir, los partidos nacionalpopulistas.

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"Entre los problemas más graves a los que se enfrenta Europa se encuentran las actividades de la Unión Europea y otros organismos transnacionales que socavan la libertad política y la soberanía, las políticas migratorias que están transformando el continente y creando conflictos, la censura de la libertad de expresión y la represión de la oposición política, el desplome de las tasas de natalidad y la pérdida de las identidades nacionales y la confianza en sí mismas", señala el documento de 33 páginas que publica cada Administración en el primer año de mandato.

"Si las tendencias actuales continúan, el continente será irreconocible en 20 años o menos. Por lo tanto, no es nada obvio que algunos países europeos vayan a tener economías y ejércitos lo suficientemente fuertes como para seguir siendo aliados fiables", añade el texto.

Respeto por Rusia

Es muy revelador cómo se refiere a Rusia, país al que no señala como amenaza, aunque sí lo sea "para muchos europeos". Es su prioridad "restablecer la estabilidad estratégica con Rusia". Según reza el documento, "los aliados europeos disfrutan de una ventaja significativa en cuanto a poderío militar sobre Rusia en casi todos los aspectos, salvo en el de las armas nucleares. Como resultado de la guerra de Rusia en Ucrania, las relaciones europeas con Rusia se han visto profundamente debilitadas, y muchos europeos consideran a Rusia una amenaza existencial". EEUU se ofrece como mediador para restablecer esta relación una vez que se ponga fin a la guerra en Ucrania.

La Administración Trump confirma que sus expectativas sobre el fin de la guerra son diametralmente opuestas a las de algunos dirigentes europeos, a quienes califica de "poco realistas". Está claro que piensa en Macron o Merz, que en una conversación que ha desvelado Der Spiegel con el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, constataban que EEUU iba a traicionar a los ucranianos. Incluso dice de estos líderes que encabezan "gobiernos minoritarios inestables, muchos de los cuales pisotean los principios básicos de la democracia para reprimir a la oposición". Esto lo suscribe Trump que día tras día socava la división de poderes y ha usado la Guardia Nacional en aquellos estados donde no le han votado.

Según el documento, "una gran mayoría europea quiere la paz, pero ese deseo no se traduce en políticas, en gran medida debido a la subversión de los procesos democráticos por parte de esos gobiernos. Esto es estratégicamente importante para Estados Unidos precisamente porque los Estados europeos no pueden reformarse si están atrapados en una crisis política".

Incluso plantea que si en el futuro hay países de la OTAN de mayoría no europea habrá que ver "cuál es su alianza con EEUU". Sorprende esta reflexión ya que Turquía está en la OTAN y su población es de mayoría musulmana sin que eso haya planteado ningún problema a Trump.

Apoyo a los partidos ultras

A pesar de este escenario catastrofista, Trump tiene razones para el optimismo debido a la "creciente influencia de partidos patrióticos europeos". Y apunta que su meta va a ser "ayudar a Europa a corregir su trayectoria errónea".

Es decir, la injerencia en los procesos electorales que ya vimos con el vicepresidente J.D. Vance en la conferencia de Múnich, cuando criticó el cortafuegos que existe en Alemania para impedir que la extrema derecha (Alternativa para Alemania) llegue al poder va a intensificarse. En la primavera próxima se celebra elecciones en Hungría, y Viktor Orbán recurrirá a Trump para impedir que la oposición, en alza en los sondeos, llegue al poder. El objetivo es acabar con la democracia liberal.

Reparto de zonas de influencia

El documento pide un "reajuste" de la presencia militar del país para hacer frente a las amenazas urgentes en "nuestro hemisferio" y alejarse de las regiones "cuya importancia relativa para la seguridad nacional estadounidense ha disminuido en las últimas décadas o años".

Parece un anuncio de una próxima retirada de tropas estadounidenses de Europa. Como no considera a Rusia como una amenaza, los soldados de EEUU en territorio europeo pueden desplazarse a otros lugares. Así se confirmaría cómo se están repartiendo las esferas de influencia Rusia y EEUU.

El mayor despliegue de buques de guerra de Estados Unidos se encuentra en el Caribe, con más de una docena de embarcaciones y más de 14.000 soldados. Washington estaría sopesando la posibilidad de lanzar ataques en territorio venezolano. Lo que realmente sí está haciendo es marcar territorio: es nuestro patio trasero.

La estrategia enmarca en gran medida a China como un desafío económico. Washington "reequilibrará la relación económica de Estados Unidos con China, dando prioridad a la reciprocidad y la equidad para restaurar la independencia económica estadounidense". Sin embargo, añade que "esto debe ir acompañado de un enfoque sólido y continuo en la disuasión para prevenir la guerra en el Indo-Pacífico". Con cierta ambigüedad, sí que señala que "la defensa de Taiwán forma parte de los intereses de seguridad nacional de Estados Unidos".

En el Kremlin deben estar de fiesta tras leer esta hoja de ruta de Trump. Todo lo que socava a la Unión Europea es bueno para Rusia así que esta visión del presidente de EEUU de una Europa decadente y ofuscada sobre Moscú suena a música celestial.

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