En 1986 Sebastião Salgado conmocionó al mundo con sus fotografías de la mina abierta de oro de Serra Pelada. Ubicada en estado de Pará, en Brasil, la mina era un gran agujero en el que más de 50.000 mineros trabajan a diario sacando sacos de tierra y buscando oro. Completamente enlodados y bajo condiciones de trabajo inhumanas, las fotos de los buscadores de oro de la Serra Pelada dieron la vuelta al mundo.

Más de treinta años después el fotógrafo regresa a su propio trabajo. "Sumergirse en los contactos de nuevo ha sido como volver a la historia. La vives completamente. En los 35 días que pasé en la mina hice 200 rollos de película de 36. Repasando los contactos viví toda la historia, tenía fotos que yo tomaba días que estaba más enfermo y me ponía malo. Volver a este trabajo es ver su vida de nuevo", cuenta a los medios en el CEART (Centro de Arte Tomás y Valiente) de Fuenlabrada, Madrid. Allí se expone GOLD, Tierra quemada, la muestra que junto con el volumen Gold (Taschen) son fruto del regreso del brasileño a su emblemático trabajo. La exposición se puede permenacerá hasta el 9 de febrero.

En esta exposición más de la mitad de las fotos son nuevas, no se habían visto antes. "Así que estoy presentando de forma nueva una historia vieja", explica el brasileño. El fotógrafo es consciente del valor de su trabajo. "Esta una historia única en la Historia de la Fotografía, una historia así sólo ha ocurrido antes en Klondike en el límite de Canadá con Alaska".

Su lado del mundo

"He fotografiado muchas cosas que vistas desde aquí son duras, pero no son duras. Son la vida de la mayoría de la población de este planeta. Ustedes viven en un país protegido, rico que forma parte del principal grupo humano rico del planeta, que es Europa; el principal grupo cultural del planeta, y España es una parte importante. Los refugiados que he visitado y otras cosas que he fotografiado parecen la excepción, pero no lo son, la excepción son ustedes", explica el brasileño que fue Premio Príncipe de Asturias de las Artes en 1998.

El brasileño asegura que cuando presenta sus fotografías, lo hace para mostrar su lado del mundo. "Vengo de un país subdesarrollado, crecí en un país subdesarrollado y la mayoría de mi trabajo lo he hecho de mi lado del mundo. Traigo a la gente de aquí la vida del otro lado. Que reflexione, que viven de una manera fantástica, como todo el planeta debería vivir, pero sólo ustedes viven así. Ustedes son un grupo de gente muy privilegiada que vive muy bien", concluye.

Fiebre del oro

"Cuando se descubrió esta mina la zona era una sierra, una pequeña elevación y cundo yo llegué era un hueco con más de 200 metros de profundidad por unos 200 cientos de diámetro. Todo el hueco había sido sacado a mano por los hombres", explica Salgado. En 1979 se encontró oro en un arroyo y eso desató la fiebre. Salgado no pudo ir hasta 1986 porque Brasil se encontraba bajo una dictadura militar y había restricciones para prensa. © Sebastião SALGADO

Los peones en la base del sistema

La mina se dividía en pequeñas parcelas. Cada parcela tenía un propietario, luego estaba el capitalista que invertía en la parcela y luego había unos 30 peones por parcela. Un capitalista podía ser un campesino que lo había vendido todo para invertirlo en la explotación de la parcela. Los peones tenían que extraer sacos de 40 kilos y subirlos por las escaleras. Los accidentes eran bastante comunes y una caída podía suponer la muerte. El 99% de los sacos no contenía oro. © Sebastião SALGADO

Un agujero de 200 metros

Cuando llegó a la Serra Pelada los mineros miraban con recelo al fotógrafo, pensaba que era un infiltrado de la empresa minera CVRD que había peleado por controlar la mina. Como la policía también lo confundió con un gringo le pidieron el pasaporte y por más que él explicaba que era brasileño le terminaron arrastrando por el lodo. Los mineros comprendieron que Salgado no era un hombre de la empresa minera, un policía nunca trataría así a un hombre de la CVRD. © Sebastião SALGADO.

Peleas en la miseria

"Había muchas peleas, como se ve aquí el minero agarra la escopeta pero el policía tienes en la otra mano una pistola y tiene el dedo en el gatillo. Esta es la verdadera lucha de clases estos trabajadores, todos se creían ricos en potencia y el policía era un funcionario con un pequeño salario y para el policía ellos eran miserables que estaban muriendo como insectos", explica Salgado sobre esta foto. © Sebastião SALGADO

El fin de la mina

Durante los 30 días que Salgado estuvo en la mina se alojó con un amigo de su padre quien tras años en la mina consiguió 97 kilos de oro. Cantidad que reinvirtió en más material y peones. Lo perdió todo. La mina se fue "secando". El oro más accesible se terminó. La explotación en 1992 terminó en manos de la empresa CVRD. Al haber escavado tan profundo la mina empezó a inundarse al toparse con agua y se hizo imposible seguir explotándola. Y la Serra Pelada volvió a la pobreza de la que provenía, pero completamente desfigurada. © Sebastião SALGADO