Es lunes y el despertador suena a las 6:30 de la mañana. Una hora y cuarto después, Martita Ortega entra por la puerta del hospital Gregorio Marañón y a las 14:00 sale para poner rumbo a Aravaca. Ahí esperan cinco horas de entrenamiento antes de regresar a casa sobre las 18:30. En vez de descansar, se sienta en el escritorio y se pone a estudiar. "Y así un día tras otro, todos los días. Es duro, pero no me puedo quejar", cuenta a El Independiente.

Martita Ortega tiene 22 años, es la número uno del pádel mundial y también estudia Medicina. Compagina desde hace un lustro el deporte profesional y una carrera universitaria de las más exigentes. Y se puede decir claro: no le va nada mal en ninguna de sus dos pasiones. Este año ha ganado siete títulos en el World Padel Tour junto a Marta Marrero para alcanzar la cima del ranking y hasta ahora ha ido a curso por año en la Universidad.

"Quiero mantener el número uno todo lo que pueda y quiero ser cirujana", explica antes de afrontar esta semana el torneo de maestros en Barcelona, donde cerrará la mejor temporada de su corta pero exitosa trayectoria.

Compitiendo desde los diez años

Martita creció en una familia en la que deporte era una actividad central. En el colegio jugaba mucho al baloncesto, pero en cuanto empuñó una pala sabía que eso era lo suyo. Empezó a competir con diez años y a los 15 dio el salto al profesionalismo. Sin embargo, a diferencia de la mayoría de deportistas, no dejó de lado los estudios.

Es cierto que el pádel no es tan exigente como otros deportes en el tema de los entrenamientos. "El pádel tiene una cosa buena que le diferencia de otros deportes: no tienes que irte lejos para entrenar al máximo nivel", señala Martita Ortega. En el tenis, por ejemplo, Barcelona siempre ha sido la capital del alto rendimiento en España porque está al nivel del mar y tiene temperaturas suaves durante el invierno. "Pero para jugar al pádel dan igual las condiciones porque entrenas siempre en un pabellón cubierto, da igual que llueva o nieva", dice la madrileña. Ella entrena a diario en el centro David Lloyd de Aravaca, a escasos metros del colegio en el que creció, el Estudio.

"No me ponen problemas, pero tampoco facilidades"

Conociendo el día a día de la jugadora, surge una pregunta: ¿cómo se puede compaginar el deporte profesional, con viajes durante todo el año, con las clases de la facultad? "Mis amigos siempre me ayudan con los apuntes y con las faltas tengo una justificación, que es que soy deportista profesional", responde Martita Ortega. "En la facultad no tengo problemas, pero tampoco puedo decir que me pongan facilidades".

La carrera de Medicina dura seis años y después está el MIR. Ella tiene claro su futuro: seguir compitiendo hasta que el cuerpo aguante y después ponerse la bata. Quiere hacer la especialidad quirúrgica."Lo mío es el quirófano", dice. "El pádel tiene una cara muy buena cuando eres joven y ganas, pero nunca sabes lo que te puede pasar y yo quiero estar preparada".

Martita Ortega, en el torneo de Cascais (World Padel Tour)

"Además, yo creo que el pádel me ayuda en la carrera y la Medicina me ayuda a competir", afirma. "El deporte me ayuda a la hora de concentrarme para estudiar y la medicina me ayuda a relativizar todo, a saber qué es lo realmente importante en la vida".

Una vida de sacrificio que por ahora tiene premio. "Ahora mismo, siendo la número uno, tengo un poco de vértigo cuando miro hacia abajo. Pero sé lo que he trabajo y todo lo que sacrifico".