Quizá los programadores de televisión pierdan mucho el tiempo en construir castillos en el aire y enrevesados formatos cuando, en realidad, la carne fresca siempre es un buen reclamo. Estrenó Mediaset hace unos días un programa que se llama La isla de las tentaciones y que, básicamente, consiste en juntar a un grupo de hombres anabolizados y mujeres siliconadas y sentarse a esperar. ¿A qué? Digámoslo así, a que compartan sabiduría y buena compañía.

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