Los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 pasarán a la historia por ser los primeros en los que haya competido una mujer trans, Laurel Hubbard. La haltera neozelandesa ha sido uno de los grandes focos de atención y el centro de un debate que está lejos de acabar. Su historia ha hecho quizás que la de Kimberley Daniels, la primera jueza trans, haya pasado un tanto desapercibida.

Mi objetivo era ser una mujer. Es lo que siempre quise ser, es lo que siempre fui"

Kimberley Daniels nació como Duncan Daniels hace más de 60 años en Canadá y desde pequeño se dio cuenta de que había nacido en un cuerpo equivocado. "A los siete años ya sabía que era una niña atrapada en el cuerpo de un niño", señala. "En la década de 1960 el mundo no era un lugar seguro para las personas transgénero. Había tratamientos para 'curar' a estas personas, que incluían medicación, terapia de choque y otros métodos indescriptibles. Quería curar algo que es incurable".

Tenía miedo de crear un cisma en su familia, así que ocultó sus deseos y siguió siendo Duncan contra su voluntad. Tuvo una hija en diciembre de 1990, Haley, y se hizo árbitro de competiciones de piragüismo. Fue juez en Río de Janeiro 2016 como Duncan y después se convenció a sí mismo de hacer la transición. Su idea era hacerlo tras los Juegos de Tokio, pero llegó la pandemia y ya no había marcha atrás.

"Ahora puedo ser yo misma"

Después de que los Juegos se pospusieran un año, Duncan empezó la transición en septiembre de 2020. Y cuatro meses después lo anunció con su hija Haley en las redes sociales. "Mi padre Duncan es un árbitro internacional con la Asociación Internacional de Piragüismo. Actuó de juez en los Juegos de Río 2016 y ha sido confirmado para los de Tokio 2021. Pero sorpresa: ¡AHORA ES UNA MUJER!", escribía Haley Daniels el 6 de diciembre de 2020 en Instagram. "Su objetivo no es hacer historia, sino ser ella misma".

"Compartir esa historia con todo el mundo fue aterrador", explicó Kimberley ya en Tokio. "Pero al final es importante que la gente entienda que somos personas. Lo primero que tiene que haber es respeto por otras personas (...) Yo estaba muy motivada. Mi objetivo era ser una mujer. Es lo que siempre quise ser, es lo que siempre fui".

En Japón, la familia Daniels ha vivido una experiencia inolvidable. Porque además de ver a Kimberley convertirse en la primera jueza trans de la historia de los Juegos, Haley compitió en la categoría de aguas bravas y finalizó vigésimo segunda. Tras llegar a meta, saludó a su padre. "Kimberly es mi padre y mi madre es mi madre. A ella le habría encantado estar aquí celebrando esto con nosotros. Papá, estoy muy orgullosa de ti".

Kimberley tenía algo de miedo porque había escuchado que en Japón no había una cultura muy abierta hacia las personas transgénero. Pero su experiencia ha sido más que positiva. "Me han acogido muy bien. Puede que suene diferente, que parezca diferente, pero sigo siendo una persona".