El mural de Nico Williams en el barrio de Lutxana, Barakaldo, vuelve a ser el centro de una polémica que parece no tener fin. Por segunda vez en menos de una semana, la imagen del delantero internacional ha sido vandalizada, esta vez con su rostro pintado de azul y la frase "rata de mierda" escrita junto a él, en una clara escalada de la agresión respecto al primer ataque.
La obra, que rinde homenaje a los títulos y a la identidad del Athletic Club, había sido restaurada apenas un día antes por el artista urbano Carlos López, con el apoyo y la financiación del propio club.
La restauración, que costó cerca de 900 euros en materiales y requirió diez horas de trabajo, fue celebrada públicamente por jugadores como Iñaki Williams, Unai Gómez y Unai Núñez, quienes subrayaron la importancia del mural como símbolo de orgullo vasco y de la conexión entre los hermanos Williams.
Sin embargo, la alegría duró poco. La madrugada de este sábado, el mural volvió a ser dañado, lo que ha generado una indignación creciente en redes sociales y ha obligado al club a reiterar su condena ante estos actos vandálicos.
El Athletic ya había emitido un comunicado tras el primer ataque, el pasado 21 de junio, cuando el rostro de Nico fue borrado y sustituido por el lema "te vayas o te quedes, has perdido el respeto". En aquella ocasión, el club dejó claro que quienes perpetraron el acto "no representan al Athletic" y que faltar al respeto a uno de los suyos es faltar al respeto al propio club.
La raíz de la controversia está en la posible salida de Nico Williams al FC Barcelona, un fichaje que ha dividido a la afición rojiblanca y ha generado una tensión palpable en Bilbao.
El acuerdo con el Barça y los comentarios públicos sobre el deseo del jugador de vestir de azulgrana han avivado el malestar entre muchos seguidores, que han expresado su descontento a través de estos actos vandálicos. El Athletic, por su parte, ha vuelto a defender la dignidad y los valores del club, insistiendo en la protección de sus jugadores y en la condena de cualquier falta de respeto.
Mientras tanto, las autoridades locales han abierto una investigación para identificar a los responsables y se estudian medidas de seguridad para proteger el mural en el futuro.
El caso sigue abierto y el mural de Nico Williams se ha convertido, más que nunca, en el símbolo de una afición dividida y de un club que lucha por mantener su identidad ante la polémica sobre el futuro de uno de sus principales futbolistas.
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