Los bancos siguen ajustándose el cinturón para diseñar estructuras de costes que les permitan sobrevivir al actual entorno de mercado y a la irrupción de las nuevas tecnologías. La búsqueda de la eficiencia obliga a recortar gastos, y las plantillas están menguando a golpe de despidos forzados, prejubilaciones o bajas incentivadas. Sólo en 2016, la gran banca ha anunciado que destinará 1.000 millones de euros a planes de reestructuración.

La última entidad en anunciar un plan de ajuste de gran alcance es Popular, que el domingo llegó a un acuerdo con los sindicatos para pactar la salida de 2.592 empleados, el 20% de la plantilla. La reestructuración, que conlleva el cierre de 300 oficinas, supone el desembolso de 375 millones de euros, pero permitirá al banco que preside Ángel Ron ahorrar entre 175 y 200 millones de euros anuales, que comenzarán a ser efectivos en el primer trimestre de 2017, según ha manifestado la propia entidad.

Santander y Popular destinan a los recortes 375 y 400 millones; ahorrarán entre 100 y 200 millones al año

Junto al de Popular, el gran ajuste del sector financiero este año lo protagonizó, el pasado mes de junio, Santander. El banco ha destinado 400 millones de euros a la salida voluntaria de 1.380 profesionales. Según trasladó José Antonio Álvarez, consejero delegado de la entidad, en un encuentro con analistas de la compañía, con motivo de la presentación de resultados del primer trimestre, Santander prevé ahorrar en torno a 100 millones de euros anuales con estas salidas.

CaixaBank también ha movido ficha en los últimos meses.  El plan de bajas incentivadas acordadas en el tercer trimestre, para prescindir de alrededor de 400 trabajadores, implica un coste de reestructuración de 121 millones de euros, que se verá compensado con un ahorro anual de 30 millones. Las salidas del personal comenzaron el 1 de noviembre.

BBVA tampoco es ajeno a esta tendencia. Tras el verano, comenzaron las salidas pactadas en un expediente de regulación de empleo (ERE) de Catalunya Banc, que en conjunto afectaba a 1.557 empleados, de los que 1.063 se adhirieron a bajas voluntarias. La entidad no ha desglosado la cuantía concreta que destinará al recorte de personal, Sí ha cifrado las sinergias de costes totales, asociadas a la integración de Catalunya Banc, en 200 millones de euros, que se materializarán en 2017.

Por su parte, Liberbank ha provisionado en torno a 100 millones de euros para dar salida hasta 2018, mediante prejubilaciones, a 1.500 empleados. El grueso de los profesionales dejará su puesto hasta junio de 2017. Este plan le permite un ahorro anual cercano a los 60 millones.

Bankia, la entidad a la que mayor ajuste ha sometido su plantilla, hizo los deberes entre 2012 y 2013, cuando abandonaron el banco 4.500 empleados. La firma nacionalizada invirtió 600 millones en este plan de ajuste, cifra que recuperó en sólo un año. En 2013, los gastos globales del grupo, mayoritariamente de personal, ascendían a 2.300 millones. Actualmente, la cifra no llega a los 1.700 millones.

El tamaño de las plantillas, en mínimos históricos

Desde el estallido de la crisis, en 2007, 80.000 personas que trabajaban en el sector bancario han perdido su empleo, lo que supone en torno al 30% del total. El número de empleados se ha desplomado hasta mínimos históricos, que no encuentran precedente en la serie estadística que elabora el Banco de España.

Desde el inicio de la crisis, 80.000 empleados de banca han perdido su puesto de trabajo

La plantilla del conjunto del sector financiero en España se situó al cierre de 2015 en 202.954 profesionales. En 1981, cuando el regulador comenzó a recopilar estas cifras y España disfrutaba de sus primeros años de Democracia, se situaba en 252.351, un 24% más. Esta brecha es aún mayor teniendo en cuenta que, a lo largo de este año, varias entidades han manifestado sus planes de prejubilar y dar salida a través de diferentes fórmulas a miles de empleados.