Las empresas españolas que desarrollan su actividad fuera del sector financiero pueden hablar de recuperación económica, de vuelta a la actividad y a las ganancias, al menos en lo que se refiere a los resultados de 2016. Sin embargo, sus trabajadores, no. Los beneficios empresariales se triplicaron el año pasado y se volvió a crear empleo, pero solo de carácter temporal. Volvió a destruirse empleo fijo.

Estas sociedades no financieras aumentaron sus beneficios un 200,7% el pasado ejercicio, después de haber cerrado un 2015 con una caída del 51,6%. Así lo refleja la central de balances trimestral (CBT) que publica el Banco de España, en la que no están todas las empresas, pero sí una parte muy representativa de las mismas (914 compañías).

El banco emisor constata la “tendencia expansiva de la actividad” durante el pasado año, lo que podría hacer pensar que las empresas se encuentran en una mejor posición para incrementar su inversión en personal, tanto por la vía del empleo, como de la calidad del mismo y de los salarios.

Sin embargo, esta mejora no solo se debe a una mayor producción, sino también a una favorable evolución de las condiciones de financiación, que a lo largo de este año podrían empezar a empeorar.

Mientras que los ingresos financieros de las empresas no financieras crecieron un 16% el pasado año, tras caer un 9,8% en 2015, los gastos se redujeron un 9,4%, ahondando en la caída registrada un año antes. Este último retroceso, explica el Banco de España, se debió al descenso de los tipos de interés.

Por su parte, las partidas de gasto no recurrentes tuvieron un impacto positivo en 2016, empañado solo en parte por el mayor gasto asociado a los impuestos aplicados sobre sus beneficios.

Además, la evolución de la actividad productiva se produjo en un contexto en el que el importe de las ventas al resto del mundo siguió ganando importancia relativa respecto al total de la cifra neta de negocios, situándose en el 22,5%, medio punto más que en 2015.

El empleo no mejora al mismo ritmo

Como resultado de estos factores, el beneficio de las empresas no financieras españolas se triplicó. Sin embargo, estos resultados no tienen un reflejo fiel en las cifras relativas al empleo.

El Banco de España asegura que el aumento de la actividad llevó a un incremento de las plantillas del 1,1% en estas empresas durante el pasado año. Sin embargo, este porcentaje es inferior al avance del 1,3% de 2015 cuando, sin embargo, los beneficios cayeron.

Esta desaceleración estuvo, no obstante, “muy condicionada” por la evolución desfavorable de algunas grandes empresas que tienen un peso elevado dentro de la estadística, indica la entidad que gobierna Luis María Linde.

Ahora bien, frente a un incremento espectacular de los beneficios los gastos de personal tampoco aumentaron como cabría esperar, pues lo hicieron en un 1%. Y es que, de acuerdo con el informe, este porcentaje es consecuencia, principalmente, de la positiva evolución del empleo, pero en un contexto en el que las remuneraciones medias prácticamente se estancaron (–0,1%).

Más aún, atendiendo a la evolución del empleo por tipo de contrato, su recuperación se sigue caracterizando por ser de carácter temporal. Mientras que los trabajos de duración determinada crecieron un 7,6% en estas compañías en 2016, los empleos fijos descendieron un 0,3%.

El Banco de España vuelve a precisar que ello se debe a “los ajustes de plantilla que han tenido lugar en algunas grandes empresas”. No obstante, un 40% de ellas volvieron a destruir empleo en 2016.

Descendiendo a un análisis por ramas de actividad, se observa que la pérdida de empleos se concentró en las ramas de la información y las comunicaciones (-3,4%) y en la energía (-0,2%). En el resto, el empleo creció, destacando las de industria y de comercio y hostelería, con aumentos del 2 % en ambos casos, a un ritmo superior al año anterior.