Los mercados de deuda europeos se enfrentan a un 2019 de cambios notables. El final del programa de compra de deuda (QE) del Banco Central Europeo (BCE) no solo ha representado la pérdida del que ha sido el actor más determinante de este mercado desde 2015, mediante la inversión de más de 2,5 billones de euros, sino que también supone el primer paso claro en el camino de la normalización de los tipos de interés, tras años en mínimos históricos.

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