Cambiar de compañía eléctrica no solo es legal desde la apertura del mercado desde 1997, es también una necesidad esencial si quieres pagar un precio justo por la energía que consumes. Mantener la misma comercializadora de energía durante años puede salirte caro. Un reciente estudio sobre los hábitos de cambiar de compañía eléctrica de la OCU que ha partido de más de 11.000 facturas reales de usuarios revela que la fidelidad se penaliza en el sector eléctrico. Los usuarios que nunca han cambiado de empresa eléctrica o han vuelto a la compañía eléctrica histórica de su región, pagan hasta un 36% más por su factura al final de año.

El problema de las compañías eléctricas históricas

Hasta el año 1997 las empresas eléctricas llevaban a cabo su actividad de acuerdo un modelo territorial monopolístico, donde cada una de ellas era responsable (en su zona de exclusión) de la generación, distribución y comercialización de la electricidad, no existiendo competencia en sus territorios. A pesar de que la Directiva 96/92/CE de la Unión Europea inició un proceso de liberalización del sector, el efecto de los monopolios persiste y se deja notar: el hecho que muchas comercializadoras aún dispusieran de una base de clientes muy fuerte en sus respectivos antiguos territorios contribuye a concentrar la presión competitiva de esas áreas.

La falsa sensación de seguridad que impide el cambio

Muchos consumidores piensan que si contratan la comercializadora que pertenece al mismo grupo de la distribuidora, obtendrán un mejor servicio o, dicho de otro modo, tendrán menos interrupciones. Pero esto no es cierto, ya que la calidad del suministro de energía eléctrica depende de la distribuidora, que es diferente de la empresa con la que firmas el contrato. Cambiar de comercializadora no repercute en el flujo de energía, no afecta a la calidad del suministro de este recurso y, además, puede suponer una disminución considerable de la factura mensual.

Cambiar de compañía eléctrica para ahorrar

Hasta un 36% más por no comparar tarifas

El estudio de la OCU pone de manifiesto que los consumidores más cercanos a las compañías energéticas acaban pagando mucho más dinero en la facturación de su electricidad. Un ejemplo claro son los clientes de Repsol que residen en zonas anteriormente atendidas por Viesgo, que pagan mucho más que otros clientes de Repsol en otras zonas. Algo similar les ocurre a aquellos clientes de TotalEnergies y a los antiguos clientes de EDP que están en Asturias. Por el contrario, la posibilidad de comparar precios y cambiar de proveedor puede hacer que el consumidor disfrute de precios más bajos y ofertas promocionales.

Tarifas más competitivas fuera de su territorio

Las diferentes eléctricas, grandes en este caso, como Endesa o Iberdrola, suelen tener unas tarifas más económicas para captar clientes en zonas donde no son distribuidoras. La gente que vive en sus zonas de influencia y no ha cambiado de compañía paga todavía unos precios más altos. Esto pone de relieve que el ahorro está en la movilidad del consumidor y no en la fidelización.

Cómo cambiar de compañía eléctrica sin complicaciones

El trámite para cambiar de compañía de luz es sencillo y gratuito. No hay cortes ni nueva instalación. Se presenta una solicitud a la nueva compañía de luz que se encarga de todo el trámite. El consumidor sólo tiene que tener a mano la factura actual para facilitar los datos de la potencia contratada y el consumo de años anteriores.

En resumen, ser leal a tu compañía eléctrica puede resultar muy costoso. El bajo nivel de competencia que existe en ciertas áreas, la falta de información y la relación comercial histórica que existe entre las distribuidoras y las comercializadoras es favorable a las grandes empresas y tiene como consecuencia la desprotección del consumidor. Comparar tarifas, tener un análisis de tu consumo y ser capaz de cambiar de empresa eléctrica en cada momento es la mejor estrategia para pagar lo que te corresponde y no perder el control de tu economía.