La guerra interna de la patronal se saldó este martes con la victoria de la candidata alternativa impulsada por el presidente de la CEOE, Antonio Garamendi, para presidir la confederación de las pequeñas y medianas empresas (Cepyme). La vallisoletana Ángela de Miguel logró imponerse al hasta ahora presidente, el granadino Gerardo Cuerva, tras una campaña electoral repleta de tensión, choque público y una pelea interna que ha descosido por dentro a la representación de los empresarios.
La tensión era patente en el auditorio Rafael del Pino, donde durante algo más de dos horas los representantes de las organizaciones territoriales y sectoriales que forman parte de Cepyme fueron introduciendo las papeletas en las urnas. Cada uno flanqueado por sus más afines, pululaban por el patio de butacas tanto Cuerva como Garamendi y De Miguel a la espera del veredicto.
El ajustado resultado marcará el año y medio que le queda de mandato al presidente de la CEOE, tras ser reelegido al frente de los empresarios en 2022. "Hay muchas heridas abiertas y muy pocos puentes que tender", advierten fuentes conocedoras del clima instalado tras la contienda electoral. El choque se originó hace casi un año a cuenta del duro posicionamiento de Cuerva contra el Gobierno de Pedro Sánchez mediante un manifiesto, cuando Garamendi apostaba por una estrategia más moderada.
Los números de la votación reflejan que el líder de la 'casa madre' (en CEOE se integra Cepyme), ha logrado imponerse a Cuerva con la candidata alternativa que él mismo arropó tras varios intentos infructuosos de encontrar a alguien que diera la batalla al granadino. Pero lo ha hecho con una diferencia de apenas 30 votos (con 15 que hubieran basculado, el resultado sería otro). Eso hace pensar a algunos de sus detractores que "Garamendi queda tocado" tras estos comicios. "Él pensaba que iba a ser un paseo militar", reflexionan sobre el resultado obtenido por De Miguel en la organización que el empresario vasco presidió entre septiembre de 2014 y enero de 2019.
La vallisoletana contaba con el respaldo de las grandes asociaciones de la patronal como la madrileña CEIM presidida por Miguel Garrido; la catalana Foment del Treball, de Josep Sánchez Llibre; la valenciana CEV; u otras sectoriales como la de la construcción (CNC), la del transporte de viajeros por carretera (Confebús) o la de la industria de alimentación y bebidas (Fiab). Cuerva, por su parte, vendió su candidatura como todo lo contrario al 'aparato' de CEOE y como una lista en la que podían encontrar cobijo las regiones en teoría más 'golpeadas' por la política laboral del Gobierno.
Desde el entorno de Garamendi argumentan que lo ajustado del resultado se debe a la particular aritmética que rige en los estatutos de Cepyme, muy distinto a la proporcionalidad y ponderación de las votaciones en CEOE. Es decir, que en la patronal de las pymes, con pocos vocales, se controlan muchos votos de las 140 organizaciones llamadas a votar. "En cuatro décadas, nunca había visto unas elecciones así", comentaba uno de los representantes empresariales más veteranos del lugar.
Si bien no es habitual que dos contrincantes se enfrenten en unos comicios como estos, la división interna hizo que la participación alcanzase el 92,3%. De 505 llamados a las urnas, participaron 466. De Miguel se impuso con 246 papeletas y Cuerva logró 216. Eso sí, la mitad llegaron mediante el sistema de delegación de voto que intentó suprimir el propio Cuerva antes de iniciarse el proceso electoral. Una maniobra que contribuyó a echar más leña al fuego interno ante las dudas jurídicas de su proceder. "Sin el voto delegado hubiéramos ganado", sentenciaban fuentes de su candidatura tras conocer el resultado.
El fuego se ha mantenido muy vivo durante toda la campaña. Del lado de Garamendi defienden no haber bajado al barro y acusan a la candidatura de Cuerva de haber practicado "no ya guerra sucia, sino terrorismo" con ataques de carácter personal. Del lado de Cuerva, acusan al aparato de la CEOE de haber desplegado un ejercicio de presión sin precedentes a lo largo y ancho de las organizaciones sectoriales y territoriales para amarrar todos los votos posibles.
"Nos han obligado hasta a echar la cortina de la cabina", bromeaba otro asistente sobre la tensión que reinaba en el recinto por conocer el futuro de la patronal. El bullicio de las colas de la votación dio paso a un tenso murmullo cuando los vocales fueron ocupando sus respectivos asientos. El recuento de papeletas se alargó y hasta tuvo que repetirse. Una treintena de votos quedaron invalidados.
El futuro de Cuerva y Garamendi
La Asamblea General de la CEOE aprobó en 2023 la eliminación de la limitación de dos mandatos al frente de la organización patronal. Así que Garamendi tiene puerta abierta a presentarse otra vez en noviembre de 2026. Es una incógnita que papel adoptará hasta entonces el derrotado líder granadino, que sigue siendo miembro de Cepyme.
Al término del acto, el propio Cuerva trasladó a los periodistas que ahora "toca reflexionar" sobre el resultado. "Hay una sensibilidad en la casa que es cierta y real. Obviar eso sería una injusticia", aseguraba en relación a la nueva etapa que pilotará De Miguel. "El que quiera hacer bandos, hará una Cepyme más débil", aseguró Cuerva. Pero dejó también abierta la puerta a otro tipo de intenciones. "Yo soy muy inquieto y no me voy a quedar quieto. El tiempo dirá", respondió al ser interpelado sobre su futuro.
"Esperemos que sepa perder y tenga señorío tras acudir a la batalla", comenta uno de los alineados con Garamendi. "Si quiere irse a Conpymes, él vera", añade otro con sorna, en referencia a la patronal avalada en su día por la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz y por la esposa de Pedro Sánchez, Begoña Gómez. Cuerva incluyó en su candidatura a un miembro de la Confederación Nacional de Pymes presidida por José María Torres, que está intentando meter la cabeza en el diálogo social. El propio jefe del Ejecutivo recibió el pasado miércoles en La Moncloa.
Te puede interesar