Es un diagnóstico compartido en lo esencial, con matices en las prioridades, pero que subraya los mismos problemas: la red eléctrica española necesita una urgente actualización. Para algunas de las principales operadoras energéticas del país, la red eléctrica española se ha quedado desfasada. La evolución en el modelo de generación de energía implantado en los últimos años, así como el desarrollo económico de la economía de nuestro país ha dejado desactualizada la red que el pasado día 28 nos dejó a oscuras. Los CEO de Iberdrola, Endesa y Naturgy aseguraron ayer que las inversiones y puesta al día de la infraestructura de distribución y transporte es urgente.
Algunos de los síntomas en los que ponen el foco es en la distancia que existe entre la capacidad de generación de energía que hoy posee España y la demanda que es capaz de y satisfacer a través de su red. A ello suman la concentración del mallado de la red en regiones como el suroeste del país mientras que los mayores índices de demanda energética se encuentran lejos de allí. También ven insuficientes las interconexiones con los países vecinos que deberían dar solidez a la red.
En lo que todos ellos insisten es en que la red eléctrica española está necesitada de una mayor inversión. Los planes previstos en el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) no se han cumplido y recuperar el tiempo perdido parece hoy imposible. En este sentido, no ocultan que el apagón producido el pasado 28 de abril ha aflorado algunas de las costuras de un sistema ideado décadas atrás y que ha sido incapaz de adecuarse al mismo ritmo y velocidad que lo que lo hacía el modelo de generación energética y de composición del ‘mix’ español.
Actualmente la red eléctrica que gestiona Redeia, el operador único del sistema eléctrico español, está compuesto por 45.592 kilómet5ros de cableado, de circuitos. La inmensa mayoría -43.444 kilómetros lo hace de forma aérea, a través de torres eléctricas. A ellos se añaden 1.201 kilómetros de cableado que discurre bajo tierra y otros 946 kilómetros de conexiones por vías submarinas.
32.000 MW de demanda, 132.000 MW de potencia
Según datos de Redeia la demanda eléctrica en España el año pasado alcanzó los 248.000 GWh. El pico máximo que se produjo fue de 38.272 MW, para una potencia instalada en el conjunto de la red que alcanza los 132.343 MW. La mayor parte de esa potencia, el 64% -85.144 MW- corresponden a potencia de origen renovable. Fue la que permitió cerrar el año con un ‘mix’ anual en el que el 56% fue aportado por fuentes limpias.
Mario Ruiz-Tagle, CEO de Iberdrola España, asegura que una de las mayores carencias es el desfase que existe en España entre la demanda real y la potencia instalada. Señala que un día de consumo ordinario ronda los 38.000 MW para un sistema con una potencia de 138.000 MW, “es una potencia enorme para esa demanda”. Señala que esta realidad ha derivado en que los generadores de energía han terminado por “canibalizarse” en el precio para hacerse con parte de la demanda y producir la energía que generan.
Ruiz-Tagle considera que para el operador del sistema esa disparidad entre capacidad y demanda supone una “dificultad enorme”. Asegura que lo que falta no es tanto más infraestructura sino más demanda. También que la infraestructura sea operativa y la posibilidad de conectarse a ella, más dinámica.
Un modelo "descentralizado"
Detecta problemas no sólo de distribución de la red a lo largo de todo el país, sino también en la resolución de las peticiones hechas por la industria para conectarse a ella: “No sirve para nada tener una energía barata si luego no te pueden conectar. Hay que invertir más para tener las redes listas para cuando necesites satisfacer esa demanda que ahora no se puede cubrir por el sistema. De nada vale tener la red lista si cuando le damos entrada a quien ha demandado una conexión ya no le interesa y se ha llevado el proyecto a Europa del Este”.
En el caso de Endesa, José Bogas, asegura que la transformación sufrida por el sistema energético en un corto periodo de tiempo ha sido muy profundo. Destaca que en los últimos cinco años se ha duplicado la potencia solar y eólica. Esta circunstancia también ha afectado al equilibrio entre las energías síncronas y asíncronas y con ella a la de la capacidad de la red para absorber y soportar fluctuaciones. “A todo ello se suma una generación de la energía que ha pasado de estar centralizada a ser mucho más dispersa pero con consumos concentrados en zonas más al norte. Eso requiere mayor esfuerzo e inversión en distribución y transporte”.
Bogas apunta, por ejemplo, que se sigue operando en gran medida como en los tiempos en los que “teníamos las grandes centrales”: “Y eso ya no es así. En el suroeste está casi el 30% de la generación renovable”. Recuerda también que en el caso del apagón se vio que a Andalucía le costó más recuperarse “porque allí la red está mucho menos mallada”.
El autoconsumo
También advierte de otro fenómeno al que no se ha dado la respuesta adecuada y que incide directamente en el sistema y red eléctrica: el autoconsumo. “Hay 8.000 MW de autoconsumos que no tienen obligaciones de nada y estamos hablando de una potencia equivalente a todo el parque nuclear español”. Recuerda que sería necesario que el sistema y la red eléctrica española esté más sustentada en sistemas como el bombeo reversible o invertir más en las baterías, soportes que aporten fortaleza ante posibles fluctuaciones de la tensión. En este sentido, asegura que la irrupción de la Inteligencia Artificial puede ser una oportunidad para actualizar y adaptar la red eléctica española.
El presidente de Naturgy, Francisco Reynés, considera que el mallado de la red eléctrica debe actualizarse, “está construida para una realidad que era diferente a la actual”, asegura, “por eso es necesario más inversión”. A ello añade que también el modo en el que se produce energía ha cambiado y el impacto sobre la red, el peso de las energía asíncronas, con menor capacidad para absorber alteraciones, ha aumentado y por tanto la flexibilidad de la red se ha visto afectada.
Reynés confía en que la comisión de investigación que indaga sobre las causas que provocaron el apagón el pasado día 28 de abril sirva también para llevar adelante una profunda revisión y análisis de la red. Una actualización que permita no sólo su puesta a punto sino poner en valor el enorme potencial energético renovable que posee España.
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