Es uno de los pilares sobre los que se sustenta el sistema energético español. Lo controlan tres de las grandes compañías del país: Iberdrola, Endesa y Naturgy. Las cinco centrales nucleares y siete reactores que poseen aportan una quinta parte del total de la energía que mueve el país. Desde hace semanas, energéticas y Gobierno libran un pulso, por ahora más dialéctico que propositivo, para definir cuál será el futuro de la energía nuclear. El Ejecutivo se remite al acuerdo alcanzado en marzo de 2019 que contempla un cierre progresivo entre 2027 y 2035 y que las energéticas consideran que se ha quedado desfasado tras el cambio en el escenario geopolítico y energético mundial.
Más aún tras el apagón del 28 de abril, cuando consideran que quedó acreditado que el sistema energético no está preparado para prescindir de una energía que aporta robustez al sistema. Desde el sector confían en que será cuestión de pocos días cuando se empiece a vislumbrar cuál puede ser el horizonte de las nucleares en España. La ministra Sara Aagesen aseguró que en “quince días” las tres propietarias de Almaraz I –la primera de las centrales que debería desmantelarse según el calendario acordado- se habían comprometido a presentarle una propuesta.
En el sector perciben un cambio de discurso en el Gobierno. Pese a que aún resuenan las palabras del presidente del Gobierno en las que instaba a los ‘ultrarricos’ de las energéticas a hacerse cargo de todos los gastos si querían seguir explotando las centrales, ven margen para abrir un proceso de diálogo. Subrayan que, por ejemplo, la ministra de Transición Ecológica, Sara Aagesen asegura ahora que no “demoniza” las nucleares y que está abierta a dialogar para buscar un acuerdo. No ocultan que el ‘cero energético’ ha dado oxígeno a quienes defienden que comenzar a prescindir de las nucleares en tan sólo dos años, mientras numerosos países han reforzado su apuesta por ellas, es un riesgo elevado.
En realidad, las compañías nucleares ya han dejado claro que están dispuestas a seguir, pero con condiciones. La primera, que el acuerdo no se limite a Almaraz. La segunda, que se rebaje su carga fiscal.
Excesiva carga impositiva
En estos días ultiman una propuesta que abarcaría no sólo a la central extremeña sino que incluiría un plan conjunto para toda la red. En Iberdrola, la principal de las compañías con intereses en las centrales nucleares, reclaman abrir un debate “sosegado, técnico y económico”. El CEO de la energética en España, Mario Ruiz-Tagle alertó el pasado jueves del peligro que supondría “enterrar 50.000 millones” en centrales nucleares, “porque se ve que algo las necesitamos, cuidado con los pasos que demos”.
En Naturgy, otra de las propietarias de Almaraz, recuerdan que la última prórroga concedida a Almaraz para seguir operando fue de siete años, en lugar de los diez habituales. Por ello, su presidente, Fernando Reynés, cree que sería aconsejable extenderla tres años más y durante los cuales dar tiempo a “repensar” cómo plantear el futuro de las nucleares.
El rechazo que ha venido mostrando el Gobierno se sustenta más en criterio ideológicos y de apuesta casi en exclusiva por las energías renovables. La disposición a continuar explotándolas, en cambio, tiene un condicionante eminentemente económico. Las compañías energéticas insisten en que para seguir generando energía nuclear las cargas impositivas que soportan deben reducirse. Recuerdan que el incremento de la tasa Enresa en un 70% en sólo cinco años hace económicamente insostenible seguir con la generación nuclear. Es ahí donde ubican la batalla y la solución para alcanzar un acuerdo por la continuidad.
Centrales eléctricas en España
Desde el Foro Nuclear, la patronal que agrupa al sector, confían en que se pueda alcanzar un acuerdo. Ven mejor disposición en el Ejecutivo para el diálogo. Recuerdan que la cuestión tributaria será clave y que los tribunales y los Gobiernos autonómicos pueden contribuir a ella. El último incremento de la llamada ‘Tasa Enresa’ por un 30% que aplicó el Gobierno –la elevó de los 7,98 euros por MWh a los 10,36% euros- fue recurrido ante la Justicia. Si los tribunales la anularan, la presión se rebajaría de modo considerable.
Viabilidad económica de las centrales
A esa carga de impuestos se suman otros 18 euros que de media se pagan por MWh, si bien con diferencias por comunidades autónomas. Reducir los tributos autonómicos es otra de las reivindicaciones que está sobre la mesa. Una aproximación del recorte que reclaman sería rebajar el coste total actual situado en 65 euros por MWh a 47 euros, “incluyendo una tasa Enresa que consideramos justa”.
Iberdrola es la gran compañía nuclear de España. Posee el 100% de la central de Cofrentes, el 53% de la de Almaraz, el 49% de Trillo y participaciones del 15% y el 28% en Ascó II y Valdellós II respectivamente. La energía nuclear supone el 18% del total de la energía que produce la compañía vasca cada año. Iberdrola produce casi la mitad de la energía nuclear del país, sólo el año pasado 22.589 GWh. De los 7.117 MW de capacidad instalada en nucleares que existe en España, 3.177 MW corresponden a centrales en las que participa Iberdrola.
Pese a que lidera el mercado nuclear, para la operadora vasca, es la fuente con menor peso en su negocio. La hidroeléctrica se sitúa a la cabeza con más del triple de capacidad instalada en centros de Iberdrola, 1.823 MW, seguida por la eólica 6.550 MW, los ciclos combinados de gas con 6.695 MW y la energía solar con una capacidad de 4.975 MW.
El mantenimiento de las centrales españolas es bueno, según reconocen distintos informes. Una de las últimas inspecciones realizadas por la Organización Mundial Nuclear WANO ha otorgado recientemente a la central de Almaraz el certificado de categoría 1 que reconoce el buen estado de las instalaciones y la posibilidad de que su vida útil pueda ser prolongada durante más de una década.
Impulso nuclear en la UE
La Unión Europea hace años que ha apostado por impulsar esta fuente energética. Potencias como Francia han invertido 67.000 millones para ampliar en 10.000 MW su capacidad de generación nuclear. El Informe Draghi sobre el futuro de la competitividad en Europa situaba a la nuclear como una energía esencial para el proceso de descarbonización en el que está inmersa la UE e incluso recomendaba no sólo extender la vida útil de las centrales actuales sino incluso autorizar la construcción de nuevas instalaciones. Actualmente son 110 los reactores operativos en la Unión Europea, de los que más de la mitad, 58 pertenecen a Francia.
Hace trece años que la energía nuclear registra un aporte constante y muy relevante al mix energético español. El año pasado volvió a situarse en casi un 20% y un aporte al sistema energético de 52.390 GWh.
En Iberdrola recuerdan que desde 2019 han cambiado muchas cosas y que tiene poco sentido apelar y aferrarse a un acuerdo alcanzado hace ya seis años. Además del contexto geopolítico y la necesidad de asegurar una mayor autonomía energética, la apuesta por las nucleares ha ganado adeptos. Incluso la consideración que de ella hace ya la Unión Europea como energía ‘verde’ y la defensa y apuesta a la que invita a los estados miembro. La energética que lidera Sánchez Galán recuerda también que el Gobierno ha incumplido compromisos, como no aplicar nuevos incrementos impositivo o la no construcción del almacén centralizado de residuos al que se había comprometido: “Me gustaría volverme a sentar y ver si aquel acuerdo de 2019 hay que cumplirlo a rajatabla”, ha asegurado Ruiz-Tagle esta semana.
También en Endesa, la segunda de las grande compañías nucleares, inciden en los pagos en impuestos como una de las vías para avanzar hacia un acuerdo. Señalan que a las nucleares se les trata en materia fiscal de un modo diferente al resto de generaciones energéticas. La mayor carga que las asfixia hace que continuar en estas condiciones sea inviable: “Nosotros reivindicamos poder seguir, pero con esta carga fiscal es imposible”, apunta José Bogas, CEO de Endesa.
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