España se ha convertido en el líder europeo del crecimiento económico. Sin embargo, la tasa de paro se ha mantenido elevada en comparación al promedio europeo, un 10,4% frente al 5,8%. La rigidez del mercado laboral español dificulta reducir el desempleo. En este sentido, las políticas de empleo activas (PAE) son fundamentales para transicionar hacia la empleabilidad.
No obstante, el gasto correspondiente a las PAE para el ejercicio 2024 se ha reducido un 6,6% en comparación a 2023, cambiando su tendencia al alza del gasto durante la última década —a excepción de 2020 por las particularidades derivadas de la pandemia—. Y en el caso de la segunda partida más importante por cantidad de recursos destinados dentro de esta partida, la formación para el empleo, solo se ha ejecutado el 67,2% del presupuesto total del SEPE, "cuestión que debería abordarse de manera urgente", ha advertido el Consejo Económico y Social (CES) en su Memoria.
Así, aunque el gasto en las PAE se ha reducido, el gasto en prestaciones al desempleo —también llamado políticas de empleo pasivas— ha aumentado un 5,1%. Las políticas pasivas suponen 3,3 veces el gasto dedicado a las políticas activas. Esto es así por el aumento de las cuantías medias de las prestaciones y por el aumento de la tasa de cobertura, es decir, la ampliación a más personas del alcance de la cobertura de ayudas al desempleo.
Las PAE "cumplen con una función esencial en España", ha expuesto el CES. Mientras que las políticas pasivas sirven de apoyo económico al parado, las políticas activas facilitan su reinserción al mercado laboral. Las políticas activas asesoran al desempleado, lo forman e incluso subvencionan su contratación. Estas medidas activas tienen una especial relevancia en España ya que cubren algunos de los desajustes que causan la persistencia de elevadas tasas de paro.
Reestructuración a la baja del presupuesto de las PAE
En total se han destinado 7.001,6 millones de euros a las PAE, estructuradas en distintos ejes de acción. El principal es el destinado al fomento de la inserción y formación, que se ha presupuestado casi con la mitad de los fondos totales, 3.379,1 millones y se ha ejecutado en un 98,4%. No obstante, el gasto de esta partida se ha reducido un 7,2%.
De acuerdo con el CES, organismo en el que se encuentran representados tanto empresarios como sindicatos, el descenso de esta partida apunta hacia un cambio de estrategia en la orientación del presupuesto. En concreto, la redirección de los incentivos económicos que se dan a las empresas para contratar, como las deducciones a las cotizaciones, hacia "los grupos de personas trabajadoras con especiales dificultades para la inserción laboral", como jóvenes o mayores de 50 años.
El segundo eje más importante por cantidad de gasto es el de formación para el empleo, donde el 74% se ha destinado a personas ocupadas mientras que el cuarto restante se ha dedicado a la formación de personas desempleadas. En este caso, se ha ejecutado un 67,2% del presupuesto y se ha reducido el gasto un 6% respecto a 2023.
En la partida de oportunidades de empleo y formación se han destinado 720,9 millones (con una ejecución del 98%), un 4,4% menos que en 2023 y en el siguiente eje más importante por dotación de recursos, la orientación, el importe final fue de 594 millones de euros (un 2,9% menos).
La formación es un aspecto clave en la reinserción laboral
Esta ausencia de un tercio del fondo ejecutado en formación para el empleo disminuye la prevención en la corrección del ajuste entre la oferta y demanda de competencias. La adquisición de competencias, su actualización y el aprendizaje a lo largo de la vida laboral son claves que impulsan la inserción laboral y la permanencia en el empleo en medio de un contexto europeo de impulso a la transformación digital y ecológica.
El acceso a la formación para el empleo resulta esencial para cualquier persona que se enfrente a las necesidades de recualificación suscitadas por las transformaciones tecnológicas el objetivo de garantizar su potencial productivo y mantener o mejorar su posición en el mercado a lo largo de carreras laborales cada vez más amplias y con más transiciones.
En paralelo, para las empresas, la formación en el empleo representa un factor de competitividad, de desarrollo del talento empleado en las empresas, y de captación y fidelización de nuevas capacidades adecuadas a las necesidades de la producción presentes y futuras. Por ello, el CES ha reclamado en su Memoria la urgencia por implantar una nueva ley de formación para el empleo y han enfatizado que queda "pendiente la reactivación de la Mesa de diálogo social que debe abordar esta reforma".
Además, durante la rueda de prensa de la Memoria, el presidente del CES, Antón Costas, ha explicado este miércoles que las políticas activas y formativas actuales "apuestan por habilidades que no demandan las empresas", por lo que ha solictado una modernización de los programas orientándolos hacia el ámbito digital.
Asimismo, Costas también ha señalado la importancia de la formación dual en la colaboración escuela-empresa. "Ha habido una disociación en la colaboración escuela-empresa. La formación se ha desarrollado correctamente pero terminas el curso y 'chao'. No llega la parte dual de la empresa y puede llevar a la frustración".
Por último, desde el CES han señalado que la "complejidad" en la distribución de esta partida entre el Ministerio de Educación, el Ministerio de Trabajo y las Comunidades Autónomas "pone de relieve la necesidad de un mayor esfuerzo de coordinación, disponibilidad y homogeneidad de datos y fuentes estadísticas que aproximen la integralidad del sistema".
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