Es el combustible que mueve las centrales nucleares. El que España prohíbe extraer desde 2021 pero que sus cinco centrales nucleares continúan requiriendo para funcionar. El uranio, ese elemento químico radiactivo que llega a España procede de otros mercados, seguirá siendo necesario más allá de lo inicialmente previsto si, como todo apunta, el Gobierno accederá a prolongar la vida útil de Almaraz al menos hasta 2030. Por ahora en nuestro el uranio viene de fuera y aquí se enriquece para suministrar a las compañías que lo demandan, fundamentalmente para la generación de energía nuclear. Sólo en 2023, ENUSA, la sociedad pública que gestiona el suministro de uranio enriquecido, produjo 270 toneladas. Algo más de la mitad, para ser exportado a Suecia, Finlandia y Francia.

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El mapa nuclear español vive estos días momentos decisivos para su futuro. Si la semana pasada fueron las compañías energéticas propietarias de Almaraz las que avanzaron que solicitarían aplazar tres años su cierre –hasta 2030-, ayer fue el PSOE de Extremadura el que confirmó que el Gobierno accedería. Lo hicieron al asegurar que la ministra Sara Aagesen les había confirmado que estaban esperando el traslado de la propuesta de Iberdrola, Endesa y Naturgy, prevista para los próximos días, para modificar el calendario de cierre previsto.

Alargar la vida de las centrales nucleares supondrá también necesitar más uranio en el futuro. En España hay uranio, y mucho. Hasta el año 2020 se podía extraer. Aún hoy existen yacimientos importantes con potencial. En el subsuelo español se han identificado hasta 34.500 toneladas de uranio, aunque en algunos puntos de difícil acceso. De ellas algo más de 23.000 toneladas serían factibles para la extracción. Una cantidad con la que España podría ser autosuficiente por un periodo que se estima en cerca de 17 años.

El futuro de la apuesta nuclear en nuestro país determinará si también la prohibición de explotación de estas minas, como establece la ley 7/2021 de Cambio Climático y Transición Energética, también debe ser revisada.

¿De 59.000 a 142.000 toneladas al año?

En todo el mundo el debate es similar. El ‘boom’ y renacer de la energía nuclear en muchos lugares del mundo está disparando la demanda de uranio. Según el ‘Libro rojo del Uranio 2024’ -Publicado por la Agencia de Energía nuclear (NEA) y el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA)- en los próximos años será necesario incrementar de manera importante la producción de uranio enriquecido. Para los próximos 25 años se prevé que aumente en más de un centenar el número de reactores existentes en el mundo. Actualmente están operativos 422 reactores en el mundo y otros 58 se encuentran en construcción. A ellos se suman otros muchos proyectos que están en fase de planificación, en algunos casos muy avanzada.

En el escenario nuclear actual la potencia instalada en el planeta está por debajo de los 400 GWe. Ponerlos en marcha conlleva un consumo anual de 59.000 toneladas de uranio. Según el ‘Libro rojo del Uranio’, de aquí a 2050 se calcula que la potencia nuclear instalada en el mundo se eleve de modo notable. En función del desarrollo final de los muchos proyectos planteados, se fija una horquilla de aumento de la potencia instalada actual, 394 GWe. En el caso más moderado se aumentaría a 576 GWe y a 900 GWe, en el escenario de mayor expansión nuclear. Ello conllevaría que la demanda de uranio se dispare en los próximos cinco lustros a entre 90.000 y 142.000 toneladas al año. Es decir, incrementos de entre un 52% o un 140%.

¿Satisfacer un incremento tan importante de demanda de uranio sería posible? La radiografía del subsuelo permite a los expertos asegurar que sí. Requeriría abordar grandes inversiones para explotar los yacimientos. A este ritmo de demanda se calcula que para 2050 se había consumido casi un tercio de las reservas actuales. La cuestión que más dudas plantea es qué ocurriría más allá de 2050. Los expertos aseguran que será necesaria una “inversión sustancial en nuevos proyectos mineros”. Se añade que, dados los largos plazos y complejidad de este tipo de proyectos mineros, se comience ya a planificar para evitar posibles problemas de suministro de uranio en el futuro.

Subsuelo con uranio... en España

En el caso de España, la gestión del uranio enriquecido la hace ENUSA y ha ido oscilando en función del peso que la energía nuclear ha tenido en la generación energética. Actualmente supone cerca del 20% del total de generación energética del país. El Gobierno ha venido insistiendo en los últimos meses en cumplir el acuerdo que alcanzó con las energéticas en 2019 y que contemplaba un cierre progresivo de las cinco centrales y siete reactores, entre 2027 y 2035. Ahora, ese cronograma se va a reconsiderar, pero por el momento todo apunta a que sólo para los próximos tres años. A partir de ahí, el futuro de la España nuclear sigue en el aire.

La procedencia de todo el uranio que llega a la gestora autorizada proviene del extranjero. Fundamentalmente se trata de uranio traído de Rusia, Canadá, Níger y Kazajistán. Es en su planta de Juzbando, en Salamanca, donde se enriquece. Unas instalaciones con una capacidad para producir hasta 500 toneladas al año. De las 270 toneladas producidas el año pasado, 136,4 fueron para suministrar a las centrales de Almaraz, Ascó, Cofrentes y Valdellós. El resto, se exportó. Este año la previsión con la que se trabaja es producir 247 toneladas de uranio y suministrar combustible para los reactores de Almaraz, Cofrentes y Valdellós.

El presidente del Gobierno Pedro Sánchez aseguró tras el apagón que España ya acordó el cierre de las nucleares. Recordó además que nuestro país no podía producir uranio y que debía importarlo. En realidad, obvió que el subsuelo español es uno de los más ricos en uranio de toda Europa. En el yacimiento de Retortillo (Salamanca) el último intento por seguir explotándolo fue rechazado por el Ministerio de Transición Ecológica.

Reservas mundiales

Se estima que en todo el mundo las reservas de uranio que están identificadas equivalen a 7,9 millones de toneladas. De ellas, el 60% correspondían a yacimientos “razonablemente asegurados” y un 40% algo más indefinidos. Las mayores reservas se encuentran en Australia, pero no la mayor producción. Kazajistán es el país con una mayor producción. De su subsuelo sale el 43% del uranio que se comercializa en el mundo. Es el mayor de los 17 países productores de todo el planeta. Tras él se sitúan países como Canadá, Namibia, Australia y Uzbekistán.

Según el ‘Libro rojo del uranio’ del año 2024, el incremento de demanda se concentrará en mayor medida en países de Asia oriental, donde se estima que más crecerá la apuesta nuclear hasta 2050. La previsión es que lo haga entre un 90% y un 220%. En el caso de la UE de los 27, también la previsión es que se produzca un moderado aumento de la potencia nuclear en los próximos años. Sin embargo, los escenarios que se trabajan apuntan a una disminución del 17% en el escenario de recesión nuclear o un aumento del 33% en un escenario de mayor crecimiento hasta 2050.

En el caso de América del Norte las estimaciones también oscilan en la horquilla de la UE, entre un 18% de disminución o un incremento del 31%. En cambio, China irrumpe con fuerza como el país que tendrá un mayor crecimiento nuclear en los próximos años y con ello un repunte de la demanda de uranio. El crecimiento de demanda se fija entre un 90% y un 220%.  

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