El consumo de pescado en España ha registrado una caída sin precedentes en los últimos años. El último informe de la Asociación de fabricantes y consumidores Aecoc- Pulso al sector de productos del mar-, el consumo per cápita ha descendido un 36,2% desde 2008, situándose en apenas 17,99 kilos por persona en 2024, la cifra más baja desde que existen registros oficiales. 

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Este desplome preocupa a las empresas del sector, que ven cómo la demanda interna se aleja cada vez más de las recomendaciones nutricionales de las autoridades sanitarias, que sugieren más de 31 kilos anuales por persona. Con todo, los españoles siguen liderando el consumo de productos pesqueros en la Unión Europea, con un 64 % de la población que afirma comer pescado o marisco al menos una vez por semana en casa, muy por encima de la media europea del 29 %, según revela el último Eurobarómetro publicado por la Comisión Europea.

La tendencia a la baja, confirmada por los datos del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA), se ha mantenido de forma sostenida durante más de una década, con especial intensidad tras la pandemia, momento en el que el consumo doméstico repunté en 2020 y 2021, para volver a caer con fuerza en 2022 y 2023. 

El encarecimiento del pescado es uno de los factores más citados por los consumidores para justificar la reducción en su consumo. El 51% de los españoles percibe un aumento en los precios, y un 41% afirma que su consumo ha caído por su creciente precio. Este encarecimiento se ha convertido en el factor más influyente en la decisión de compra, superando incluso a la apariencia del producto. Como resultado, se observa un aumento en la compra de productos congelados y enlatados, que son más accesibles y cómodos, en detrimento del pescado fresco

Al factor precio, se suma otro más sociológico. Los cambios de hábitos alimenticios ajustados a un ritmo de vida más acelerado. Por la falta de tiempo para cocinar pescado el consumidor opta por productos más sencillos y prácticos en su elaboración frente al  pescado fresco, que requiere mayor preparación. A este elemento de cambio de hábitos se suma el hecho de que las nuevas generaciones simplemente desconocen cómo elaborar platos con pescado fresco. Mientras que el 75% de los mayores de 50 años consume pescado al menos una vez por semana, en los jóvenes la cifra cae al 37%. 

Una industria clave amenazada por Trump

Pese a la caída del consumo interno, el sector pesquero español sigue siendo uno de los más potentes de Europa. España cuenta con una de las principales flotas de la Unión Europea, con 8.549 buques y 30.500 empleos directos, a los que se suman 10.000 puestos generados por la acuicultura. 

La industria transformadora y conservera, por su parte, mantiene una evolución estable, con una producción de 970.402 toneladas en 2023 y un valor de 6.916 millones de euros. El atún sigue siendo el motor del sector conservero, representando casi el 74% de la producción y el 56% del valor total.

Una gran amenaza del sector son los aranceles de Estados Unidos, principal importador mundial de productos pesqueros. Su presidente, Donald Trump,  ha impuesto recientemente un arancel adicional del 20% a las importaciones procedentes de la Unión Europea, lo que afecta directamente a las exportaciones españolas pesqueras, especialmente de pulpo, atún rojo y mariscos. Esta medida proteccionista podría suponer un golpe de hasta 75 millones de euros para el sector en zonas como la provincia de Vigo.