El objetivo no es sencillo. Rusia es un proveedor clave para toda Europa y los contratos a largo plazo para comprar su gas siguen en muchos casos en vigor. Tras la invasión de Ucrania por parte de las tropas rusas, la Unión Europea se fijó como objetivo sancionar a Putin y hacerlo a partir del freno a la compra de su gas. La convirtió en una prioridad. El reto es lograr que para 2027 no entre gas ruso a la UE.

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Pero para ello habrá que dotar de seguridad a las empresas gasistas comunitarias. Respaldo jurídico y alternativas. Ayer los responsables energéticos de la UE avanzaron que habrá garantías jurídicas para las compañías que quieran dar el paso. Pero también que la UE no compensará los perjuicios económicos que romper con Rusia les podría acarrear.

Por el momento los servicios jurídicos de la Comisión ya han encontrado la base sobre la que sustentan el respaldo legal para la ruptura de estos contratos: alegar causas de fuerza mayor por las sanciones aprobadas. Será hoy cuando Bruselas detalle el arsenal de medidas legales que las empresas podrán emplear para romper los contratos de gas en curso.

"Lo pagaremos igual"

En el caso de España, una de sus principales compañías gasistas, Naturgy, tiene el 16% de su aprovisionamiento global procede de Rusia. Precisamente su presidente, Fernando Reynés, aseguró ayer que este tipo de contratos “son take or pay”, por lo que “nos llevemos o no nos llevemos el gas, lo pagaremos igual”. Reynés cuestionó la eficacia de estas políticas que ahora impulsa la UE. Reconoció que es “muy loable buscar soluciones para evitar que Rusia obtenga dinero”, pero que la consecuencia de romper esos contratos será que “como vamos a tener que pagar igual, Rusia quizás pueda tener el doble de dinero".

Naturgy cuenta con varios contratos a largo plazo con Rusia, como otras muchas compañías europeas. El temor en estos casos es que dar ese paso puede conllevar el pago de multas millonarias por rupturas contractuales unilaterales. El comisario europeo de Energía y Vivienda, Dan Jorgensen reconoció ayer que muchos Estados miembros ya han acabado con las importaciones de energía procedentes de Rusia pero otros aún “deben dar los últimos pasos”: “Pensamos que todo esto se puede hacer sin que se vean afectados los precios de forma significativa”, señalo. Un impacto que en cambio desde la española Naturgy vienen reiterando sus temores a que esta situación pudiera tener una incidencia directa en el precio del gas.

Tanto en la UE como en España la procedencia del gas ruso es aún hoy muy relevante. En el caso del conjunto de los 27, sólo entre febrero de 2024 y febrero de este año, la UE pagó 21.900 millones de euros a Rusia por la compra de petróleo y gas. Sólo en España, el año pasado se importaron de Rusia 72.300 Gwh de gas, una cantidad muy similar a la del año anterior y prácticamente el doble que los 36.197 Gwh de 2021.

'Buques fantasmas'

Hasta ahora Rusia ha logrado sortear las sanciones y las prohibiciones de importar gas a Europa empleando ‘buques fantasma’ en los que ocultaba la procedencia o recurriendo a terceros países a los que enviaba el gas, para desde allí, una vez manipulado su origen real, volverlo a enviar a algún país comunitario.

Países como España, Francia y Bélgica concentran el 87% del gas ruso que se compra a Putin en la UE. Sólo en nuestro país el año pasado atracaron 211 buques metaneros. Según datos de CREA el año pasado España adquirió gas ruso por un importe total de 2.005 millones de euros. Supone prácticamente la mitad que los 4.077 millones que se adquirieron en 2022.

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