El apagón fue un duro revés. En apenas dos meses, sus consecuencias ya se han traducido en planes de mejora, de prevención y en un proyecto de actualización de la red. A los informes sobre las causas que lo provocaron le seguirán los litigios por las responsabilidades a asumir entre los diferentes agentes. Pero por el camino, la energía debe seguir generándose, transportándose y distribuyéndose por la red. Y por el momento lo ha hecho de modo más caro, menos rentable y con una demanda disparada.
Los últimos datos de Red Eléctrica reflejan que en el pasado mes de junio la demanda de energía en nuestro país aumentó. Lo hizo un 5,1% respecto al mes de junio del año pasado, una vez descontados los efectos de la laboriosidad y temperatura. Teniendo en cuenta únicamente la demanda bruta, los 21.705 GWh que se demandaron supusieron un 10,5% más que hace un año. En realidad es una tendencia que se viene produciendo incluso antes de que el 28 de abril pasado se produjera el colapso de la red. Desde enero de este año, durante los seis primeros meses la demanda de energía aumentó un 2,5%. Más demanda que en muchos casos puede estar condicionada también por factores como la meteorología o la actividad económica.
Lo que sí se ha constatado es que la energía ha sido significativamente más cara en estas últimas semanas. Tras el apagón, la OCU ha concluido que el precio de la factura de la luz se ha disparado un 12%. En junio el precio por MWh alcanzó los 72,6 euros. Si se compara con el coste que tenía en el mismo mes del año pasado supone casi tres veces más. En junio de 2024 el coste fue de 19,1 euros por MWh.
La factura media -tarifa regulada- en un hogar con un consumo estándar ha pasado de los 60,4 euros a los 67,4 euros, según datos publicados por la OCU. Ese incremento en la factura se debe en parte a una mayor demanda de energía provocada por las altas temperaturas en junio y a que en la energía generada el peso de las renovables fue algo menor.
La fotovoltaica, en cifras récord
La mayor demanda coincidió también con un peso récord de la energía solar fotovoltaica en la generación energética. En junio pasado las energías renovables alcanzaron un peso en el ‘mix energético’ del 54%. De nuevo la energía procedente de las plantas solares fotovoltaicas fue la que lideró la generación eléctrica limpia. Supusieron más de una cuarta parte del total, un 26%. Incluso llegó a alcanzar una cifra récord sólo ocho días después del apagón, el 6 de junio. Esa jornada el 30% del total de la energía fue fotovoltaica. El mes pasado en segundo lugar se situó el ciclo combinado, con un 19,7% y por encima de la energía nuclear, que representó el 17,8% de la energía generada en el país.
En términos anuales, en los seis primeros meses de este año en España la solar fotovoltaica ha jugado un papel más moderado, con un peso en el ‘mix’ de energía de 17,6%, casi diez puntos menos que en junio. En segundo lugar, desde enero se ha mantenido la energía nuclear, con un 18,7% y tras ella los ciclos combinados de gas con un 14,4%.
La demanda ha crecido, el coste de la factura también y en cambio la rentabilidad por producir energía se ha visto limitada en estas semanas posteriores al ‘cero energético’. Datos de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) reflejan que el sector eléctrico registró en abril un coste mayor de producción de energía al de los ingresos que obtuvieron por ello. Esa desviación se estimó en 671 millones de euros. El coste por producción en abril alcanzó los 4.671,4 millones de euros y según los datos aportados por la CNMC los ingresos apenas alcanzaron los 4.000 millones de euros.
Este desfase corresponde a la llamada cuarta liquidación de 2025, en el que se constatan estos desajustes temporales en el mercado. En lo relativo a la liquidación de las energías renovables, la cogeneración y la gestión de residuos, el montante alcanza los 1.497 millones de euros durante el periodo 1 de enero a 30 de abril. La inmensa mayoría, 1.480 millones se pagan con cargo al sector eléctrico y los 16,7 restantes a cargo de los presupuestos generales del Estado.
Estaciones de servicio renovables
Por otro lado, el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico anunció ayer que ha abierto a audiencia pública la propuesta de Real Decreto de fomento de combustibles renovables, que establece obligaciones de penetración de renovables en el mercado para los suministradores de combustibles en el transporte. Esta norma transpone una directiva europea que permite asegurar el cumplimiento del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC 2023-2030), que prevé un 16,3% de reducción de emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) en 2030.
Para cumplir con el objetivo del PNIEC, se focalizará en el uso de renovables autóctonas, se priorizará la electrificación -con un nuevo sistema de incentivos, denominado e-credits- y los combustibles con menor impacto, como los procedentes del tratamiento de residuos o de origen no biológico (Rfnbo). Alcanzar las metas proporcionará un ahorro progresivo en importaciones de combustibles fósiles que alcanza los 3.000 millones de euros anuales al final de la década, un 10% del actual déficit energético de la balanza comercial española, de 30.442 millones en 2024.
Además del impacto económico, las medidas también contribuirán a reforzar la autonomía estratégica de España. Se estima una reducción de las importaciones energéticas equivalente al 2,5% del consumo de energía primaria en 2030, y hasta un 10% en el sector del transporte.
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