Hace unos días saltó la noticia de que España se había quedado fuera de la carrera por ganar un contrato de más de 43.000 millones para construir hasta doce submarinos para Canadá. El Gobierno americano descartó adquirir el S-80 de Navantia, y decidirá ahora si se decanta por la empresa alemana Thyssen Krupp Marine Systems (TKMS) o la coreana Hanwha Ocean Co. (Hanwha).
A principios de año, Navantia también se cayó de un contrato de 4.500 millones para vender sus submarinos a la India, que prefirió también la oferta de Alemania. De momento, al astillero español le queda abierta la posibilidad de vender los S-80 a Polonia, aunque todo indica que no parten entre los favoritos. La gran pregunta es, por tanto, qué mercado tienen los S-80, uno de los programas estrellas de Navantia (ha costado entre 3.500 y 4.000 millones de euros para desarrollar cuatro unidades) pero que también ha sufrido múltiples retrasos con el paso de los años.
Las diversas fuentes consultadas coinciden en señalar que el S-80 "prácticamente no tenía ninguna posibilidad" de ganar esos contratos. La razón principal, argumentan, es que los submarinos se encuentran todavía en fase de construcción y desarrollo, mientras que sus competidores ya tienen productos consolidados y probados, que han demostrado su fiabilidad en entornos reales. Y si algo quieren los clientes es minimizar riesgos.
"El S-80 no tiene instalado el AIP, el sistema que permite generar energía eléctrica para poder operar durante más tiempo sumergido. Y eso es lo mínimo que se exige a un submarino moderno", relatan las fuentes, que detallan que el AIP de los submarinos alemanes almacena por separado hidrógeno y oxígeno, algo que supone algunos riesgos. "En teoría, el sistema del submarino español pretende extraer hidrógeno del bioetanol, algo que sería más seguro. Pero no está instalado", añaden.
Dentro de la clase S-80, la primera unidad (el S-81) fue entregada a la Armada en 2023. La segunda, el S-82, está previsto que comience a operar en 2026. Y la tercera, el S-83 (que es la que debería incorporar ya el AIP), está ahora mismo en periodo de construcción, con una entrega prevista para 2028.
Otras voces próximas al sector militar, sin embargo, hablan también de que Navantia está lastrada por "razones políticas" a la hora de pelear por estos contratos, asegurando que España "está perdiendo prestigio en Europa y al otro lado del Atlántico". En esa línea, apuntan que la influencia de los Gobiernos suele ser clave en este tipo de decisiones, y se muestran decepcionados con el papel de Moncloa.
"Muchos países, cuando quieren ganar contratos como los que pretende Navantia, envían a sus presidentes a presionar. Lo vemos en Francia con Macron y en Italia con Meloni. Aquí no se mueve nadie, todo lo hacen los militares", señalan. Cabe recordar que, en el caso de Canadá, fue Carlos Cuerpo, ministro de Economía, quien viajó al país para reunirse con su líder.
El posible mercado del S-80
En lo que se dividen las fuentes es en el mercado que podría tener el submarino una vez esté plenamente operativo. Algunas consideran que el producto es realmente bueno, y si la AIP funciona como debe se muestran convencidas de que será competitivo. Aunque deslizan que hay otros factores importantes, como el precio, las compensaciones industriales o las presiones políticas, que ayudan a decidir en los contratos que están muy igualados.
Con todo, también sugieren que los retrasos del S-80 han provocado que ya se hayan perdido muchas oportunidades, y probablemente hagan que cuando se ponga en el mercado "no sea el único candidato posible". "Buena parte de los programas en los que podía haber participado ya se han adjudicado", deslizan.
Otras voces más pesimistas insisten más en este aspecto, afirmando que cualquier sistema de armas "tiene una ventana de oportunidad" cuando sale a la venta, que es el periodo en el que, si el producto es bueno, pueden venderse hasta que salen otros nuevos y probablemente mejores.
"Pero la ventana se acaba. Y la que tenía el S-80 se está cerrando cuando aún ni siquiera está acabado", resaltan. "Además, técnicamente no es que sea excepcionalmente bueno a pesar de los esfuerzos, porque se ha seguido la línea de otros fabricantes", comentan.
Los más optimistas, en cambio, hablan de que el S-80 es una "maravilla" a nivel técnico, y sí visualizan que tendrá mercado si hay "apoyo político". "Navantia tiene mucho prestigio en la industria naval, y España se ve como un país fiable, aunque siempre es complicado vender productos nuevos", subrayan, a la par que recuerdan que el submarino es de diseño 100% nacional y que tendrá una prestación "casi nuclear" con la AIP. "Se ha apostado muy fuerte para que España sea de los pocos países del mundo con capacidad de fabricar submarinos. Y, política aparte, estamos convencidos de que nos convertiremos en una potencia en este sector", zanjan.
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