Europa está buscando desarrollar un caza de sexta generación, pero está dividida. De un lado, ya hemos visto como el Futuro Sistema Aéreo de Combate (FCAS), el programa en el que participa España junto a Francia y Alemania, está atravesando una grave crisis que podría llegar a poner en riesgo el proyecto. De otro lado, las últimas noticias que llegan de su principal competidor, el Programa Global de Combate Aéreo (GCAP), conformado por Reino Unido, Japón e Italia, parecen darle cierta ventaja.
Hace unos días se anunció que Tokio, París y Roma han conformado un nuevo consorcio, que se ocupará de desarrollar los sistemas de sensores y comunicaciones del GCAP. Un paso adelante para un programa que, no obstante, también parecía estar atravesando un momento complicado.
A finales de mayo Reuters publicó que Japón tiene "crecientes dudas" sobre que los cazas cumplan con el objetivo marcado de entrar en servicio en 2035. Algunas fuentes, de hecho, deslizaban que el despliegue de las aeronaves podría retrasarse más allá de 2040, algo que estaría haciendo que el país nipón se replanteara incluso adquirir nuevos aviones furtivos F-35 estadounidenses o actualizar algunos viejos.
El Ministerio de Defensa japonés, sin embargo, sigue defendiendo oficialmente que los plazos no han cambiado, lo que significaría que el primer vuelo del prototipo del GCAP debería producirse en el año 2027. España, por tanto, estará mirando de reojo a su 'programa gemelo', en un escenario en el que la carrera por desarrollar el caza del futuro se ha convertido en un pulso estratégico global.
Los proyectos hermanos
Los dos proyectos buscan desarrollar lo que llaman un "sistema de sistemas", que en la práctica significa un ecosistema aéreo que tendrá como punto central a los cazas furtivos de sexta generación. El FCAS está liderado por tres compañías: la francesa Dassault Aviation, la alemana Airbus Defence and Space y la española Indra. Lo mismo sucede con el GCAP, que está capitaneado por la británica BAE Systems, la italiana Leonardo y la japonesa Mitsubishi Heavy Industries.
En cuanto a las especificaciones del caza del GCAP, hay poca información, aunque diversas fuentes oficiales han ido dando píldoras de información. Según han informado, está concebido para poder transportar el doble de carga útil que un F-35, y tendrá capacidad para cruzar el Atlántico sin repostar. Además, incorporará un radar, desarrollado por Leonardo, capaz de recopilar y procesar cantidades "sin precedentes" de datos en el campo de batalla, equivalentes al tráfico de Internet de una gran ciudad como Edimburgo cada segundo.
Contará con un sistema de armas inteligente, una cabina interactiva y una mayor envergadura y mejor aerodinámica que sus predecesores. Todo con la idea de que en 2035 puedan sustituirse los actuales Eurofighter Typhoon del Reino Unido e Italia, y los Mitsubishi F-2 de Japón.
El FCAS, por su parte, parece ir por detrás actualmente, al menos en cuanto a los plazos, y atraviesa un momento crítico por las presiones de Francia de ganar peso dentro del proyecto. En concreto, el país galo pretende encargarse del 80% del programa del nuevo caza, en detrimento de Alemania y España, y ha amenazado incluso con abandonar el consorcio e ir por libre si no lo consiguen.
La situación pone en riesgo la apuesta de España, que comprometió 2.500 millones en el FCAS como primer paso. Fuentes del sector ya admitieron a este periódico su preocupación por este tema, que está por ver cómo acaba resolviéndose. Alemania, que culpa directamente a Francia del bloqueo, ha propuesto una reunión a tres bandas en octubre, asegurando que Europa "necesita este proyecto" y que deben dejar de lado los "intereses nacionales".
Las presiones francesas ya han hecho que el programa se retrase en el pasado. Pero las estimaciones es que los cazas del FCAS puedan sustituir a los Rafale de Francia y los Typhoon de Alemania y de España, con los primeros vuelos previstos para 2028 o 2029 y la entrada en servicio a partir del 2040.
¿Una gran alianza?
En los últimos años se ha especulado mucho sobre la entrada de nuevos socios en ambos programas. En el caso del GCAP, diversos medios publicaron que Japón se opuso a que Arabia Saudí formara parte del proyecto. El FCAS, a través de la ministra de defensa española, Margarita Robles, sí se abrió públicamente a otros Gobiernos. Y aunque Robles llegó a decir que había varios interesados en incorporarse, y Bélgica pareció estar cerca de hacerlo, no se ha terminado de concretar.
En ese contexto, Airbus, a través de su CEO Guillaume Faury, ha reiterado una y otra vez su voluntad de que el FCAS y el GCAP se fusionen para que Europa pueda desarrollar "un programa más amplio" en el que todos los países puedan colaborar. Una iniciativa que algunos expertos han apoyado, aunque de momento los dos programas siguen compitiendo mano a mano.
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