En el momento de escribir estas líneas el carguero ruso Lauga navega frente a la costa del municipio portugués de Fuseta después de cruzar el estrecho de Gibraltar. Sin embargo, en los últimos días muchos ojos han estado puestos en este buque, tanto por las sospechas sobre su pasado como por el comportamiento que ha tenido en aguas españolas, que coincide con el peligroso juego que Vladimir Putin está librando con la OTAN.
Primero, los hechos. El Lauga, de 93 metros de eslora, partió del puerto de Estambul el pasado 14 de septiembre con destino a San Petersburgo, donde estaba previsto que arribara el próximo 15 de octubre, según datos del localizador Vesselfinder. En ese camino, fue el pasado jueves cuando llamó la atención de los expertos. Rafael Muñoz Abad, Doctor en marina civil y codirector del Máster Internacional en Protección y Seguridad Marítima de CISDE, monitoreó sus movimientos.
"Rusia usa sus buques civiles como unidades de inteligencia naval para recabar información", arranca diciendo Muñoz, que relata que en la tarde del pasado viernes 26 de septiembre a las 14:45 hora GMT, "aparentemente" el barco debió quedarse sin máquina y penetró dentro de las 12 millas jurisdiccionales españolas en aguas cercanas a Marbella.
"Resalto el término aparentemente, pues derivó durante cinco horas en aguas españolas, sin permiso, para abandonarlas y continuar navegando en aguas internacionales, describiendo patrones de navegación anormales. Todo esto sin presencia de la Armada española para saber que le ocurría al buque", indica Muñoz.
Los radares en tiempo real captaron como el avión Boeing P-8A Poseidon de la Armada de Estados Unidos fue el primero en sobrevolar la zona donde se hallaba el buque durante horas. "Hasta el día siguiente no se movilizó un C235 D4 VIGMA del Ejército del Aire español, procedente de Palma de Mallorca, que presuntamente también lo sobrevoló", detalla Muñoz.
Llegado este punto, conviene echar un vistazo a lo que se conoce sobre el barco. Este domingo el diario italiano La Repubblica recordaba que el pasado mayo la policía alemana vio varios drones despegar de su popa y maniobrar en la oscuridad cerca de la isla de Borkum. A pesar de ello, no pudieron filmarlos, y la inspección que se llevó a cabo días después no encontró evidencia alguna, aunque el barco permaneció "bajo vigilancia", según informó el portal de investigación Follow the Money.
El medio italiano aseguraba que "todas las armadas de la OTAN" lo han estado monitoreando, temiendo que pudiera estar espiando cables submarinos mediante submarinos teledirigidos. Y recordaba que en el pasado el Lauga había transportado equipo para los mercenarios de Wagner y para sus sustitutos, el Africa Corps, una fuerza directamente dependiente del Kremlin que reemplazó a los soldados privados de Yevgeny Prigozhin.
Con todo, no es un caso aislado. Muñoz recuerda antecedentes parecidos de "mercantes" rusos relacionados con la inteligencia naval y los fletes de equipo militar, que transitaron las aguas del estrecho de Gibraltar rumbo a Siria, o Libia. En esa línea, enumera el Sparta IV, el buque espía Yantar, o el célebre M7V Ursa Major, que se hundió en aguas cercanas a España con equipo pesado a bordo, "todo en medio de un secretismo informativo".
"Estos buques 'civiles', que posiblemente compartan tripulación no civil, suelen navegar bajo escolta de unidades de la armada rusa, incluso algún submarino puede formar parte de sus destacamentos. Como ya comenté, forma parte de la estrategia marítima rusa para tener una presencia naval en la mar, y hasta hace poco, para abastecer su enclave sirio de Tartus, además de hacer trasvase de unidades entre los puertos rusos del mar Negro y el Báltico–Ártico, lo cual les lleva a transitar en aguas de interés nacional. Existe una nebulosa de información en torno al equipo de guerra electrónica que estos buques pudieran portar", añade el experto.
Las hipótesis del comportamiento del Lauga
Este periódico ha consultado a las fuentes oficiales españolas para tratar de saber qué hubo detrás del comportamiento del buque ruso, de momento sin respuesta. Y es precisamente esa falta de explicaciones oficiales lo que ha hecho que se disparen las distintas hipótesis.
Muñoz, por ejemplo, habla de posibles problemas por condiciones meteorológicas o una avería menor, aunque se muestra convencido de que "ninguna razón justifica la violación de la soberanía española". En esa línea, recuerda también que el buque ruso estaba acompañado por el remolcador, igualmente de pabellón ruso, RN Neptune, y por su proa navegaba el petrolero Brastk, de 275 metros de eslora y perteneciente a la llamada 'flota fantasma' rusa. "Una intensa presencia de buques rusos en aguas de interés nacional", resume el experto.
Muñoz considera que el hecho de que un buque ruso haya "violado" la soberanía española, y aparentemente no haya habido una "respuesta institucional" -y si la hubo, apostilla, se tardó 12 horas en tenerla-, es un episodio "bastante grave", que envía un mensaje de falta de control efectivo de tus espacios marítimos. "Las fronteras marítimas son la cara oculta del control. Se es muy efectivo con el control aéreo, no tanto con el marítimo, y las consecuencias podrían ser graves. A estos buques se les debe hacer un seguimiento físico en forma de escolta, como suele hacer la Royal Navy en el Canal de la Mancha, o la Marine francesa, por no citar a estados como Dinamarca, no menos expuestos que España a la amenaza de la flota fantasma. Basta con recordar los incidentes del Mar báltico saboteando cables submarinos. Es la denominada neo guerra fría en la zona gris".
Algunas de las fuentes expertas en el ámbito militares, sin embargo, defienden que los movimientos sospechosos de cualquier buque están muy bien monitoreados por la OTAN, que intercambia mucha información reservada sobre este tema. "De lo que nos enteramos solo son rumores, con más o menos fundamento", arguyen. "La actividad de los buques mercantes está muy bien vigilada, empezando por la famosa flota fantasma rusa. Los barcos están obligados a responder e identificarse, así que no es fácil que se puedan salir con la suya", añaden. Con todo, admiten que "no es habitual, aunque puede ocurrir", la presencia de aviones norteamericanos patrullando. "En el pasado, con la amenaza submarina, sí era más normal", comentan.
Otras fuentes opinan que, con la información actual, solo podríamos catalogar el incidente como una especie de "infracción del tráfico marino". "Ha sido un episodio raro, aunque en el mar hay de todo, pero habría que clarificar qué ha pasado exactamente, porque quizás apagaron el motor simplemente para esperar órdenes y la deriva los llevó a aguas españolas. Pensar más allá de eso solo podría tener sentido dado el pasado que tiene el barco, que tampoco está confirmado. Pero si fuera así, es verdad que sería mucha casualidad que un buque así actuara de esa manera", ilustran.
Haciendo un análisis más general, otras voces sostienen que aunque se está produciendo una "escalada" de tensión en los últimos años, España debe ser cauta en un contexto como el actual para no verse inmiscuida en una guerra "sin comerlo ni beberlo". "Tendríamos muy poco que ganar y mucho que perder. Ucrania deseaba, y ahora también necesita, involucrar a Europa en la guerra o finalizarla ya, porque su situación en el campo de batalla es desesperada. Pero la situación del Báltico o de Polonia no se parece en nada a la que tenemos aquí. Debemos ser sensatos si no queremos una guerra nuclear o mundial", apuntan.
En la red social X, diversos usuarios han especulado con la posibilidad de que el comportamiento del Lauga estuviera relacionado con los problemas que atraviesa el submarino ruso Novorossiysk, que ha sufrido una fuga de combustible grave cerca del Estrecho que le ha puesto incluso en riesgo de explosión.
La pérdida de capacidades de patrulla marítima de España
El incidente ha pillado a España en medio de un proceso de renovación. Durante 50 años el Ejército del Aire utilizó los aviones P-3 Orión para realizar labores de patrulla marítima, hasta que en el año 2022 el último de ellos fue retirado del servicio sin tener aún sustituto. Un año después, en 2023, el Ministerio de Defensa anunció la adquisición de 16 aviones Airbus C295 en configuración de patrulla marítima (MPA) y de vigilancia marítima (MSA/VIGMA), por un valor de 1.695 millones de euros. Se esperan que entren en servicio en 2027.
Hasta entonces, las fuentes coinciden en señalar que España ha perdido capacidades de patrulla marítima, a pesar de que se siguen utilizando, además de buques y helicópteros, las aeronaves D-4 VIGMA del Ejército del Aire. "Los aviones que quedan ahora están más pensados para ser guardacostas. Los que teníamos antes eran de Marina de Guerra, y de largo alcance. No tienen nada que ver", apunta una fuente. "Las capacidades antisubmarinas, a día de hoy, las podemos dar prácticamente por perdidas", remata otra.
"Todo esto escenifica el grado de indolencia para con el control y monitorización efectiva de los espacios marítimos, algo inconcebible para el país con más litoral de Europa, con una Zona Económica Exclusiva en Canarias de más de un millón de kilómetros cuadrados, y siendo testigo de un intenso tráfico marítimo en los corredores de Finisterre-Estrecho-Canarias. Todo ello, en un escenario de tensión marítima que no ha hecho sino crecer. La labor de patrulla marítima de largo alcance, con capacidad antisubmarina, la tiene que hacer la Armada estadounidense, pues España no tiene medios. Aunque no sabemos si el despliegue del P-8 Poseidon tuvo que ver con la intensa presencia naval rusa del pasado fin de semana, o con otra misión relacionada", valora Muñoz.
Para el experto, aunque España hace una excelente labor de monitorización del tráfico marítimo, el problema reside en que no se tiene una presencia física en la mar, más respecto a este tipo de tránsitos "potencialmente peligrosos", que demandan de un acto de presencia que envíe un mensaje de que, en efecto, te preocupas por tus aguas. En ese sentido, ve recomendable la creación de un cuerpo unificado y operativo de guardacostas que tenga una presencia continua en las zonas más delicadas, caso del Estrecho de Gibraltar, Finisterre, y aguas circundantes a Canarias.
"Parece razonable tener patrulleros de altura de la clase BAM (Buque de Acción Marítima) desplegados en zonas estratégicas, de manera regular, o anticipándose a este tipo de tránsito como el anteriormente descrito. La situación parece más preocupante en Canarias, donde la presencia de unidades de la Armada al sur de las islas, salvo ejercicio, no es regular, cuando posiblemente sea la frontera sur más porosa de España, también de la OTAN, sujeta a un intenso tráfico marítimo y las derrotas del petróleo ruso en buques tanque, que en no pocas ocasiones presentan serias deficiencias técnicas. No sé si esta falta de presencia institucional obedece a motivos presupuestarios, o políticos para no levantar asperezas con Marruecos", zanja Muñoz.
Lo más visto
Comentarios
Normas ›Para comentar necesitas registrarte a El Independiente. El registro es gratuito y te permitirá comentar en los artículos de El Independiente y recibir por email el boletin diario con las noticias más detacadas.
Regístrate para comentar Ya me he registrado