Es una suerte de palo y zanahoria. Buscar su apoyo para a evitar volver a caer pero culparles de haberlo hecho seis meses atrás. Red Eléctrica, el operador de la red, está combinando su defensa de lo sucedido el pasado 28 de abril, cuando España se fue a negro, con intentar poner los cimientos de una infraestructura que esté mucho más protegida ante posibles nuevas alteraciones de tensión que precipiten otro ‘cero energético’. El operador del sistema necesita a las centrales renovables que gestionan las grandes compañías energéticas, pero al mismo tiempo reitera a cada ocasión que se le brinda en culparlas de ser las responsables en algunas de sus plantas por haber actuado con “respuestas lentas o insuficientes” que terminaron por desencadenar el apagón.
El operador que preside Beatriz Corredor ha aprovechado la presentación de sus cuentas hasta septiembre para reafirmarse en que actuó correctamente. Defiende que la programación de red que se hizo fue la adecuada y que si se produjeron alteraciones en la tensión fue por otras razones, como el desacople de determinadas plantas renovables de la red cuando se iniciaron las primeras oscilaciones.
Tan sólo su informe sobre lo ocurrido llega a la conclusión de que la programación no tuvo nada que ver. No así los informes elaborados por el Gobierno y los gestores europeos, que reparten culpas entre el operador y las eléctricas. Red Eléctrica insiste medio año después en que aquel lunes en el que España se quedó sin luz ni energía “no hubo falta de capacidad programada en el sistema”. También que la causa estuvo en que los generadores de la energía no activaron esa capacidad para absorber las oscilaciones de tensión “en el momento en el que el sistema lo requería”. Y añade que de haberlo hecho se hubiera reducido “la dinámica de la variación de tensión que se produjo”.
'Vigías' de la tensión
Una reiteración que viene soliviantando desde hace semanas a las eléctricas a las que ahora la propia Red Eléctrica quiere recurrir para que se sumen al control de la tensión. En septiembre pasado nuevos episodios de oscilaciones “bruscas” de tensión hicieron saltar las alarmas ante el riesgo de un nuevo apagón. Tanto que el operador ha puesto en marcha medida de refuerzo.
Entre ellas, en junio pasado se aprobó el llamado ‘procedimiento 7.4’ por el que las energías renovables se podrían sumar al control en tiempo real –dinámico- de la tensión en la red. De modo que al igual que ya hacen energías convencionales como los ciclos combinados de gas, las hidráulicas o las nucleares, pudieran intervenir en casos de oscilaciones no deseadas en el sistema. De esta manera, la red de ‘vigías’ y agentes dispuestos a intervenir en el control de tensión sería mayor y mucho más distribuida a lo largo de la red nacional.
En la propia información en la que anunciaba que ya se habían habilitado las primeras 24 plantas renovables para poder ejercer esta labor, Red Eléctrica lamentaba que aún son pocas las plantas renovables que han solicitado ser habilitadas para esta función. Entre los beneficios que Red Eléctrica reportará a quienes den el paso a ofrecer esta tarea de vigilancia en tiempo real –hasta ahora las renovables sólo la podían llevar a cabo en caso de ser programadas con antelación- está la obtención de prioridad de despacho y la posibilidad de reducir las rampas máximas de cambio de producción.
Energía más cara
El refuerzo y blindaje de la red ante nuevos episodios de sobretensión es una urgencia para Red Eléctrica. Desde el pasado 28 de abril se ha impuesto la necesidad de apuntalar una red necesitada de mejoras y que desde entonces opera en modo reforzado, es decir, con mayor peso de la energía convencional –ciclo combinado, hidráulica y nuclear- y menor de renovable. La condición de energía síncrona, más estable y constante y por ello con mayor capacidad para controlar y absorber oscilaciones de tensión, ha obligado a ello.
Sin embargo, el ‘modo reforzado’ es más caro. Energías como el gas o la nuclear son más costosas de generar que la eólica o solar, lo que está traduciéndose en un mayor coste. Las energéticas han estimado que este sistema ajustado ha tenido ya un sobrecoste de 731 millones desde abril. Un incremento que tendrán que trasladar a sus clientes. Iberdrola ya ha anunciado que en su caso los 180 millones añadidos de coste que ha tenido tendrán un impacto en las próximas facturas de sus abonados.
La relación entre Corredor y las eléctricas se ha ido complicando sobremanera en los últimos meses. El caso más claro es el de Iberdrola, compañía que incluso ha llevado a los tribunales a la presidenta de Red Eléctrica. Insinuar que el origen estuvo en una planta gestionada por Iberdrola ubicada en Badajoz, “se comportó de forma indebida”, aseguró en su comparecencia en el Senado. Fue la gota que colmó el vaso: “No vamos a permitir que se ponga en cuestión nuestra reputación”, ha insistido desde Iberdrola.
Sin miedo a reclamaciones
El pulso entre eléctricas y operador del sistema también se traduce en que las principales compañías ya han iniciado procesos para preparar posibles reclamaciones por los daños ocasionados por el apagón. Todas ellas culpan a Red Eléctrica e insisten que la mala planificación estuvo detrás de lo sucedido.
Por el momento, las presiones no han surtido efecto. La presidenta de Red Eléctrica ha optado por reforzar su versión de inocencia sobre lo ocurrido el día del apagón y escenificarlo asegurando que su convencimiento es tal que ni siquiera ha hecho provisiones para hacer frente a posibles indemnizaciones. En las últimas cuentas presentadas, hechas públicas este martes, Redeia insiste en que no proveerá recursos al no creerlo necesario. Confía en la inocencia de su proceder y en sus servicios jurídicos que aseguran que “no es probable” que el “incidente implique la salida de recursos del grupo en el futuro”. Pero sabe que la última palabra aún no es definitiva, que restan informes por aparecer, como el de la CNMC y el que elabora la Audiencia Nacional. Por eso deja la puerta a vierta a tener que revertir esa confianza y esa decisión.
Por el momento, la operadora ha visto cómo sus inversiones en lo que va de año se han tenido que disparar un 47%. La inmensa mayoría de sus inversiones, 834 de los 967 millones, los ha destinado a mejoras en la infraestructura de transporte de la electricidad. Hasta este mes de septiembre Red Eléctrica ha logrado 389 millones de beneficio neto, un 4,6% menos que en el mismo periodo del año pasado, pero suficiente para aprobar un dividendo de 0,20 euros por acción para sus accionistas que abonará en enero del próximo año.
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