Es el primer contribuyente a sus arcas públicas, la empresa con mayor impacto en el PIB vasco. A su presidente se le recibe con honores en los mayores eventos internacionales y su compañía se ha convertido en la segunda eléctrica en valor bursátil del mundo. Pero en su tierra aún no es profeta. No al menos en su implantación renovable. Iberdrola tiene su origen en Euskadi, su sede social en Bilbao y su presidente, Ignacio Sánchez Galán frecuenta la capital vizcaína para reunirse con el lehendakari. La última vez, este jueves y para anunciarle que la compañía incrementará un 50% sus inversiones en el País Vasco en los próximos tres años.
Pero la realidad de implantación en generación energética renovable de Iberdrola en Euskadi es mínima. Se resume en apenas 143 MW de potencia eólica instalada y cuatro pequeños parques operativos. Un dato basta para explicar la razón de esta paradoja. Hasta hace sólo unos días, hacía veinte años que en Euskadi no se autorizaba la construcción de un parque eólico. Ahora, Iberdrola iniciará la construcción de esta nueva planta en la localidad alavesa de Oion, el parque de Labraza. No será muy grande: 8 aerogeneradores de 5 MW. Se sumará a los que ya opera la compañía en Elgea (Alava), Urkilla (Gipuzkoa), Badaia (Alava) y Oiz (Bizkaia). Entre todos ellos suman cerca de 150 aerogeneradores.
El año pasado sólo se generaron 939 GWh de energía renovable en el País Vasco, de los que apenas el 4,6% fue energía eólica y otro 1,4% solar. En la industrializada Euskadi, el ciclo combinado de gas sigue estando detrás de la mayoría de la generación, el 53%.
El rechazo social que históricamente ha existido contra este tipo de instalaciones y el peso que los movimientos ecologistas han tenido en Euskadi es una de las principales causas que han impedido que la red de plantas de energías renovables se mayor en Euskadi. En 2006 se frenaron muchos de los proyectos y desde entonces gran parte de los intentos por implantar centros solares o eólicos se han topado con informes en contra por razones, fundamentalmente, medioambientales.
Cambio de percepción social
El Gobierno vasco ha intentado promover un mayor peso y generación de renovable en una economía eminentemente industrial y fósil. En muchos casos los informes negativos de ayuntamientos y diputaciones han impedido la instalación de parques eólicos y solares, que no siempre han sido bien recibidos por la sociedad vasca. El respeto medioambiental y la protección de especies en peligro de extinción han primado en muchos casos.
Pero algo parece que empieza a cambiar. En diciembre del año pasado el Gobierno vasco aprobó el primer borrador del Plan Territorial Sectorial de renovables –tras culminar un proceso de resolución de 4.372 alegaciones- y en el que ya se establecen 110 emplazamientos para posibles proyectos renovables: 53 para parques eólicos y 53 para solares.
En los últimos años las posiciones y rechazo se han ido modulando y algunas apuestas han podido ir superando la tramitación hasta ser aprobadas. Actualmente el País Vasco es la cuarta comunidad autónoma con menor potencia eólico instaladao, sólo por delante de las Islas Baleares, Cantabria y Extremadura. Según el último ‘Ecobarómetro’ que elabora el ejecutivo vasco, seis de cada diez vascos ya no pondría reparos para que se instalaran parques renovables en su entorno, si bien una mayoría de la población, el 80%, preferiría que fueran solares más que eólicos.
Dos décadas después
El consejero de Industria, Mikel Jauregi ha tomado el relevo de su predecesora, Arantza Tapia, en la cartera industrial y ha recordado que una economía como la vasca está muy lejos de ser energéticamente autosuficiente y más aún en energía renovable. Por eso apela a la necesidad de promover proyectos de generación limpia, “porque no podemos abastecer a nuestra industria sólo con placas solares en los tejados de nuestras casas, necesitamos proyectos de mayor dimensión”.
El parque eólico de Labranza de Iberdrola ha roto un parón de dos décadas y a él le seguirá otro proyecto en el que también participa Iberdrola junto con la Diputación de Alava, el Instituto Vasco de Energía (EVE) y Krean –asociados todos ellos en ‘Aixeindar’-. Se trata de ‘Ekienea’, un parque solar que se construirá en Armiñón, Alava, cuando culmine la tramitación que está ya en su última fase. Será el primer parque solar de Iberdrola en Euskadi y el más grande jamás construido en el País Vasco. Contará con 200 hectáreas, la mitad de ellas destinadas a la instalación de placas solares y el resto a la recuperación de la flora y fauna de la zona.
En agosto de este año se volvieron a rechazar varios proyectos. Uno de ellos lo había proyectado la compañía noruega Statkraft en Azpeitia y el Gobierno no avaló su impacto ambiental. Otro de ello, en este caso promovido por la compalía Side Recorvery System en El Haya (Bizkaia), también fue vetado por la diputación de Bizkaia.
"No nos podemos quedar atrás"
El CEO de Iberdrola Renovables Energía, Julio Castro considera que en Euskadi existe toda la capacidad para impulsar proyectos renovables y que en el caso de Iberdrola existe “toda la capacidad de inversión, experiencia y tecnología” para llevarlos adelante: “Euskadi tiene el potencial de producir toda la cadena de suministro industrial eólico, no nos podemos quedar atrás”, aseguró durante la presentación del nuevo parque de Labranza.
En realidad, Iberdrola tiene algo más que su sede social en Euskadi. Muchos de los proyectos que lleva a cabo cuentan con proveedores vascos. Proyectos que no tienen como destino final el País Vasco pero que sí benefician al tejido empresarial vasco. Sólo el año pasado la energética contribuyó con cerca de 800 millones a las arcas públicas. El 80% de esos impuestos se abonaron a la Hacienda vizcaína. Su impacto en el PIB, en forma de compras, salarios e inversiones, la compañía lo cuantifica en 3.500 millones de euros.
Entre las más de medio millar de empresas proveedoras vascas con las que trabaja figuran compañías importantes como Ingeteam, Ormazabal, Siemens-Gamesa o Arteche. De cara a los tres próximos años la compañía ya ha anunciado que realizar inversiones en Euskadi por valor de 1.300 millones de euros. Hasta 2028 la inversión se centrará en redes eléctricas con el objetivo de integrar la nueva demanda industrial y residencial.
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