En España cada año más de un millón de personas cambia o compra por primera vez un vehículo. Es una decisión que arrastra a toda una cadena industrial que se ha convertido cada vez más en un motor clave de nuestra economía. No en vano, la automoción representa ya el 10% del PIB y da de comer a cerca de dos millones de trabajadores. Esta semana el Gobierno ha presentado el ‘Plan Auto 2030’ con el que se ha propuesto impulsar y modernizar este sector puntero en España pero que corre el riesgo de quedarse rezagado en la carrera por la electrificación de la movilidad que libra el planeta y del que tira, como ningún otro, el gigante chino.

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La industria de la automoción ha convertido a España en la segunda potencia del sector a nivel europeo y en el noveno de todo el mundo, -cuando no el octavo muy cerca de Brasil- en fabricación de automóviles. Pero la fotografía de las grandes cifras arroja otra menos llamativa. Dicen que en ‘casa de herrero cuchillo de palo’ pues bien, en este caso, en uno de los países de referencia en la producción de vehículos, la venta y demanda de los mismos está lejos de estar a la altura: apenas uno de cada diez coches que sale de alguna de las factorías de nuestro país se vende en España, el 90% tienen tienen como destino la exportación.

Hasta nuevas marcas han elegido España instalar alguna de sus factorías. Ford en Valencia, Mercedes en Vitoria, Nissan en Santander y Avila o Iveco en Madrid y Valladolid son sólo algunas de ellas. Uno de los objetivos del ‘Plan Autor 2030’ es elevar la valoración del sector de los 85.000 millones de euros a 120.000 millones los próximos cinco años. A ello suma el reto de más que duplicar la producción actual.

El sector espera cerrar este año con una producción de 2,2 millones de vehículos, algo inferior que la del año pasado (2,37 millones) y aún más de los 2,45 millones de 2023. Ahora el objetivo que ha fijado el Gobierno en su acuerdo con el sector y el plan de ayudas anunciado es poder llegar a los 2,7 millones de vehículos producidos en el año 2030.

Precio y red de cargadores

Pero junto a la cantidad, está la modalidad. La tipología de vehículos que se fabriquen será determinante y la aspiración es a ir incrementando el peso de los modelos electrificados. Es ahí donde España aún debe dar pasos más ambiciosos, tanto las compañías fabricantes como la Administración en su acompañamiento en la generación de infraestructuras y marcos adecuados que disparen la demanda y compra de vehículos eléctricos. Por el momento, en 2026 entrará en vigor un nuevo plan de ayudas a la compra por un montante de 400 millones y que gestionará el Gobierno central.

El proceso de electrificación que se acelerará en los próximos años puede poner en riesgo el liderazgo de España en este sector si no se dan nuevos pasos en la innovación y desarrollo para ser capaces de producir vehículos competitivos en precio y calidad. Aumentar la red de puntos de recarga y su potencia es otro de los ejes clave de los próximos años.

Pero sin duda el gran reto pasa por abaratar el coste de estos modelos. Europa ya ha comenzado a demandarlo a los Estados miembros. Es aquí donde España está algo rezagada. La penetración del vehículo eléctrico en nuestro país apenas registra índices del 14,5%, muy lejos del 29% de la media europea y aún a más distancia del 100% de países como Noruega o el 69% de los Países Bajos.

Las fábricas instaladas en España, según datos de Anfac, la patronal del sector, apenas producen vehículos eléctricos. Hasta el mes pasado, el 19% de los vehículos que se fabricación en nuestro país eran electrificados, en alguna de sus modalidades. Pero la mayoría de las casi 222.000 unidades producidas tendrán como destino otro país, otros clientes. Fuentes de Anfac aseguran que “el precio y la red de cargadores” son, por ahora, los elementos que más están frenando la demanda de vehículos eléctricos en España.

Coches eléctricos por 20.000 euros

Precisamente el menor precio es lo que ha favorecido que la venta de coches eléctricos la absorban en gran medida los fabricantes chinos. En España se comercializan modelos de hasta seis marcas chinas: MG, BYD, Omoda, Ebro, Jaecoo y Leapmotor. El recelo inicial que estos fabricantes suscitaban entre los consumidores ha ido desapareciendo. Si en 2023 se comercializaron apenas 29.848 coches de marchas chinas, al cierre de este año se estima que la cifra rondará las 100.000 unidades.

El coste y las dudas que en algunos sectores aún genera la alternativa electrificada es la que también está limitando las ventas de estos vehículos. Dudas que, de algún modo, junto a las razones económicas, están frenando la necesaria renovación del parque móvil. La antigüedad media de los vehículos que circulan por nuestras carreteras es de 14,5 años.

La Comisión Europea ha instado al sector a seguir dando pasos para poder ofertar a los consumidores modelos electrificados en una horquilla de precios de entre 20.000 y 25.000 euros. Un objetivo al que ahora se quiere contribuir invirtiendo en innovación e investigación. En España se fabrica cerca de una treintena de modelos de vehículos electrificados. Pese a que está costando, las cifras van en aumento en los últimos años. Hasta el pasado mes de noviembre se habían matriculado 201.751 vehículos electrificados, lo que supone prácticamente duplicar la cantidad del año pasado. Este volumen de matrículas electrificadas representan el 19% del total de matriculaciones en los que vamos de año.

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