En mitad del nuevo acuerdo agrícola de la UE con Marruecos para sortear el revés judicial, España ha perdido el liderazgo histórico como proveedor de tomates en el mercado comunitario. Marruecos, impulsado por un marco comercial privilegiado a pesar incluso de la anulación del acuerdo por incluir el Sáhara y condiciones laborales y medioambientales muy alejadas de las exigidas a los productores europeos, se ha convertido en el principal proveedor de los Veintisiete. El cambio ha encendido las alarmas del sector agrícola español y ha reabierto el debate sobre la vigencia del acuerdo de asociación UE-Marruecos, cuya última modificación amenaza con profundizar aún más el desequilibrio.

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El diagnóstico lo ha expuesto José María Pozancos, consejero de la Federación Española de Asociaciones de Productores Exportadores de Frutas y Hortalizas (Fepex), durante una mesa redonda celebrada en el Parlamento Europeo organizada por Vox. Para las organizaciones agrarias españolas, el marco actual constituye un ejemplo paradigmático de “competencia desleal”, una expresión repetida insistentemente por el sector para describir la asimetría normativa que rige las relaciones con el país magrebí.

Un diferencial de costes insalvable

El terreno laboral es uno de los puntos más sensibles. Los productores españoles están obligados a afrontar salarios mínimos de 9,74 euros por hora, frente a los 0,98 euros en Marruecos. La disparidad no afecta solo a España: Italia paga 9,68 euros por hora trabajada y Polonia 7,43. Para las organizaciones agrarias, el marco actual empuja al sector comunitario a competir en franca inferioridad.

A ello se suman las brechas fitosanitarias y medioambientales. Marruecos continúa utilizando sustancias prohibidas en la UE, como el bromuro de metilo —vetado desde 2005 por su impacto en la capa de ozono—, lo que permite mantener altos rendimientos a costes reducidos. El resultado, según Fepex, ya se traduce en daños “graves y acumulativos” para el agricultor español.

La entrada en vigor del acuerdo en 2012 abrió una vía de expansión marroquí que, más de una década después, es incontestable: las importaciones comunitarias de frutas y hortalizas procedentes de Marruecos han aumentado un 71 por ciento, hasta alcanzar los 1,4 millones de toneladas.

El sorpasso marroquí en el tomate

Los datos recopilados por Hortoinfo, a partir de estadísticas de Eurostat e ICEX, confirman la magnitud del vuelco. En la campaña 2015/2016 España vendía en la UE 780,8 millones de kilos de tomate. Diez años después, en la temporada 2024/2025, la cifra había caído a 519,8 millones, un descenso del 33,4 por ciento.

Almería —el principal polo tomatero del país— ha retrocedido un 28,16 por ciento; Murcia un 29,5 por ciento; Granada casi un 50. Mientras tanto, Marruecos no ha dejado de avanzar: ha pasado de 406,3 millones de kilos a 574,5 millones, un aumento del 41,39 por ciento.

El sorpasso se produjo en dos fases. En 2018/2019 Marruecos superó por primera vez a Almería. En 2022/2023 hizo lo mismo con el total español. Y en la última campaña vuelve a consolidar su liderazgo.

La ampliación al Sáhara Occidental: el nuevo frente

La modificación del acuerdo de asociación, pactada por la Comisión Europea con Rabat en octubre y ya en vigor de forma provisional, suma un factor decisivo: permite que las producciones del Sáhara Occidental se beneficien de las preferencias arancelarias como si fueran marroquíes, sorteando la sentencia del Tribunal de Justicia de la UE que tumbó un año antes el acuerdo previo. La reforma reglamentaria aprobada en noviembre por la mínima en el Parlamento Europeo permitirá etiquetar estos productos con denominaciones regionales, sin referencia explícita al territorio, lo que —denuncia Fepex— induce a confusión en el consumidor europeo y supone el incumplimiento del fallo de la corte, que exigía introducir como origen el Sáhara Occidental, la ex colonia española ocupada militarmente por Marruecos desde 1975.

Para las organizaciones agrarias, la reforma ampliará aún más la superficie disponible para la horticultura marroquí y multiplicará la presión sobre los productores españoles. Un panorama que también pronostica el Frente Polisario, que prepara un recurso en los tribunales comunitarios. “El nuevo acuerdo es una violación flagrante, tanto en el procedimiento como en el fondo”, subraya en una entrevista reciente con El Independiente Oubbi Buchraya, asesor especial del secretario general del Frente Polisario. El dirigente alerta de que las inversiones anunciadas por Bruselas en agua, energía e irrigación en la zona ocupada permitirán a Marruecos ampliar masivamente los cultivos. “Si el volumen de exportación ya era elevado, ahora se multiplicará por diez o por veinte”, advierte.

Buchraya considera que los agricultores europeos son víctimas colaterales de una política que, acusa, “antepone los intereses de Marruecos a los de sus propios ciudadanos”. Las organizaciones agrarias españolas, encabezadas por Fepex, COAG y ASAJA, han intensificado su presión para evitar que el Parlamento Europeo ratifique el acuerdo. A su juicio, la incorporación del Sáhara al régimen arancelario profundiza las distorsiones de mercado. “La competencia desleal no afecta solo al tomate, sino al conjunto de frutas y hortalizas”, advirtió Pozancos en Bruselas.

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