Este miércoles una avería en la red de Cercanías de Madrid provocó retrasos en ocho líneas y dejó un estampa de caos absoluto en Atocha. Andenes abarrotados de gente, pasajeros increpando a los maquinistas y vagones atestados donde no cabía un alma y los viajeros se quejaban de "no poder respirar". Aunque la incidencia se subsanó a las pocas horas, el asunto estuvo coleando durante el resto de la jornada a través de las redes sociales, donde centenares de usuarios aprovecharon para expresar las quejas acumuladas por el funcionamiento del Cercanías madrileño.

Los viajeros centran su descontento en tres aspectos principales: retrasos constantes, frecuencia de trenes escasa y falta de información cuando se produce alguna incidencia. Una situación que, por lo que parece, se ha agravado en los últimos días después de que se hiciera efectivo el corte entre las estaciones de Chamartín y Nuevos Ministerios por el túnel de Sol, que comenzó el pasado 4 de febrero y se alargará hasta diciembre. "Estoy tardando 1 hora y media hasta mi trabajo en un recorrido que tendría que ser de 50 minutos. Necesito este servicio para moverme día a día y pago por ello, pero no puedo confiar en él como nos merecemos", asegura Andrea Gómez, usuaria habitual del servicio desde hace diez años.

"Desde el corte del pasado lunes, esto se ha acentuado hasta el extremo y no podemos estar así hasta diciembre", lamenta Gómez, que explica que para ella los peores días fueron el martes y el miércoles de esta misma semana: "Me ha parecido una auténtica vergüenza estar esperando más de 20 minutos a un tren con un montón de personas que no cabían en el propio andén ni en los vagones. He tenido que dejar pasar tres trenes porque directamente no entraba. La gente va enlatada". Cabe recordar que hasta esta misma semana la mascarilla era obligatoria en el transporte por precaución y la distancia de seguridad, aunque imposible de cumplir, era también recomendable.

Este periódico se ha intentado poner en contacto con el Ministerio de Transporte, responsable del Cercanías, para tratar de conseguir información sobre el número de incidencias acumuladas desde el comienzo de 2023, sin obtener respuesta. Pero día a día el perfil oficial de Twitter de Cercanías Madrid informa a los usuarios de todos los problemas que se producen en su red ferroviaria. Y haciendo una revisión manual, desde el 1 de enero de 2023 hasta el 8 de febrero a las 18:30 se pueden contabilizar unas 227 incidencias distintas, contando averías, retrasos, demoras y un largo etcétera. Aunque el conteo dista mucho de ser exacto (seguramente algunos incidentes se informarían por duplicado y otros no se hicieron públicos), sí que sirve para hacerse una idea general de la situación.

La mayoría de incidencias giran en torno a retrasos y demoras de los trenes, que en algunos casos son de apenas unos pocos minutos y en otros llegan a ser mucho más importantes. Lo cierto es que, a tenor de las alertas que dan por Twitter, la mayoría de las veces los problemas vienen ocasionados por contratiempos relacionados con los propios trenes, las estaciones o las infraestructuras ferroviarias, y sólo en un pequeño porcentaje tienen que ver con los usuarios (asistencias médicas, gente que salta a las vías, etc).

"Los trenes van excediendo siempre sus capacidades, llegando a puntos donde coger aire es casi imposible. Y a eso hay que sumar todos los retrasos y supuestas averías todos los días, que explican con la misma excusa siempre. De diez días que hace que hemos vuelto de vacaciones a la universidad he llegado a tiempo a clase dos veces, y ocho días me he perdido la primera hora", afirma Alejandro Rodilla, que utiliza el servicio para ir a universidad desde Aranjuez. Según explica, Atocha es el centro de todo ese caos: "La gente no tiene cuidado ni paciencia, todo el mundo empuja, te quita de en medio o te puede llegar a insultar, pudiendo llegar a haber enfrentamientos entre pasajeros sin que nadie diga nada. Yo mismo ya he vivido dos esta semana".

La línea C3, una de las más problemáticas

Un vistazo rápido por redes sociales basta para identificar las líneas que más quejas acumulan desde hace años. Una de ellas es la C3. Sergio García, usuario habitual, ponía ayer mismo un tweet en el que relataba que había estado esperando una hora y media en la estación de Pinto para ir a clase sin que pasara un solo tren. "Ha sido imposible. Como era de esperar, ya que venimos teniendo estos retrasos, incidencias y averías en esta línea desde que uso la red de Cercanías, hace al menos 2 años. Es un problema que conoce el Ministerio de Transporte de primera mano y que reconoce por la saturación que tienen nuestras vías con otros trenes de media y larga distancia además de mercancías. La solución existe pero nadie nos escucha y ningún político quiere invertir en duplicar las vías que ya existen para liberarlas de carga y aumentar la frecuencia". 

Según explica, a este problema se suma la obra que se está realizando en el túnel de Sol, que "no sólo provoca demoras interminables", sino que también les deja "incomunicados de manera directa con el eje norte, teniendo que hacer transbordo obligatorio". Por eso ayer mismo decidieron escribir de forma oficial a Renfe Viajeros para presentar una queja. "No se cumple con la demanda de los viajeros y los servicios son ineficientes, ya que cuando llegan los trenes con retraso se acumula la gente en los andenes, y tras esperar 40 minutos la cantidad de viajeros es el doble y la entrada al tren es imposible. Luego pasa el tren que viene detrás y ese circula vacío. Si la gestión del tráfico fuese al menos eficiente, pero ni si quiera eso", lamenta García.

Una de las preguntas más habituales por redes sociales, donde los insultos y descalificaciones ya se han convertido en habituales en la propia cuenta de Cercanías Madrid, es dónde y cómo se puede conseguir un justificante por retraso de los trenes para presentarlo en el trabajo o en clase. Pero según explica José Orozco, otro usuario de la C3, ni siquiera esto funciona del todo bien. "Es un pitorreo. Si un tren que tenía que pasar no pasa, y te toca pillar el siguiente, no te dan el papelito porque ‘técnicamente el tren en el que ibas no ha llegado tarde’, o como mucho te añaden el retraso en los minutos de retraso que llevaba ese. Y cuando te ponen el retraso de verdad, te ponen como máximo 10 minutos 'porque no puede poner más'", comenta indignado.